La huelga en el transporte público paralizó Alemania

Un par de días después de la crisis bancaria que golpeó a los principales bancos de Alemania estalló la huelga en el transporte que comenzó el 27 de marzo, el mayor conflicto laboral en Alemania desde hace 30 años.

El operador ferroviario alemán Deutsche Bahn denunció: hay “millones de pasajeros que dependen de autobuses y trenes” afectados por una “huelga excesiva y exagerada”. El sindicato respondió: “Un conflicto social que no tiene repercusiones es un conflicto social inofensivo”.

Paralizaron todo el sector nacional del transporte reclamando aumentos de salarios frente a la inflación. Además de los servicios ferroviarios, casi todos los aeropuertos, vías fluviales, autopistas y transporte público local quedaron afectados en siete de los 16 estados del país. Afectando también las comunicaciones internacionales especialmente en toda Europa y llega después de varias jornadas de huelga de los controladores aéreos franceses. Solo en Frankfurt, uno de los mayores aeropuertos de Europa, se han cancelado 1.200 vuelos, afectando a 160.000 pasajeros. El aeropuerto de Munich ha paralizado 1.500 vuelos, con unos 200.000 viajeros afectados.

El operador suspendió todo el tráfico de larga distancia y gran parte de los servicios ferroviarios regionales y de cercanías debido a la huelga convocada por los sindicatos Ver.di y EVG.

Esta movilización se inscribe en un contexto de crecientes tensiones sociales en Alemania, donde las huelgas para exigir aumentos de salarios se multiplican desde inicios de año, desde las escuelas hasta los hospitales, pasando por el correo. El movimiento conjunto entre los sindicatos EVG y Ver.di, que representan respectivamente 230.000 trabajadores de las compañías ferroviarias y 2,5 millones de empleados del sector de servicios es un hecho novedoso.

Esta “Mega-Streik” (mega-huelga), como ha sido bautizada por los medios alemanes, es la respuesta a los precios que se dispararon desde hace más de un año, con una inflación que llegó a 9,3% en febrero. EVG y Ver.di exigen un 12 y 10,5% de aumento salarial respectivamente, con 650 y 500 euros mensuales de ajuste como mínimo. Los empleadores (Estados, comunas, empresas públicas) proponen un aumento de 5%, con dos pagos únicos de 1.000 y 1.500 euros (1.080 y 1.620 dólares).

Los sindicatos apostaron a una “amplia movilización”. En todo el país, “el tráfico de los trenes de larga distancia fue suspendido, así como las líneas regionales”. En la mayoría de los aeropuertos se anularon los vuelos. En muchas grandes ciudades, los transportes públicos están muy perturbados. En Berlín, la red S Bahn -un conjunto de tranvías y metros- estuvo bloqueada. La falta de respuesta a las demandas desencadenará otra ola de huelgas. Gobierno y empresarios dicen que un ajuste salarial desencadenará nuevos aumentos de precios y tarifas.

La situación de la clase obrera ha empezado a cambiar, como ya ocurre en otros países de Europa, saliendo a la lucha en defensa de sus derechos y condiciones laborales, frente al aumento de precios de los alimentos y de la energía.

(Nota de MASAS nº433)

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