Las trampas del Sr. Verbitsky (Octubre 2001)

En “Masas” N° 159, de octubre, publicamos “Las trampas del Sr. Verbitsky” rebatiendo los argumentos y falsificaciones del periodista de Página12 que criticaba los dichos de Hebe de Bonafini, David Viñas, Sergio Shocklender y Zito Lema sobre los atentados del 11 de setiembre. Recomendamos su lectura completa de los 9 puntos de la polémica en nuestro sitio de internet. A continuación la nota: 


Horacio Verbitsky ha pretendido entablar una polémica refutación desde Página 12 a los dichos de Hebe de Bonafini, David Viñas, Sergio Shocklender y Zito Lema sobre los atentados del pasado 11 de septiembre.

Una primer cuestión que hay que entender en esta crítica es cuál es el punto de vista político ideológico que defiende Verbitsky para entender los porqué de sus errores, chicanas y falsedades (que pueden ser producto de mala información). Sus citas a Marx y Trotsky son maniobras tendientes a oscurecer el debate.

Verbitsky cita en su texto un párrafo de un trabajo de León Trotsky sobre “La posición marxista acerca del terrorismo individual” pero preferimos reproducir otro texto de Trotsky que parece se corresponde mejor a la situación que se está discutiendo, cuando dice: “No tenemos nada en común con aquellos que posan de moralistas que, en respuesta a cualquier acto terrorista, hacen declaraciones solemnes sobre el valor absoluto de la vida humana. Estos son los mismos que, en otras ocasiones, en nombre de otros valores absolutos, por ejemplo la honra de la Nación o el prestigio del monarca, están dispuestos a enviar millones de personas al infierno de la guerra”.

Dice Verbitsky “obligan a la respuesta de quienes no creemos que haya que elegir entre la limpieza étnica de Milosevic y los ‘daños colaterales’ de la OTAN, entre las explosiones de Bin Laden y las de Bush, entre los colonos fascistas de Sharon y los asesinos seriales de Hamas”.

Verbitsky introduce una trampita. No se trata de “elegir”, pero no podemos menos que diferenciar que se trata de fenómenos cualitativamente distintos. La OTAN, Bush y Sharon son la expresión de naciones opresoras, mientras que Milosevic, Hamas y Bin Laden son expresión de naciones oprimidas. No se trata de una diferenciación menor, si queremos tener una política revolucionaria o mínimamente antiimperialista en Yugoslavia no podemos poner en un mismo pie de igualdad a la OTAN y a Milosevic. La lucha consecuente contra el imperialismo, contra los bombardeos de la OTAN, habría llevado inevitablemente a un choque contra Milosevic, hombre por el que anteriormente había apostado el imperialismo yanky.

Cómo vamos a poner en un mismo plano a Bush, representante político del imperio del terror fascista y a Bin Laden que habría tenido la osadía de organizar los atentados terroristas en el imperio. Basta con ver las imágenes sobre Afganistán y su armamento y compararlo con lo que exhibe la Alianza encabezada por Busch-Blair, para darnos cuenta que son fenómenos que corresponden a realidades diferentes y enfrentadas.

Si intentáramos colocar públicamente, en un país árabe, que Bush y Bin Laden son la misma cosa probablemente nos tratarían como provocadores. Y esto no quiere decir que debamos “elegir” por uno de ellos.

La subsitencia de gobiernos teocráticos, la exacerbación de los enfrentamientos étnicos, nacionales y tribales, la desintegración de las naciones, etc. demuestra que el capitalismo no ha podido resolver en su época de ascenso estos temas. Ahora que vivimos una época de desintegración y descomposición, la etapa imperialista del capitalismo, todas esas cuestiones se potencian, se agravan, muchas veces impulsadas directamente por las grandes potencias. La condición para poder resolverlas es terminar con la dominación imperialista.

La incursión criminal de la alianza sobre Afganistán y posiblemente sobre Irak muestra objetivos que no son colaterales sino centrales: garantizarse el acceso y control de regiones petroleras y apropiarse directamente de su renta; promover la industria armamentística; extender su presencia militar. Esta mayor opresión generará a su vez nuevas condiciones para la rebelión de las masas oprimidas, las que se verán potenciadas.

Dice Verbitsky: “la referencia de Viñas a la lucha de clases. Tal vez Viñas maneje informes más secretos que los empleados por Estados Unidos para persuadir a todos los gobiernos del mundo sobre el origen de los atentados. Mientras no los revele, parecería que sus autores no han sido proletarios en lucha por la revolución socialista, sino el régimen teocrático de Afganistán… El señor Bin Laden no busca abolir la explotación ni liberar las fuerzas productivas contenidas por un régimen de producción anacrónico. Es el heredero de un multimillonario contratista de obras públicas para la monarquía Saudita y está interesado en el derrocamiento de su casa real por considerarla demasiado permeable a la secularización de las costumbres”.

Verbitsky hace una desfiguración del término lucha de clases. Como veremos más adelante -según Marx y Engels- la lucha de clases existe mucho antes de la existencia del proletariado, y no se reduce sólo a la lucha entre proletariado y burguesía. Viñas no dice en su discurso que hayan sido proletarios en lucha por la revolución socialista, esta es una deformación chicanera de la posición de Viñas.

Si no se entiende que vivimos la época de descomposición y desintegración capitalista en su etapa imperialista, si no se entiende que hay naciones opresoras que ejercen cada vez más bestialmente su dominación y naciones oprimidas, no es posible abordar seriamente una caracterización de un hecho de la política internacional.

La lucha de clases, fenómeno histórico como las propias clases sociales que supone la existencia del Estado, se desarrolla alrededor de intereses materiales diferentes (en el capitalismo proletariado y burguesía luchan por la apropiación de la plusvalía).

El Manifiesto Comunista (1847) dice que “la historia de la humanidad, si se exceptúa el período del comunismo primitivo, es la historia de la lucha de clases, que constituye el motor de la historia, que permite el cambio cualitativo de la sociedad” (como sabemos la existencia del proletariado es reciente en términos históricos).

Engels decía en 1885 “…la gran ley que rige la marcha de la historia… todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico, o en otro terreno ideológico cualquiera, no son en realidad sino la expresión más o menos clara de las luchas entre clases sociales, y que la existencia y, por tanto los choques de estas clases están condicionadas, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el modo de su producción y su cambio, condicionado por esta. Dicha ley tiene para la historia la misma importancia que la ley de la transformación de la energía para las ciencias naturales…”.

Las clases y los hombres actúan en condiciones determinadas por el desarrollo de las fuerzas productivas. Dice Marx “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente dadas y heredadas del pasado”. Marx dijo que él no descubrió la lucha de clases, sino que señaló que la lucha entre la clase obrera y la burguesía conduce a la dictadura del proletariado.

La pretendida descalificación chicanera de Viñas en realidad lo descalifica a sí mismo.

Dice Verbitsky: Si lo sucedido se lee como pide Viñas dentro del contexto del proceso general de globalización, el incipiente movimiento impugnador que, desde Seattle a Génova, había comenzado a echar arena contestataria en el engranaje del pensamiento único recibió el 11 de setiembre el peor golpe posible. Es el pretexto que hoy están usando en todo el mundo, y también aquí, los interesados en reprimir cualquier forma de lucha popular y restringir el espacio de las libertades en aras de la seguridad. Porque creemos que la relación de fuerzas vigente sólo podrá ser modificada por una movilización popular masiva, que amplíe y no restrinja los espacios democráticos, y no por el foquismo incendiario de seis encapuchados, no podemos alegrarnos por la monstruosidad ocurrida el 11 de setiembre”.

No puede demostrar Verbitsky que el movimiento que describe haya recibido el 11 de septiembre “el peor golpe posible”. Las movilizaciones que se desarrollan en todo el mundo contra el imperialismo y su guerra lo desmienten rotundamente. Basta con ver las movilizaciones contra la guerra en los países imperialistas y en las naciones que presentan como sus aliadas, cientos de miles de manifestantes en todo el mundo rechazando la guerra de terror. Las movilizaciones en Pakistán amenazan con voltear al gobierno que se ha declarado aliado, cientos de miles se movilizan en la India y Nigeria. Pero también en la Argentina no se han visto afectadas en lo más mínimo las respuestas populares al gobierno del capital financiero.

El operativo Cabañas diseñado por EEUU que se estaba realizando en la Provincia de Salta terminaba el día del atentado. El proceso que se viene desarrollando para que la armada se incorpore a la prefectura y para que los militares vuelvan a tener legalmente acciones de inteligencia y represión interna son anteriores al atentado. Verbitsky dirá que ahora los van a intensificar con esta excusa. Con esta excusa o cualquier otra, real o inventada, habrían forzado la marcha en un sentido más represivo. Esto no tiene que ver con los atentados sino con la pavorosa crisis que carcome el régimen político y especialmente por la organización, lucha y politización creciente del movimiento popular. Recuerde Verbitsky que la violenta represión desatada desde el mes de Junio en Salta, reproduciendo los métodos terroríficos de la dictadura, decretando un virtual estado de sitio en la región, es un claro antecedente de cómo se prepara para actuar el Estado, hubiera habido o no atentado. Recuerde Verbitsky los inventos a que apeló el Estado para justificar tamaña represión: los francotiradores con gran cantidad de heridos en las fuerzas represivas, la presencia de guerrilleros de Colombia, la presencia de narcotraficantes impulsando el corte de rutas, etc.

Dice Verbitsky “creemos que la relación de fuerzas vigente sólo podrá ser modificada por una movilización popular masiva, que amplíe y no restrinja los espacios democráticos…”

Es en realidad un proceso contradictorio, dialéctico. La movilización popular masiva amplía los llamados espacios democráticos, de hecho los impone, ocupa las calles, las plazas, las rutas, las cortas, realiza asambleas masivas en los espacios públicos, etc. pero al mismo tiempo que los amplia también genera la reacción, el Estado acentúa los medios represivos para contener, desviar y golpear a ese movimiento. No existe un proceso de polarización del terreno popular que no genere simultáneamente un avance de la reacción.

La idea de Verbitsky suena a que si mantenemos los pies dentro del plato no habrá represión y si los sacamos entonces habremos caído en una provocación. Esta lógica sirve para preservar al régimen, no para combatirlo.

Pero también hizo un agregado Verbitsky: “la relación de fuerzas vigente sólo podrá ser modificada por una movilización popular masiva, que amplíe y no restrinja los espacios democráticos, y no por el foquismo incendiario de seis encapuchados, no podemos alegrarnos por la monstruosidad ocurrida el 11 de setiembre”.

¿A qué o a quién se refiere con este comentario? El foquismo como ha quedado probado históricamente no puede modificar ninguna relación de fuerzas, ¿pero a qué viene este comentario? Qué tiene que ver la polémica abierta sobre los atentados y su reivindicación o condena con esta frase. Así como está colocado puede sonar a una afirmación de tipo maccartista para alimentar un prejuicio contra quienes expusieron una idea distinta y contraria a la que sostiene Verbitsky. Leído al revés puede entenderse que dice lo siguiente: “quienes se alegran de la monstruosidad del atentado son quienes piensan que el foquismo incendiario de seis encapuchados puede modificar la relación de fuerzas vigente.” Es una fórmula un poco liquidadora como para abordar una polémica.

En la historia reciente de la lucha de clases en la Argentina se han difundido la presencia de activistas encapuchados en los piquetes, especialmente desde la experiencia de Cutral-Co. Esto no tiene nada de foquismo sino de preservación de la identidad de los activistas que estaban a la cabeza, frente a la represión. Esos “encapuchados” deben ser reivindicados como parte de las mejores tradiciones de lucha de la clase obrera. La forma en que lo presenta Verbitsky suena despectivo, a una descalificación.

Esta forma de polemizar de Verbitsky tiende a embarrar la cancha y no a clarificar ideas.

Dice Verbitsky:”El señor Bin Laden no busca abolir la explotación ni liberar las fuerzas productivas contenidas por un régimen de producción anacrónico. Es el heredero de un multimillonario contratista de obras públicas para la monarquía saudita y está interesado en el derrocamiento de su casa real, por considerarla demasiado permeable a la secularización de las costumbres”.

Es cierto, seguramente, que “Bin Laden no busca abolir la explotación ni liberar las fuerzas productivas contenidas por un régimen de producción anacrónico”. No lo ha dicho explícitamente nunca y no se deduce de su política que esa sea su estrategia. Pareciera que Verbitsky se acerca parcialmente a una caracterización correcta de Bin Laden.

Lo de la herencia es relativo. Tiene 50 hermanos según la información oficial. Y su familia tiene negocios no solamente en Arabia Saudita sino con las multinacionales más poderosas de Alemania, negocios hasta con la familia Bush, cuentas en los principales bancos del mundo. Cuando el imperialismo se dedica a atacar lo que identifica como las fuentes de financiación de Bin Laden no ataca a las empresas de la familia, a las que no involucra en su red, por lo tanto no se podría afirmar directamente que sea socio de su familia o pueda disponer de esa “herencia” multimillonaria.

Seguramente es cierto que debe pretender el derrocamiento de la casa real en Arabia Saudita. Pero de qué le serviría derrocarla si al mismo tiempo tendría a todos los gobiernos del mundo en su contra. Parece que el objetivo de los atentados va mucho más allá que una lucha local. Es de imaginar que si habría logrado los recursos para llevar a cabo semejantes ataques esos mismos recursos aplicados a su país habrían provocado resultados aún más espectaculares. Pareciera que Verbitsky busca minimizar los objetivos del atentado a una lucha intestina por el poder en Arabia Saudita y que para resolver esa disputa apela a un golpe terrible nada menos que en EEUU.

Bin Laden y su organización buscan probablemente convertirse en una fuerte referencia en la región, tratando de liderar los movimientos populares de carácter antiimperialista, aunque en términos burgueses, ya que las acciones militares no van acompañadas, que se sepa, de ninguna política dirigida a expropiar todas las empresas del imperialismo en la región, no se plantea la nacionalización de todos los recursos, etc.

Dice Verbitsky: “Bin Laden y los talibanes desearían volver el reloj de la historia a mucho antes de 1789, año inaugural de las revoluciones burguesas

Debemos recordar otra vez a Verbitsky que es el Imperialismo la reacción en toda la línea. Que hemos llegado a la etapa final del capitalismo, a su etapa de descomposición y desintegración. Que las naciones atrasadas, las colonias y semicolonias no han podido desarrollarse en términos capitalistas y ya no podrán hacerlo. Que la subsistencia del imperialismo es un obstáculo insalvable para lograr tal desarrollo. Por lo tanto la posibilidad de que la rueda de la historia dé un giro hacia delante y no caigamos en la barbarie depende de que podamos derrotar al imperialismo. En ese sentido todas las luchas antiimperialistas de los pueblos tienen rasgos progresivos aunque no estén dirigidas por revolucionarios.

Es la subsistencia del capitalismo imperialista lo que hace “retroceder el reloj de la historia” sino veamos cómo crece la esclavitud, cómo se extienden los horarios laborales, cómo se extienden las hambrunas, cómo reaparecen enfermedades que parecían derrotadas, etc. Es un error presentar la subsistencia del imperialismo como un factor de progreso y civilización, es su negación.

Quienes se ubican en el terreno de la defensa del porvenir de la humanidad, que quieren terminar con las guerras, con la opresión, con la explotación, son quienes desarrollan una lucha consecuente por terminar con el imperialismo, causa de todos los males que sufrimos.

La derrota del imperialismo es condición para que las fuerzas productivas de la humanidad se vuelvan a desarrollar, terminando con la concentración y centralización de los medios de producción en manos de un puñado de multinacionales.

El extremo atraso de regiones enteras del planeta, los enfrentamientos nacionales, religiosos, tienen que ver con que el capitalismo no los ha podido resolver y ahora, en descomposición, los extrema, los agrava, los potencia.

Pero no debemos olvidar que es el imperialismo el que según sus conveniencias se apoya en determinados momentos en esos sectores que según Verbitsky “desearían volver atrás el reloj de la historia”- para someter a sus pueblos, para enfrentarlos con otros.

Dice Verbitsky:          “…eran            terroristas suicidas los pilotos de Alá”. Esta simple calificación de los terroristas dice poco que ayude a comprender el porqué de semejante decisión personal y de su organización. Es reproducir textualmente los dichos de las cadenas noticiosas del imperialismo, los de sus gobernantes, las afirmaciones de sus servicios de seguridad.

Se trataba de gente que se preparó durante años para su objetivo, que convivió en el terreno del enemigo durante largo período sin ser asimilado, hasta practicando una “forma de vida occidental”, sin modificar su decisión, lo que revela un altísimo grado de convicción de la tarea que llevarían adelante.

No se puede comprender tamaña voluntad para cometer semejante atentado si no hay un odio visceral al imperialismo en cada uno de ellos y de su nación, alimentado por décadas y siglos de brutal explotación y humillación que se rebelan con estas formas.

Aunque no compartamos sus decisiones, aunque estemos convencidos que la derrota del imperialismo vendrá de la lucha revolucionaria de masas, encabezada por la clase obrera, que deberá expropiar al capital y poner todos los medios de producción al servicio de la sociedad, no podemos dejar de entender y explicar las raíces más profundas de estos hechos, que se producen también en gran medida porque la clase obrera y sus partidos no han podido resolver la crisis de dirección de la humanidad, que es la crisis de su dirección revolucionaria. Porque las principales corrientes del movimiento obrero, socialdemócratas y stalinistas, traicionaron su estrategia y se convirtieron en pilares del sostenimiento del régimen de dominación.

Dice Verbitsky: “Todos los análisis, dentro y fuera de Estados Unidos, indican que fue la movilización del pueblo estadounidense, dividido respecto de la legitimidad de la guerra en Vietnam y de la posibilidad de ganarla, la que impidió el despliegue completo de la maquinaria bélica que el Pentágono deseaba”.

Verbitsky deforma los aspectos centrales de la guerra de Vietnam. El pueblo estadounidense se dividió y se movilizó contra la guerra como producto de la tenaz y encarnizada lucha librada por el pueblo vietnamita, que hizo cuestionar la legitimidad de la guerra. La guerra interminable, tirando con todo lo que podían, empezó a devolver cantidades de soldados muertos, mutilados, locos, lo que potenció aquella movilización en EEUU y en todo el mundo. ¿Qué quiere decir con que no hicieron un despliegue completo? Lo único que les faltó fue tirar bombas atómicas. En Vietnam no pudieron. Y ahora tampoco podrán por más que tenga hoy la cohesión que dice Verbitsky que tienen.

Dice Verbitsky: “La alegría de la señora Pastor de Bonafini no fue compartida por ningún pueblo del mundo, apenas por pequeños grupos sometidos al oscurantismo de la teocracia. El mismo boletín electrónico que consigna sus palabras incluye la condena de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, que expresó sus condolencias al pueblo estadounidense y repudió los ‘métodos deleznables’ empleados”.

Esto es una falsedad de Verbitsky. Alegría y simpatía fue la expresión mayoritaria de nuestro pueblo, especialmente en los sectores más humildes, más sometidos, y sabemos que pasó lo mismo en otros países oprimidos. Verbitsky entiende como sentimiento de los pueblos las expresiones de sus gobiernos, sus iglesias, y los medios de comunicación. Hasta lo midieron estadísticamente, la gran mayoría no repudiaba el atentado y no aceptaba represalias contra Afganistán.

Verbitsky quiere hacernos creer que el comunicado de la Asamblea Popular de Cuba es expresión del sentimiento del pueblo cubano, también cree que la misa de De la Rúa representa el sentimiento popular de los argentinos. Alegría y simpatía, no por los trabajadores muertos en el atentado, sino porque se quebraba el fetiche de la invulnerabilidad, de que jamás recibirían en su propio territorio y sobre sus símbolos más preciados un ataque de esta magnitud, porque sentían que el imperialismo yanky había recibido un durísimo golpe. Alegría y simpatía que expresan también la impotencia de no poder responder como corresponde a la bestia fascista que encarna EEUU. Estamos hablando de un sentimiento de masas y no de pequeños grupos como pretende Verbitsky que deforma el sentido de las palabras del comunicado de las Madres y las declaraciones de Hebe.

Dice Verbitsky: “La idea de que el 11 de setiembre fue destruido el poder más grande del mundo es, además, de una patética ingenuidad. El software que mide el riesgo país ya fue instalado en otro edificio”. En su afán descalificador Verbitsky dice cualquier cosa. Quién podía imaginarse un atentado sobre el Pentágono con un avión de línea norteamericano, cualquiera pensaba que si había un lugar inexpugnable en el planeta ese lugar debía ser el Pentágono.

No puede caber duda del alto valor real y simbólico que tiene ese lugar. Claro que tomar literalmente esa expresión puede sonar exagerado como suena exagerado decir que ahí no pasó nada y que el riesgo país lo pueden medir en otro lado con la misma tecnología. No todas las víctimas de las Torres y el Pentágono eran trabajadores, ahí estaban ejecutivos de compañías multinacionales de las más poderosas del mundo como en el Pentágono había altos oficiales. La importancia del atentado la ponderó el propio imperialismo, pese a Verbitsky. Sólo a Verbitsky se le ocurre minimizar la magnitud que ha tenido, más allá de las vidas humanas.

9) Dice Verbitsky para colmar, falseando la realidad: “Ninguno de estos exabruptos autoritarios tuvo mayor trascendencia, por la marginalidad del grupo que los sostiene, por el desinterés de los aludidos en amplificar voces cuya impotencia no les permite llegar más allá de un núcleo ínfimo de iluminados y por no polemizar con una persona más proclive al insulto que al razonamiento. A lo sumo, cuando se han expresado en un ámbito colectivo estas posiciones han sido sometidas a votación y derrotadas, como en la última asamblea nacional piquetera”.

Verbitsky, que a veces luce como bien informado, falsea la realidad cuando se refiere a la Asamblea Piquetera. O bien no chequeó las fuentes y le vendieron pescado podrido o miente a sabiendas abusando del desconocimiento que pueden tener los lectores sobre lo que ocurrió en esa Asamblea, uno de los hechos populares más notables de los últimos tiempos.

Hebe intervino en esa Asamblea y hay miles que pueden atestiguarlo, su intervención antielectoralista, llamando al combate, ganó la ovación de la enorme mayoría de los presentes, inclusive de los activistas partidarios que participaban con candidatos en las elecciones.

Las votaciones reflejaron esa intervención derrotando el reformismo y el burocratismo que quisieron maniatar ese Congreso. Los candidatos que fueron a exhibirse al Congreso desaparecieron cuando recibieron la feroz chiflatina las adhesiones que se querían leer.

Igual chiflatina recibieron los enviados del MTA pese a los pedidos de apoyo que hizo la dirección del CTA. La burocracia fue derrotada, tuvo que maniobrar para cambiar la declaración final, y no va a cumplir con la resolución de realizar un Congreso de trabajadores ocupados y desocupados en octubre porque tiene miedo a que le vuelva a ocurrir lo mismo.

El CTA y la CCC fueron a ese Plenario con un objetivo, con una idea de resolución y fue producto de la intervención del bloque mayoritario que pretendían dejar afuera del Congreso, que las resoluciones fueron adoptadas en un sentido contrario al que tenían previsto. Sufrieron una derrota monumental, sus propios delegados votaron en contra de las posiciones de la dirección. Fue duramente cuestionada la violación a los acuerdos del 1er. Congreso por parte de los dirigentes de CTA y CCC.

A tal punto llega su derrota que trucharon el texto de las resoluciones para mostrar que amortiguaron la presión radicalizada de las bases.

Verbitsky cree que porque habla desde la televisión o escribe en un diario tiene mayor trascendencia en la lucha de clases que Hebe y Madres de Plaza de Mayo.

La historia demuestra todo lo contrario. La presencia de las Madres en los conflictos obreros más importantes de los últimos 20 años yendo a las plazas, a las rutas, actos, asambleas, escuelas, o donde las convocaran desmienten las palabras llenas de resentimiento y veneno de Verbitsky.

Tenemos muchas diferencias con las posiciones de Hebe pero no nos permitimos falsificar la realidad para polemizar con sus posiciones o criticar los que creemos son sus errores.

Cabe recordarle a Verbitsky cuál fue la expresión de masas que tuvo en las últimas elecciones la posición electoral de las Madres y la que logró el ARI al que contribuyeron desde el Frente Nacional Contra la Pobreza.

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