El régimen de dictadura civil de Milei reivindica la dictadura genocida
El subsecretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, expresó ante un comité de las Naciones Unidas un discurso negacionista. Y repite el discurso de los genocidas, “que se conozca la verdad completa”, que “hubo una guerra”, que “no fueron 30.000”, con más difusión en los grandes medios de comunicación. Son las fuerzas represivas los que ocultan todo lo que hicieron, que destruyeron y siguen destruyendo pruebas, para que no se conozca la verdad, para garantizarse la impunidad.
Como siempre pretenden ocultar que el objetivo del plan era destruir las organizaciones políticas, sociales y sindicales de la clase obrera, de la juventud, campesinas, etc. exterminar a los mejores activistas y militantes, como parte del Plan Cóndor sobre todo América Latina. Esa era la condición para avanzar en el sometimiento de nuestros países. Para que un Martínez de Hoz pudiera aplicar sus planes de ajuste neoliberales, un hombre que provenía de la oligarquía terrateniente y ejecutivo de Acindar, que durante el gobierno peronista preparó con las centrales empresarias más poderosas la represión y el golpe.
Aun falta recuperar 300 nietas y nietos apropiados, conocer el destino de todos los desaparecidos y que sean castigados todos los responsables del terrorismo de Estado: todos los militares y civiles que participaron de la represión, todas las empresas que entregaron las listas y direcciones y ordenaron la represión; todos los burócratas que colaboraron; los curas que bendijeron; los medios de comunicación que difundían sus mentiras y los politiqueros cómplices que alertaban que el verdadero problema era la “guerrilla fabril” como denominaban a los cuerpos de delegados, a las comisiones internas y las coordinadoras.
Esto será posible poniendo en pie tribunales populares con la participación de todas las organizaciones. Tamaño crimen no puede quedar impune. Esta tarea democrática sólo puede llevarla adelante hasta el final la revolución social que termine con la gran propiedad de los medios de producción, con el imperialismo, ellos fueron la base material de todos los golpes y todas las represiones. Solo en ese momento podremos gritar, efectivamente, que no habrá ¡Nunca Más!
Milei expresa abierta y descaradamente la dictadura del capital, sus discursos y sus políticas son coherentes. Las formas democráticas pretendieron ocultar la continuidad de la dictadura, que el poder real seguía en las mismas manos. Los juicios y las condenas fueron el producto de la lucha popular, les fueron impuestos, no son un atributo de la democracia burguesa. En aquellos países donde la movilización popular no tuvo la profundidad y la masividad que tuvo en Argentina, los juicios y las condenas no avanzaron pese a que se restablecieron formas democráticas. Chile, por ejemplo sigue con la Constitución de Pinochet. En pocos países se ha sometido a juicio a los responsables de la represión y se los ha condenado.
El Teniente General Carlos Presti ha sido nombrado al frente del Ministerio de Defensa, una nueva provocación del Gobierno. Es la primera vez que ocurre en 42 años. Un nombramiento que no debería extrañar en un gobierno militar, pero que bajo formas democráticas muy diluidas bajo el régimen de Milei es una profundización de sus rasgos antidemocráticos.
No estamos de acuerdo en la reivindicación hipócrita de la democracia burguesa como hacen muchos políticos que cuestionan esta medida. Bajo las formas democráticas se aplicaron los planes más nefastos de sometimiento al imperialismo, de entrega y saqueo del patrimonio nacional, de violenta desocupación y destrucción de salarios y jubilaciones.
La participación directa de las fuerzas armadas en el Gobierno acentuará su crisis, que se manifiesta en la compra de los aviones chatarra, en el pase a retiro de gran cantidad de mandos, en el desastre de su obra social, en los bajos sueldos y presupuesto, en la presión para involucrarlos en la represión interna y también para llevarlos a alguna de las guerras de EEUU. Serán cómplices abiertamente, otra vez, de las políticas más antinacionales.
Milei vuelve a referirse a la estigmatización de las fuerzas armadas y dice que quiere reivindicarlas. Las fuerzas armadas están condenadas por su papel antinacional, es un hecho objetivo. Sus crímenes no pueden ser ocultados, ni en la Patagonia Trágica de hace 100 años, ni en los Talleres Vasena, ni en los quebrachales, ni la masacre Pilagá de 1947, ni en los bombardeos terroristas de la Plaza de Mayo de 1955 con cientos de muertos, ni en la Fusiladora Libertadora, la Masacre de Trelew, ni en el trato miserable a los soldados en la Guerra de Malvinas… Todos los golpes desde 1930. Hay un hilo conductor: fuerzas armadas al servicio del imperialismo que nos somete y de un puñado de capitalistas en el poder. No se pueden reformar. Son tan antinacionales como la burguesía que comanda el Estado. Son cientos los oficiales que son reciclados como funcionarios de las multinacionales y las grandes empresas nacionales.
Sólo podrán ser reivindicadas por nuestro pueblo cuando defiendan a la Nación, cuando abran los cuarteles al pueblo insurrecto, cuando se nieguen a disparar contra nuestros hermanos, y apunten contra los opresores, claro que en ese caso ya serán otras fuerzas armadas, de otro Estado. Sólo en ese momento entroncarán con la tradición de aquellos primeros cuerpos armados que vencieron dos veces a los ingleses en 1806 y 1807, con la tradición de Belgrano y el gran general San Martín, con el combate de la Vuelta de Obligado hace 180 años.
(Nota de Masas n°493)
