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Cierre de la fábrica TEXTILCOM

La empresa Textilcom cerró su planta en el sur de la Capital Federal; donde trabajaban más de 200 trabajadores. La empresa de confección de indumentaria -que trabajaba para grandes marcas como Grisino y Cheeky- le debía varios meses de salarios y aportes a los empleados.

A mitad del año pasado la empresa ya había cerrado sus plantas de Catamarca y de La Rioja, dejando a más de 250 trabajadores en la calle en aquellas provincias. Los trabajadores en su momento ya habían denunciado que “Carlos Vilariño, el dueño, se borró totalmente”. La planta de Pompeya seguía igualmente funcionando aunque ya tenia un final anunciado. El mes pasado se decretó la quiebra.

Recordemos que las empresas recibían jugosos subsidios que llegaban hasta el 80% de las contribuciones patronales y aportes personales. En el caso de Textilcom además recibieron a tasa subsidiada $40 millones de la Caja de Créditos la Provincia de Catamarca y $80 millones del Banco Nación.

A su vez los trabajadores denuncian al dueño por “el maltrato psicológico que recibíamos los trabajadores, una falta de respeto total, todo el tiempo con amenazas y la gente vivía con miedo, incluso con mucho estrés y problemas de salud”.

Para colmo, los trabajadores se enteraron por redes sociales que el dueño ahora se esta dedicando al negocio inmobiliario, impulsado obviamente con todas las ganancias obtenidas del trabajo de los compañeros que dejó en la calle.

Como vemos las patronales cierran las empresas y se dedican a otros rubros. Los que pagamos las políticas de los distintos gobiernos de turno somos los obreros. Los empresarios demuestran toda su miserabilidad ante la destrucción de la industria y la pérdida de los puestos de trabajo.

La dirección de los sindicatos textiles no están haciendo nada para organizar la lucha en defensa de los puestos de trabajo. De los cierres de fábricas los trabajadores del gremio se enteran por los diarios o por algún compañero. Los acuerdos salariales se firman de espaldas a los trabajadores sin ningún tipo de lucha. Los últimos paros generales la burocracia sindical no hizo nada para garantizar su contundencia.

Por eso sostenemos que para defender los puestos de trabajo y la industria, la clase obrera tiene que poner al frente de los reclamos. Con sus métodos y su organización. En Tierra del Fuego fue la presión de las bases la que obligó a salir con contundencia a la UOM y ponerse al frente. Tenemos que obligar a nuestros sindicatos a ponerse a la cabeza de la lucha en defensa de la industria. Ante esta situación es necesario poner en pie cuerpos de delegados que se apoyen en asambleas de fábrica y unir las luchas en curso.

(Artículo de Masas n°481)