Brasil: Ford impone sus condiciones

Sindicatos acatan, indicando el fin de la resistencia

La ilusión de que la Justicia del Trabajo favorecería la demanda de los metalúrgicos de Ford duró poco. La misma justicia que decidió que la multinacional no podría despedir, mientras hubiera negociación en torno al cierre de la empresa, terminó favorenciendo al capital. La decisión de las asambleas metalúrgicas, de no acatar el llamado de la Ford, para que un grupo de obreros regresara provisionalmente al trabajo, fue denominada de “huelga ilegal”. Las direcciones sindicales, que gritaron victoria con el dictamen de los jueces del Tribunal Regional del Trabajo, en seguida, bajaron la cabeza y aceptaron con la Ford sus exigencias. Pretendían que todos regresaran a la producción. De la intención al hecho, puede haber una gran distancia. El ultimátum de Ford, amparado por resolución judicial, lo hizo. De la supuesta victoria inicial a la derrota real, resultó en desmoralización a la deliberación de las asambleas de Camaçari y Taubaté, que era de no acatar.

En nombre de la ′′dignidad y del respeto», la que Ford faltó con los trabajadores, las direcciones desecharon la posición anterior, y prometieron a los obreros que acataban la solicitud de Ford, debido a la apertura de una negociación de ′′ igual a igual». Es decir, los negociadores de la empresa habían acordado que el sindicato participara en el regreso, en la condición de vigilantes. Los dirigentes del sindicato de Taubaté fueron enfáticos en decir que la lucha, hasta ese momento, había rescatado la ′′ dignidad «, y que, gracias a ello, se iniciaba un ′′ proceso en un nivel más igualitario «, y así se podía sentar a la ′′ mesa en un nivel de respeto «. Le dijeron a los obreros que si la Ford quiere ′′ una discusión honesta, basada en el respeto, lo van a tener; de lo contrario, no se merece nuestro respeto».

La palabrería de respeto, honestidad e igualdad entre las partes sirvió como una nube de humo, para cubrir la verdad de los hechos. La dirección del movimiento de resistencia no podía hacer otra cosa más que bajar la cabeza, ante el albedrío del juez, que puso los intereses y el poder del capital por encima de los trabajadores, desarmados de sus principales recursos de lucha. En el momento en que los sindicatos se inclinaron hacia el Ministerio Público del Trabajo y recurrieron a la Justicia del Trabajo, pusieron el cuello del movimiento en la guillotina.

Ford contó con la política de conciliación de clases de direcciones sindicales para que no se alzara un poderoso movimiento contra el cierre y la destrucción de los puestos de trabajo. La resistencia basada en vigilias pasivas, actos religiosos, caravanas, discursos virtuales, y demagogia de gobernadores y parlamentarios estaba destinada al fracaso. La política de ganar la ′′atención pública», suplicando “dignidad y respeto «, mostrándose pacíficos y normales, fue la base sobre la que se constituyó la lucha contra el cierre de la Ford. Los capitalistas no se guían por ningún moralismo pequeño-burgués, para tomar la decisión de cerrar las puertas de las fábricas y despedir a miles de trabajadores. Su moral está asentada en las ganancias. La moral del proletariado es exactamente opuesta y contradictoria a la moral de los capitalistas: se basa en las necesidades imperiosas de la lucha de clases. El moralismo pequeño-burgués e hipócrita de las direcciones burocráticas sirve a la moral de los capitalistas. Su función es representar y aplastar el instinto de revuelta de los obreros. Pero no es el moralismo pequeño-burgués en sí el que ejerce tal capacidad. Es la acción concreta de las direcciones, que desvía la revuelta hacia la política de conciliación de clases, cuyos métodos se extraen de la política burguesa y pequeña burguesa, introducidas y consolidadas en los sindicatos, en forma de burocratización y eliminación de la democracia proletaria.

Los métodos y los medios utilizados por las direcciones en la lucha contra el cierre de la Ford estuvieron en la dependencia de la política burguesa parlamentaria, y en el objetivo de ganar la simpatía de la opinión pública de la clase media. En la asamblea del día 18, el dirigente sindical insistió en que la lucha no debe ser vista como de los ′′locos del sindicato«, de los ′′ rojitos, que son los revolucionarios que quieren acabar con el país, como habla la élite«. ′′Mientras la opinión pública esté de nuestro lado, tenemos una fuerza de supervivencia más para continuar. Desde el momento en que la opinión pública nos ponga en un nivel inconsecuente, de malhechores, nos dirigimos hacia la derrota de nuestro movimiento«. Ocurre exactamente lo contrario de lo que dice el dirigente: cuanto más la lucha dependa la lucha de los valores y de lo que piensa la pequeña burguesía, más débil se vuelve el movimiento, y camina hacia la derrota. La clase obrera, en ningún caso, puede someter el método de la lucha de clases a lo que piensan la burguesía y la pequeña burguesía.

El problema fundamental es que los metalúrgicos de Ford tenían que actuar con prontitud con la ocupación de la fábrica, y luchar para que los demás sindicatos de la clase obrera y los demás trabajadores salieran en defensa de los trabajos y contra el cierre. Un poderoso movimiento de denuncia de la multinacional imperialista, de defensa de la fuerza de trabajo y de la economía nacional ganaría las capas más oprimidas y sufridas de la pequeña burguesía. Evidentemente, tendría que combatir frontalmente a los gobiernos y a los capitalistas, que atacarían la violación de la propiedad privada de los medios de producción, que para los explotadores es sagrada. Y tendría que ganar una parte de la pequeña burguesía para la lucha organizada, separándola de sus capas reaccionarias. Ese es el camino de la lucha clasista para ganar, que desgraciadamente fue rechazado y reemplazado por los métodos de la política de conciliación de clases. Por eso fue inculcado en los obreros que la ocupación de la fábrica resultaría en ′′ baderna» (incidentes). Esa palabra terminó siendo dispersada silenciosamente, en la medida en que el Boletín Nuestra Clase / POR estableció su campaña en torno a las banderas – ocupar la fábrica, establecer el Control obrero de la producción, y exigir al Gobierno la estatización sin indemnización de la Ford, así como convocar a las asambleas generales y realizar una campaña nacional de lucha contra el cierre de fábricas, despidos y el desempleo. La Ford sólo sería golpeada si la propiedad privada de los medios de producción se violara con la ocupación y el control obrero.

Los obreros, en silencio, escucharon el discurso moralista y triunfalista de la dirección del sindicato de Taubaté. Ciertamente, no entendieron el discurso cifrado de que el sindicato no era ′′ rojito′′ y ′′revolucionario». Como en la asamblea nada se discute, solo se escucha, el discurso preparado de la dirección no tenía como ser entendido por los obreros, de que el dirigente se refería al Boletín Nuestra Clase.

Bajo el envolvimiento ideológico de la asamblea, con la idea de que el sindicato ganaba respeto de Ford, y que entonces se hacía posible una negociación entre iguales, se aprobó la vuelta al trabajo y la disolución de la vigilia. Ante este cambio, el dirigente buscó animar a los presentes, diciendo que ′′nuestra lucha no está terminando, nosotros estamos tomando una pausa estratégica en nuestra movilización para entender hasta dónde podemos llegar«. Es de difícil comprensión, lo que significa ′′pausa estratégica de las vigilias«. Probablemente el dirigente se refería a un posible fracaso de las negociaciones y que por tanto se volvería a las vigilias. Se da cuenta que no hay ninguna posibilidad de que en la mesa de negociación con los ejecutivos de la matriz estadounidense (CEO de Ford mundial) recupere los puestos de trabajo. Lo que la dirección espera es obtener un acuerdo de indemnización, que dé la impresión a los obreros de que fue una conquista. La dirección afirmó que la conversación con los altos ejecutivos abre la posibilidad de que el sindicato ′′lleve propuestas concretas de alternativa para revertir el cierre de las fábricas«. Los obreros, así, deben confiar en que la esperanza está en la fe de sus dirigentes.

¿Qué se puede esperar de la “pausa estratégica” de la dirección sindical? ¿ Qué pasará con las ′′ propuestas concretas del sindicato «, que nadie sabe cuáles son? ¿Qué pasará con la conversación con el CEO de Ford, que será reservada? Lo más probable es que todo esto termine en un acuerdo de indemnización. Puede ser que sea más difícil para los metalúrgicos, que están a punto de perder sus trabajos. Pueden ocurrir idas y venidas en las negociaciones, pero no hay forma de no reconocer que las direcciones sindicales sepultaron la resistencia, en el momento en que aceptaron la vuelta al trabajo, sin orientar la lucha a la ocupación de las fábricas, y sin abandonar los métodos de la política de conciliación de clases. Así se pasó con el cierre de la planta de la Ford en São Bernardo do Campo, en 2019.

Confirmada esta indeseada predicción, será otra derrota más de la clase obrera. Derrota, cuya responsabilidad recae enteramente en las direcciones burocráticas y traidoras. No solo las victorias traen lecciones. Las derrotas tienen mucho que enseñar.

El cierre de Ford agrava el desempleo y potencia el subempleo. El año que adentra es de continuidad de la crisis económica. La burguesía y su gobierno mantienen la línea de ataque frontal a las condiciones de trabajo y la mayoría oprimida. La burocracia sindical viene acumulando traiciones. El proletariado y los demás explotados no pueden aguantar por más tiempo el desempleo, pobreza, miseria y hambre. Objetivamente, salen a la luz los reclamos que unifican a los explotados. Está colocada la necesidad de lucha unificada, y con ella, los métodos de acción directa y la organización independiente del proletariado. En la lucha contra el cierre de Ford, afloró el programa de ocupación de los monopolios, control obrero, expropiación y estatización sin indemnización, y apertura de sus libros. La defensa de este programa se levanta como victoria política entre los escombros de la derrota, aunque las condiciones organizativas no permitieron que fuera encarnado por los metalúrgicos. La vanguardia con conciencia de clase debe seguir luchando por este programa.

POR Brasil

19-02-2021 (http://www.pormassas.org/2021/02/19/a-ford-impoe-suas-condicoes/)

 

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