El “nuevo” plan económico y el agravamiento de la crisis

No hace falta indagar demasiado para saber cuál es el plan económico del Ministerio de Economía, que según todas las expresiones de estos últimos días, conservará su lineamiento original sin modificar sustancialmente nada. Sin embargo, siempre es interesante escuchar de las propias fuentes los objetivos que se tienen planteados.

La Ministra que acaba de asumir, Silvina Batakis, nos dejó dos definiciones que pintan de cuerpo entero qué es lo que debemos esperar los trabajadores respecto a la “flamante” asunción.

Primeramente, sostuvo que ella cree (¿?) “en el equilibrio fiscal”. Todos sabemos lo que significan esas palabras: mantener el ajuste del FMI. Será incapaz de resolver ninguna de las cuestiones fundamentales del país -como algunos pseudo-izquierdistas parecieran plantear- en la medida en que su programa no se diferencia del de su predecesor.

El equilibrio fiscal no es otra cosa que nuevos ajustes bestiales con reducción del gasto público. Es decir, disminución de los subsidios, pérdida del poder adquisitivo con recortes en jubilaciones y pensiones, y reducción en los planes sociales. Así logra la burguesía su tan amado equilibrio fiscal, objeto de devoción en el cual hay que “creer”.

El segundo aspecto que planteó la recientemente asumida Ministra Batakis tiene que ver con los acuerdos con el FMI. Aunque advierte que las metas planteadas por el organismo son “muy fuertes” sostuvo a renglón seguido que “el acuerdo tenemos que cumplirlo”. Es un doble mensaje: por un lado, de tranquilidad para los mercados financieros internacionales, y por el otro, de claridad para los que se ilusionaban con un cambio de rumbo respecto al FMI.

A pocos días de asumidos se revela sin disimulo el programa económico que seguirá aplicándose en el país en manos de Batakis. Algunos incluso pretendieron hacernos creer que hasta hace pocos días teníamos un infiltrado del imperialismo en el Ministerio de Economía, como Martín Guzmán, tratando de hacernos olvidar que su nombramiento contó con el aval de Cristina Kirchner y de todo el Frente de Todos. Esta peligrosa ceguera, ingenuidad o cinismo (en algunos otros casos) es doblemente peligrosa cuando se proclama conscientemente.

Los trabajadores debemos reflexionar profundamente sobre lo que está sucediendo en el país. Con menos de un mes de diferencia tuvieron que abandonar sus cargos dos ministerios trascendentales, Matías Kulfas y Martín Guzmán, síntoma por demás evidente de la crisis por la que atraviesa el Gobierno. Crisis que se agrava diariamente sin perspectivas de resolución. Sucede que el plan económico, con la sujeción a los lineamientos del FMI, concluyen irremediablemente en la necesidad de profundizar aún más el ataque sobre las masas.

Este ataque agudiza las contradicciones, ya de por sí endebles, sobre las que se intenta sostener el Gobierno. Solo la lucha de clases puede resolver el choque entre los dos programas antagónicos en disputa, el burgués y el obrero. La tarea del momento es mostrar la incapacidad del Gobierno, cambie el nombre que cambie, para resolver cualquiera de los problemas planteados; y mostrar la enorme necesidad de propagandizar y hacer carne los métodos y el programa del proletariado para enfrentar el “nuevo” plan económico.

 

(Nota de MASAS nº418)

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