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En el manual de mentiras, tonterías e ignorancia de Milei podemos encontrar su definición de “explotación”

El presidente disertó ante empresarios en la 11° edición de Latam Economic Forum 2025, en Parque Norte, donde buscó reformular brutamente conceptos como trabajo, salario y explotación laboral.

Dijo: “Acabo de destruir la teoría de la explotación”, sostuvo que “los trabajadores no son pagados por su labor, sino que lo que hacen es comprar pesos a través de su trabajo”. Reproduciendo una “idea” que difunde el Mises Institute, (ni siquiera esta tontería es de su creación).

Explotación: Se produce cuando el trabajador vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario, y el capitalista se apropia de todo el valor nuevo que crea ese trabajo, una parte equivalente a la que paga por salario, y otra parte por la cual no paga nada, obteniendo así lo que llamamos plusvalía.

El trabajador no vende directamente su trabajo, vende su fuerza de trabajo, cediendo al capitalista el derecho a disponer de ella. Y ¿cuál es el valor de la fuerza de trabajo? Como toda otra mercancía está determinado por la cantidad de trabajo necesaria para su producción.

Para poder desarrollarse y sostenerse, un hombre tiene que consumir una determinada cantidad de artículos de primera necesidad. Pero el hombre, como la máquina, se desgasta y tiene que ser reemplazado por otro. Además de esos artículos de primera necesidad requeridos para su propio sustento, el hombre necesita otra cantidad para criar sus hijos, que lo reemplazarán a él en el mercado de trabajo y a perdurar a la raza obrera. Es necesario dedicar otra suma de valores al desarrollo de su fuerza de trabajo y a la adquisición de una cierta destreza. El valor de la fuerza de trabajo se determina por el valor de esos artículos de primera necesidad exigidos para producir, desarrollar, mantener y perpetuar la fuerza de trabajo. Esto es lo que cuesta la canasta familiar. Esto es lo mínimo que debe percibir como salario para cubrir sus necesidades vitales

Además, Milei volvió a poner en duda la necesidad del salario mínimo, al que calificó como una distorsión del mercado.

El capitalismo no tiene derecho a existir porque no garantiza para sus esclavos modernos un puesto de trabajo, y porque no puede garantizar un salario mínimo vital para los trabajadores por ocho horas de trabajo. Por el contrario, destruye sistemáticamente los puestos de trabajo que existen y hunde el poder adquisitivo, pagando salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Los trabajadores son obligados a vender su fuerza de trabajo por debajo de su valor.

Si un trabajador necesita tener dos o tres trabajos para poder alcanzar la canasta familiar, se está destruyendo como individuo además de ocupar puestos de trabajo que deberían ser ocupados por trabajadores desocupados.

La burguesía busca extraer a los trabajadores la mayor plusvalía que puede, el límite lo fija la lucha de clases.

Existe una falsa idea de que si los patrones pagaran lo que vale la fuerza de trabajo no habría explotación. Siempre que hay salario hay explotación, el capital siempre se apropia de una cantidad de trabajo no remunerada. Solo una parte de la jornada está destinada a remunerar la fuerza de trabajo.

Milei no se pregunta cuál es el origen de los pesos que posee el capitalista para “comprar” trabajo, ni tampoco sabe que los trabajadores adelantan su trabajo al capitalista que recién lo remunera cuando termina la quincena o el mes. Los empresarios aplauden sus tonterías sabiendo mejor que nadie cómo y cuánto explotan a sus trabajadores. Los periodistas infames que acompañan al Gobierno se ríen de la ocurrencia como si fuera una gracia porque probablemente no entienden de qué se trata o no quieren saberlo.

(Nota de MASAS n°480)