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Venezuela denuncia como otra provocación el despliegue de aviones de combate de EE.UU. cerca de su territorio que se suma al ataque a varias embarcaciones

El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, advirtió que Washington busca justificar una intervención contra el gobierno de Nicolás Maduro contra quien el Gobierno de Trump fijó una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.

Denunció la presencia de aviones de combate de EE.UU. que volaron cerca de las costas venezolanas en el mar Caribe, donde el Gobierno de Donald Trump mantiene un despliegue naval bajo el argumento de combatir el narcotráfico. “Denuncio ante el mundo el acoso militar, la amenaza militar del Gobierno de los Estados Unidos sobre el pueblo de Venezuela”.

El sistema integrado aéreo de Venezuela detectó aviones de combate estadounidenses, algo que dijo fue comprobado y verificado, incluso, por una aerolínea internacional que reportó la presencia de las aeronaves a la torre de control de Maiquetía, el aeropuerto que sirve a Caracas. “Nunca habíamos visto este despliegue de aviones. Sabemos que están estacionados en Puerto Rico, de la clase F-35”.

Detalló que siempre se han dado operaciones de inteligencia en los aviones del Ejército estadounidense en el Caribe, pero ahora pasaron de un patrón diurno al nocturno y de madrugada, y a triplicar, en agosto, las operaciones de inteligencia y de exploración contra Venezuela.

Estados Unidos ha desplegado al menos ocho buques de guerra en la región y un submarino de ataque rápido de propulsión nuclear, así como más de 4.500 soldados, como parte de una operación en el mar Caribe.

Donald Trump abrió una cruzada antidrogas en el Caribe y acusó al presidente Nicolás Maduro de liderar una organización criminal dedicada al narcotráfico. Esa es la excusa del momento, también acusó a México, a Canadá, a China, etc. por el ingreso de Fentanilo para justificar sus fuertes sanciones comerciales.

Ataques de EE.UU. a embarcaciones venezolanas. En las últimas semanas flotas de EEUU hundieron tres lanchas supuestamente cargadas de estupefacientes en aguas del Caribe, cerca de las costas de Venezuela. El propio Trump anunció los ataques en los que murieron varias personas. La trilogía de ataques comenzó cuando Trump ordenó la intercepción de un barco que presuntamente transportaba drogas. Esa última operación dejó un saldo de 11 muertos.

Pero el viernes 3, el ejército estadounidense atacó otra embarcación en aguas internacionales cerca de Venezuela, causando la muerte de cuatro hombres, anunció el secretario de Defensa, Pete Hegseth. Fue el cuarto ataque conocido.

Trump además dice que su gobierno examina la actividad por tierra de los cárteles de la droga activos en Venezuela y que no descarta la posibilidad de nuevos ataques, afirma que “el país sudamericano sigue siendo muy, muy peligroso”.

La intervención militar se suma a la producida sobre el Canal de Panamá, y las amenazas sobre Groenlandia en nombre de su seguridad nacional. Y tiene su correlato interno con el envío de fuerzas armadas a intervenir en varios Estados para contribuir a la cacería de inmigrantes.

Trump canceló los esfuerzos para alcanzar un acuerdo diplomático, allanando el camino para una mayor escalada militar contra Venezuela. Durante una reunión con altos mandos militares Trump llamó a Richard Grenell (enviado presidencial) y le ordenó que suspendiera toda comunicación diplomática, “frustrado por la negativa de Maduro en acceder a las demandas estadounidenses de entregar el poder voluntariamente”.

Funcionarios estadounidenses han afirmado que la administración Trump ha elaborado múltiples planes militares para una escalada. Estas operaciones también podrían incluir planes diseñados para forzar la salida del poder de Maduro. Marco Rubio, secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, ha calificado a Maduro de líder “ilegítimo” y ha citado repetidamente una acusación formal estadounidense en su contra por narcotráfico.

Rubio había descrito a Maduro como un “fugitivo de la justicia estadounidense”.

El objetivo yanqui es apoderarse de su riqueza petrolera. Como ya hizo en Irak y en todo el mundo. Grenell trató un acuerdo que evite un conflicto mayor y dé a las empresas estadounidenses acceso al petróleo venezolano.

En notificación al Congreso Trump declaró que Estados Unidos estaba involucrado en un “conflicto armado” formal con los cárteles de la droga. Los cárteles, según la notificación, eran organizaciones terroristas, y sus miembros que contrabandeaban drogas eran considerados “combatientes ilegales”.

Tras la decisión de suspender la diplomacia, el aviso pareció indicar que Estados Unidos planeaba intensificar las operaciones militares. Algunos funcionarios, tanto actuales como anteriores, afirmaron que Trump podría autorizar ataques contra objetivos de los cárteles de la droga en México.

La escalada intervencionista de EEUU en América Latina evidencia que el imperialismo norte-americano necesita recorrer a la fuerza de las armas para dificultar la penetración económica y comercial de China. Los países latino-americanos que abren camino a los capitales chinos son considerados peligrosos para la seguridad de la mayor potencia mundial. Todo trazo de nacionalismo es considerado un motivo para que Trump ataque el régimen político e intervenga en el sentido de cambiar el gobierno por uno servicial. El hecho de que Milei colabore con la militarización trumpista coloca a la Argentina en posición de punta de lanza del imperialismo contra los países que resisten, bien o mal, a ceder su soberanía, como es el caso particular de Venezuela. Organizaciones como el Mercosur y Unasur, se mantienen paralizadas. No hay una reacción de ninguna fracción de la burguesía latino-americana que se coloque a la altura del avance intervencionista de EE.UU. por encima de los Estados nacionales. Se confirma la constatación histórica de que solamente la clase obrera en alianza con los campesinos puede levantar a la mayoría oprimida contra la dominación y la prepotencia secular de los EE.UU. sobre el continente latino-americano. Es urgente que las organizaciones sindicales, los partidos políticos que se reclaman obreros y antiimperialistas, los movimientos estudiantiles, de derechos humanos etc. se declaren en estado de alerta y movilización ante esta avanzada belicista para impedir que el imperialismo reproduzca en América Latina las guerras que impulsa en otros continentes. Con sus acciones ya nos metió abiertamente en su guerra comercial contra China. Que se dispongan a organizar el frente único antiimperialista, volcado a defender a las naciones oprimidas. Las banderas más urgentes son la defensa incondicional de Venezuela, el fin de los tarifazos/aranceles y el desmantelamiento de todo el aparato militar norte-americano en América Latina.

(Artículo de Masas N°490)