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Brasil: Itaú expone la lógica del capital: La lucha y la organización de los trabajadores es necesaria

Los despidos masivos ocurridos en septiembre en el Banco Itaú ponen de manifiesto una vez más la brutal lógica del capitalismo financiero. Los trabajadores fueron despedidos tras ser monitoreados en secreto ­mediante programas de telemetría que espiaban sus teclados, clics y navegación. El supuesto «abuso de confianza» es solo un pretexto para recortar costos e imponer disciplina. Exponer públicamente a los explotados como culpables o «vagos» es una práctica común de los capitalistas.

El acuerdo presentado por los tribunales —una cuota fija de R$9.000, además de hasta 10 salarios, y el mantenimiento de una tasa hipotecaria diferenciada— es limitado e inmediato, y oculta la lógica estructural que permite a los empleadores despedir y destruir empleos mientras acumulan miles de millones en ganancias. El problema ­no radica solo en el valor del acuerdo, sino en la lógica misma del capitalismo, que prioriza las ganancias sobre los derechos de los trabajadores. Aceptar una indemnización inmediata sin luchar por la reincorporación significa renunciar al verdadero poder de negociación de los trabajadores explotados. Itaú, al exponer y despedir a los trabajadores, demuestra cómo el capital utiliza la tecnología y los medios de comunicación para justificar abusos y controlar a los trabajadores.

El acuerdo propuesto por los tribunales burgueses ni siquiera tiene ­efecto disciplinario para el banco, que no sufrirá ninguna pérdida por pagar dichas cantidades, lo que allana el camino para que otras instituciones procedan de forma similar. Cabe mencionar que, según los empleados de Itaú, muchos de los despedidos fueron ascendidos o recompensados por su alto rendimiento durante el último año, lo que demuestra que la justificación del banco sobre los problemas de productividad no es válida. En realidad, la postura del banco busca intimidar a otros trabajadores para que aumenten su productividad.

Además, debe cuestionarse la postura conciliadora del sindicato respecto al ­acuerdo de Itaú. Al presentar la propuesta sin una movilización real de los trabajadores y aceptar compromisos limitados, la dirección sindical refuerza la lógica patronal y desalienta la organización de los trabajadores. Esta postura demuestra la necesidad de una sindicalización de base, combativa e independiente, capaz de anteponer los intereses de los trabajadores a la búsqueda de acuerdos específicos que solo mitigan, pero no combaten, los despidos. Los trabajadores necesitan sindicatos que guíen la lucha, promuevan la unidad y no se dobleguen ante las presiones del capital.

Es necesario ir más allá de las demandas inmediatas, organizándose en torno a demandas que fortalezcan a la clase y allanen el camino para enfrentar a corporaciones financieras como Itaú. Estas medidas incluyen la defensa del salario mínimo vital, la garantía ­de condiciones de vida dignas para todos, la adopción de una escala móvil de jornada laboral, la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial en tiempos de desempleo o sobrecarga laboral, la distribución del trabajo entre todos y la lucha contra la precarización. También es esencial que los trabajadores tengan control sobre los procesos y sistemas de monitoreo, garantizando la transparencia y la protección contra el abuso patronal, y que se formen comités con representación real en las negociaciones, fortaleciendo la democracia sindical y de base e impidiendo las decisiones unilaterales de las corporaciones. Además, es necesario expropiar el poder de los gerentes que promueven despidos injustificados, afirmando que los trabajadores son sujetos activos en las decisiones sobre su propio destino.

Estas medidas son instrumentos para elevar la conciencia de clase, unificar a los explotados y preparar la lucha. Los trabajadores no deben limitarse a aceptar una compensación inmediata; deben organizarse, resistir y avanzar hacia la emancipación. El caso de Itaú no es un problema aislado, sino que refleja un capitalismo en decadencia ­, donde las ganancias y la especulación son más valiosas que las vidas y los derechos. La respuesta es clara: movilización, organización y una lucha inquebrantable contra los despidos y la pérdida de empleos.

(POR Brasil – Massas n°750)