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Derrotar la Reforma Laboral de Milei y el FMI

Sólo es posible con un plan de lucha del conjunto de los trabajadores. Es necesario parar el país para defender nuestros derechos, para defender nuestros sindicatos.

Los capitalistas son absolutamente incapaces de crear empleo genuino, y de garantizar los puestos de tra­bajo que existen, su salario y sus derechos, como tampo­co proteger y regularizar a los millones de trabajadores precarizados. En su decadencia destruye industrias o las debilita, abriendo indiscriminadamente las importaciones de productos de todo tipo que se producen en el país, con un dólar subsidiado.

Milei se lanza nuevamente con la reforma laboral que exige el FMI y las grandes corporaciones, son ellas las que prepararon esta “nueva” Ley que no pudieron im­poner el año pasado. No hay un solo punto que beneficie a los trabajadores. El objetivo es lograr la máxima ganancia para las patronales. Desde más de 50 años buscan avanzar con estas contrareformas. Ya lo intentó la dictadura, luego Alfonsín, luego Menem, Macri y ahora Milei, no hay nada nuevo.

Las medidas de ataque a los sindicatos no apuntan contra la burocracia, aunque será víctima del ataque, apuntan fundamentalmente contra los trabajadores, que no tengan ninguna herramienta de organización y defensa colectiva.

Se animan a lanzarse con esta ofensiva porque la opo­sición electoral, en especial el peronismo, fue derrotada en las elecciones. El peronismo y el conjunto de la bu­rocracia sindical apostaron a “hacer escuchar las urnas” y fracasaron. Milei obtuvo apenas el 26% de los votos del padrón, un resultado exiguo, pero que le alcanzó para declararse ganador y tener más legisladores.

La burocracia de la CGT dio tregua al Gobierno por más de un año manteniendo aisladas las luchas de resis­tencia, conformes porque “había diálogo” y les parecía que el Gobierno había retrocedido en su ataque. Hace me­ses que se conocen los lineamientos de esta Ley, no hay ninguna sorpresa, Gerardo Martínez se mantuvo en el Consejo de Mayo hasta días antes que se oficializara el proyecto de Ley. Se perdió un tiempo extraordinario para difundir entre todos los trabajadores los objetivos de la reforma y prepararse para resistir.

La burguesía utilizó todos sus medios de comunicación para preparar las condiciones, diciendo que los trabaja­dores formales eran privilegiados, que a los sindicalistas no les importan los trabajadores informales, que las leyes laborales eran un costo insoportable para las empresas…

Si esta Ley es aprobada será responsabilidad de las di­recciones burocráticas y políticas que trabajaron para desarmar la resistencia, al igual que hacen entregando la lucha por el salario mínimo o para defender las empresas que cierran y despiden o suspenden a los trabajadores.

Sólo puede ser derrotada con la acción directa de masas, en las calles, con las movilizaciones, los cortes, las marchas y bloqueos y fundamentalmente parando, con la Huelga General, hasta que desistan y se guarden la Ley. Nunca mediante el voto o el apoyo de legislado­res. Si estos votan en contra del proyecto oficial será por la magnitud de la respuesta popular. La CGT negocia con el peronismo que le dice lo mismo que el Gobierno, que “es necesaria una reforma laboral” que es necesario “modernizar la legislación”, que “no se puede rechazar todo”. Pero resulta que en el proyecto del Gobierno no hay ningún punto de protección a las nuevas modalidades de trabajo.

La derrota de la Ley será un duro golpe al Gobierno, porque es unos de sus objetivos más importantes, quiere sacar la Ley antes de fin de año, sin debate. No solo no quieren que la debatan los trabajadores, no quieren que la debatan los legisladores, quisieran que salga tal cual la envió el Gobierno y para eso han tratado de asegurar todos los favores necesarios para contar con todas las vo­luntades. Una derrota de la Ley por medio de la lucha de los trabajadores creará mejores condiciones para derrotar a Milei y su política antinacional de saqueo y entrega.

A su vez, la aprobación de esta Ley sería un durísimo golpe al movimiento obrero, a todos los trabajadores, porque las patronales querrán aplicarla de inmediato. Es muy importante la participación masiva en la moviliza­ción a la Plaza de Mayo convocada por la CGT y las CTA el 18. Es fundamental intervenir en todos los lugares de trabajo para participar unitariamente, organizadamen­te, con las propias reivindicaciones de cada sector, si es posible apoyados en asambleas de base que tomen en sus manos las tareas. Exigiendo la continuidad con un plan de lucha que incluya el Paro General. Cualquier divi­sión contribuye al objetivo del Gobierno.

Derrotar a Milei es la mejor ayuda que podemos dar en solidaridad con la lucha antiimperialista en defensa de Ve­nezuela por la expulsión de Estados Unidos, de sus fuer­zas militares y sus multinacionales.

(Editorial de MASAS n°494)