Campaña de los 14 años en reconocimiento a la obra de Guillermo Lora

Desde el fallecimiento del dirigente del Partido Obrero Revolucionario de Bolivia, siempre hemos recordado la gran pérdida física que fue para la lucha del proletariado boliviano y mundial. Pero seguimos el orden natural de la vida. Lo fundamental es que Lora tuvo una existencia llena de energía concentrada en el objetivo histórico de la revolución proletaria. Ello le obligó a estudiar a fondo el marxismo-leninismo-trotskismo, asimilando la concepción del mundo, la teoría de la revolución socialista y los logros programáticos sobre la base de las experiencias de la lucha de clases en el mundo y en su país.

Su plena dedicación a la tarea de transformar el POR en una poderosa arma del proletariado -en Bolivia, marcadamente minero- y sus particulares facultades creadoras permitieron a Lora situarse en la estirpe de los grandes cerebros teóricos del socialismo científico. El Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional (CERCI) reconoce este lugar en la historia del pensamiento marxista a través del conocimiento de sus voluminosos escritos, originados en los acontecimientos vivos de la lucha de clases en Bolivia, América Latina y otras partes del mundo. Los 70 volúmenes de sus Obras Completas, de 500 páginas cada uno, constituyen una fuente indispensable de estudio, así como las Obras de Marx, Engels, Lenin y Trotsky; fundamentalmente.

Lora no se propuso reinventar el marxismo-leninismo-trotskismo. El socialismo científico se constituyó como un sistema teórico y programático cohesionado, cuya vigencia se mantiene como guía para las revoluciones proletarias, para la construcción del socialismo y la estructuración del comunismo, la sociedad sin clases. Pero precisamente por ser un sistema científico, exige constantemente la incorporación de nuevos aspectos que surgen de los incesantes cambios de la realidad. Por eso es visible que Marx y Engels sentaron las bases del socialismo científico, de la concepción comunista de la sociedad, del programa de la revolución social y del internacionalismo proletario. En su época, llevaron a cabo demostraciones prácticas, estudiando las revoluciones del pasado, analizando los diferentes acontecimientos de la lucha de clases y viviendo los del presente, siendo los más relevantes los levantamientos que desembocaron en la Comuna de París. Así, Marx y Engels dieron expresión organizativa, dedicando energía a construir el partido revolucionario, como se puede ver en el trabajo para transformar la Liga de los Justos en la Liga Comunista, que se constituyó con el Manifiesto del Partido Comunista como programa, y para construir la Asociación Internacional de Trabajadores, que se convertiría en la Primera Internacional.

En este proceso se reveló la materialidad de que el partido revolucionario es el programa. Lora comprueba el valor de este supuesto aplicando el Programa de Transición en Bolivia. No como una receta sino como un método histórico, que sólo los marxistas asumen y aprenden constituyendo la vanguardia revolucionaria en el seno del proletariado.

Lenin, ya en el siglo XX, se erigió en el continuador más preciso y más consecuente del socialismo científico. El capitalismo pasó de la fase liberal y competitiva a la del imperialismo. Trajo nuevas cuestiones y exigencias científicas, de lucha de clases y de formulaciones político-ideológicas. Entre las grandes cuestiones, citamos, brevemente, la naturaleza del partido revolucionario, las particularidades de la revolución proletaria en cada país, la interrelación entre táctica y estrategia, la teoría del imperialismo y los fundamentos programáticos del internacionalismo marxista.

Lenin, rodeado de camaradas revolucionarios, cumplió la gran tarea de demostrar y probar los principios y tesis del socialismo científico en el movimiento obrero ruso e internacional, llevando al Partido Bolchevique a tornarse en dirigente del proletariado y de la mayoría explotada. La Revolución Rusa y la construcción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no sólo demostraron la cientificidad del marxismo, sino que permitieron su elevación con las contribuciones de Lenin. Es en estas condiciones, que el marxismo y el reformismo chocan a gran escala. La Segunda Internacional se hundió en el revisionismo en plena Primera Guerra Mundial, y surgió la Tercera Internacional, basada en los logros más avanzados del proletariado ruso y mundial.

Lora se dedicará a analizar los logros teóricos y programáticos plasmados en la extraordinaria obra de Lenin. Lo reconoce en la estirpe como el más completo y riguroso continuador del marxismo. Desde el principio hasta el final de las Obras Completas de Lora encontramos la marcada influencia del leninismo.

Trotsky tomó parte activa en todos estos acontecimientos de la Revolución Rusa, destacando con sus escritos forjados en el período de la revolución y contrarrevolución de 1905. Se equivocó sobre la naturaleza del Partido, pero superó sus diferencias con Lenin, coincidiendo plenamente con él. Pero fue con el control de Stalin y sus aliados de la dirección del Partido Bolchevique (Partido Comunista) cuando Trotsky evidenciará su comprensión y asimilación del marxismo-leninismo.

Durante seis años estará a la cabeza de una fracción -la Oposición de Izquierda- que lucha contra el revisionismo estalinista, que se impone poco a poco, hasta eliminar completamente el centralismo democrático, expulsar a Trotsky del Comité Central en 1927, confinarlo, expulsarlo de Rusia en 1929 y finalmente asesinarlo en 1940.

Siguiendo el ejemplo de la lucha de Lenin contra la bancarrota de la II Internacional y por la fundación de la III Internacional, Trotsky organizó la Oposición de Izquierda Internacional, que impulsó un movimiento para la formación de la IV Internacional, fundada en 1938. En el periodo que concluyó con la Revolución Rusa, Trotsky se mostró como un estudioso dedicado del socialismo científico y extrajo importantes elementos y conclusiones de las leyes generales de la revolución, tratando de aplicarlas a la particularidad de Rusia. Sus escritos sobre la revolución permanente, la ley del desarrollo desigual y combinado y el carácter mundial de la revolución socialista tendrán una importancia decisiva para analizar el proceso de burocratización del Estado obrero, su degeneración en burocracia, la deformación completa del Partido Bolchevique, la aplicación de una política económica que favoreció la desigualdad social, el fortalecimiento de las capas de la pequeña burguesía que tendían a la acumulación, el creciente alimento de los privilegios de la casta burocrática y, finalmente, los peligros que ofrecen las fuerzas sociales que tienden a la restauración capitalista.

Abordar el fenómeno del termidor soviético requirió un largo y doloroso proceso de comprensión y formulación programática. La experiencia histórica del termidor de la Revolución Francesa sirvió de base comparativa para la respuesta de Trotsky a una manifestación hasta entonces desconocida, como era la contrarrevolución que se había gestado y desarrollado en el seno del Estado soviético. Las formulaciones marxistas sobre la degeneración burocrática del Partido Bolchevique y del régimen soviético condujeron al programa de la revolución política, que se convirtió en la guía de la lucha de la Oposición de Izquierda y de la IV Internacional contra el revisionismo estalinista. El trotskismo se apoya en los sólidos fundamentos del marxismo-leninismo, en las experiencias de la Revolución Rusa y en los pasos dados en la construcción de la URSS.

El colapso de la URSS en 1991, y con él el colapso histórico del estalinismo -al igual que el colapso histórico de la socialdemocracia en 1914-1917- confirmó la predicción de Trotsky de que si la vanguardia revolucionaria, que se perfilaba en la IV Internacional, no superaba la crisis de dirección y si la burocracia estalinista no era derrocada del poder, la restauración triunfaría, tarde o temprano. Aumentarían los peligros del imperialismo en llevar a la humanidad a las últimas consecuencias de la barbarie.

El mismo rigor que Lora tuvo con la multiplicidad de formulaciones de Lenin puede verse en la asimilación del legado de Trotsky. El uso juicioso de la teoría de la revolución permanente y de la ley del desarrollo desigual y combinado indica que el constructor del POR en Bolivia identificó su valor en el trabajo de comprensión de las particularidades de la revolución en su país. Este fue el camino seguido por Marx, Engels, Lenin y Trotsky.

Entendemos, sin embargo, que la lucha de Trotsky contra el revisionismo estalinista (socialismo en un solo país, coexistencia pacífica, revolución por etapas, frente popular, democracia y fascismo, caracterización de las burguesías de los países semicoloniales, el lugar del nacionalismo burgués, etc.) y el proceso de restauración capitalista fue lo que en última instancia dio forma a las posiciones estratégicas del POR en Bolivia. Esto se debió a que se destacó y se mantuvo como el partido que encarnaba, con todas sus dificultades y deficiencias, el Programa de Transición.

Si Lora no hubiera dirigido al POR por el camino de la IV Internacional, no habría derrotado programática, política e ideológicamente al Partido Comunista de Bolivia y a las variantes del nacionalismo burgués y pequeñoburgués. No habría derrotado la presencia foránea del revisionismo pablista del trotskismo, que llevó a la ruptura de la IV Internacional. No habría combatido con las armas del marxismo el foquisismo guevarista y maoísta. Sin estos enfrentamientos, el POR no habría podido convertirse en el pilar central de la reconstrucción de la IV Internacional, tarea que condiciona el trabajo de todo el mundo para superar la crisis de dirección.

En este homenaje a Lora, el CERCI profundizó el conocimiento del lugar del POR en la organización del proletariado minero en la Revolución de 1952, en la construcción de la Asamblea Popular y el compromiso en la organización del frente único antiimperialista. Así no hemos podido dejar de destacar la lucha del POR, desde los rincones de Bolivia, contra los pasos decisivos de la restauración capitalista, que llevaron al colapso de la URSS. La obra de Lora, La Contrarrevolucionaria Perestroika. Derrocada do Estalinismo, escrita poco antes de la liquidación de la URSS, es indispensable para llevar a cabo la tarea de reconstrucción de la IV Internacional. La relación del POR con la IV Internacional debe ser mejor estudiada, conocida y divulgada.

El CERCI tiene ante sí la ardua tarea de fortalecerse como organización embrionaria del Partido Mundial de la Revolución Socialista. Esta es la principal conclusión que la sección brasileña saca de la campaña por los 14 años transcurridos desde la ausencia física del camarada Guillermo Lora.

(POR Brasil – Masas nº690)

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