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JUSTICIA para Brenda del Castillo, Lara Morena Gutiérrez y Morena Verdi

Gran respuesta popular en todo el país ante el triple crimen, con movilizaciones desde el primer momento exigiendo Justicia, acompañando a sus familias. Es la movilización lo que obliga a intervenir a la Policía, a rastrear los teléfonos, y las filmaciones. Como en tantos casos la movilización la que actúa como un verdadero tribunal popular buscando pruebas, testigos y denuncias.

Indignación con la policía que no quiso tomar la denuncia por la desaparición, como es habitual. No hubiera cambiado nada porque habrían sido asesinadas el mismo viernes a la noche. Pero es la actitud habitual de la policía. La movilización apuntaba contra el Estado como responsable.

Golpe a los grandes medios de comunicación que no hicieron otra cosa sino criminalizar a las víctimas, mostrando sus “antecedentes”, tomando como válida la acusación de los narcos de que habían robado droga y dólares. Presentando morbosamente la noticia como “ajuste de cuentas”.

Las tres vivían en La Matanza, llegan a una situación de prostitución y se conectan al mundo narco, por las condiciones de degradación general de la economía y la sociedad. No conseguían trabajo. Claro que no es de ahora, pero se ha potenciado muy fuertemente con el experimento Milei que liquida el presente y el futuro de la juventud.

No es un hecho aislado: desde 2020 se registraron al menos 196 femicidios en contextos narco.

Uno de cada cinco jóvenes no estudia ni trabaja,  el 22,5% de las mujeres y 17,5% de los varones. La desigualdad se profundiza con la pobreza: el 34,6% de los jóvenes de hogares de muy bajos recursos no estudia ni trabaja. La precariedad laboral golpea más a las mujeres: solo el 29% de las jóvenes accede a empleo registrado, frente al 34,1% de los varones.

Este terrible crimen impacta en un momento donde se conoce que el principal candidato del Gobierno está relacionado con los narcos que financian sus campañas, los escándalos por las coimas en varios sectores que dicen que no hay plata para atención a discapacitados o para medicamentos o para jubilaciones.

Los grandes medios apuntan a los pibes de las villas como “narcos” y nos muestran sus fotos para hacernos ver que son peruanos o bolivianos. Nunca muestran que el negocio narco es de los más lucrativos del sistema junto con la trata y el tráfico de armas e involucra al gran capital.  Cientos de miles de millones de dólares que circulan por el sistema financiero tienen ese origen, no pueden existir sin contar con políticos, jueces, fuerzas de seguridad, etc. Llegan al país toneladas de droga todos los días en barcos, en aviones. El narcotráfico es una tara del capitalismo que se terminará con él. Desde el gobierno se impulsa la libre disposición de los fondos que provienen del delito, facilitando el lavado. 

No es con intervención de la policía, la prefectura, la gendarmería o el ejército en los barrios que podremos terminar con el avance de las drogas. Esas fuerzas están contaminadas, son parte del problema.

La respuesta es seguir trabajando en la organización en los barrios para erradicar la droga. El camino es exigir puestos de trabajo formales, bien pagados, industrializando el país, para que todos los jóvenes puedan acceder al trabajo. Con más escuelas, con más educación pública. El camino es terminar con el capitalismo podrido hasta la médula. 

No es sólo un fenómeno de Argentina, recorre Latinoamérica y el mundo. La clase obrera debe tomar en sus manos la respuesta a semejante degradación, con su propia política.

(Artículo de Masas N°490)