Latinoamérica y la eterna historia del saqueo de sus recursos naturales

En un escenario de una frenética guerra comercial mundial entre los bloques hegemónicos que se disputan el control de las riquezas naturales de Latinoamérica (por un lado Estados Unidos, Canadá, la Comunidad Económica Europea, etc., y por el otro lado China, Rusia y otros países asiáticos), se hace necesario reabrir el debate de lo ¿qué es Latinoamérica?, ¿qué lugar ocupa en la economía mundial? y cuáles la consecuencias de las inversiones extranjeras que están llegando al continente.

Latinoamérica se incorpora al emergente sistema capitalista en plena consolidación de los Estados industrializados de Europa, primero como mercado de mercancías para luego pasar a ser mercado de capitales impulsando inversiones estratégicas fundamentalmente en el sector primario de extracción de materias primas, petróleo, minerales y producción agrícola. “Forjada al calor de la expansión comercial promovida en el siglo XVI por el capitalismo naciente, América Latina se desarrolla en estrecha consonancia con la dinámica del capital internacional. Colonia productora de metales preciosos y géneros exóticos, en un principio contribuyó al aumento del flujo de mercancías y a la expansión de los medios de pago, que, al tiempo que permitían el desarrollo del capital comercial y bancario de Europa, apuntalaron el sistema manufacturero europeo y allanaron el camino para la creación de la gran industria… Es a partir de este momento que las relaciones de América Latina con los centros capitalistas europeos se insertan en una estructura definida: la división internacional del trabajo, que determinará el curso del desarrollo ulterior de la región”.

En esta nueva división internacional de trabajo se estructura un entramado caracterizado por una desigual distribución de valores y ganancias entre la metrópoli y sus semicolonias: “En el segundo caso — transacciones entre naciones que intercambian distintas clases de mercancías, como manufacturas y materias primas—, el mero hecho de que unas produzcan bienes que las demás no producen, o no lo puedan hacer con la misma facilidad, permite que las primeras eludan la ley del valor, es decir, vendan sus productos a precios superiores a su valor, configurando así un intercambio desigual. Esto implica que las naciones desfavorecidas deban ceder gratuitamente parte del valor que producen, y que esta cesión o transferencia se acentúe en favor de aquel país que les vende mercancías a un precio de producción más bajo, en virtud de su mayor productividad. En este último caso, la transferencia de valor es doble, aunque no necesariamente aparezca así para la nación que transfiere valor, ya que sus diferentes proveedores pueden vender todos a un mismo precio, sin perjuicio de que las ganancias realizadas se distribuyan desigualmente entre ellos y que la mayor parte del valor cedido se concentre en manos del país de productividad más elevada” (Ruy Mauro M).

En septiembre de 1977, Guillermo Lora en su “Proyecto de informe sobre América Latina”, caracteriza a Latinoamérica señalando que “Es indiscutible que el rasgo común y diferencial del continente latinoamericano radica en ser capitalista atrasado, lo que importa que no se han cumplido a plenitud las tareas democrática-burguesas fundamentales, esto pese al tremendo desnivel que se observa en el desarrollo económico de los distintos países. La industrialización acelerada de algunos países (no más de tres en todo el continente)…, no significa que hubiese superado la persistencia de formaciones económico-sociales pre-capitalistas dentro de su territorio… utilizamos la expresión “capitalismo atrasado” para designar a los países semicoloniales… Un país capitalista atrasado supone una economía combinada como una concretización de la economía mundial y que explica la realidad y particularidades de la semicolonia… El problema de la liberación nacional (una tarea democrática no cumplida) es común a todos los países latinoamericanos, a todo el continente, y es el rasgo que los fisonomiza. En mayor o menor grado sufren las consecuencias de la masiva invasión de inversión de capital financiero venido desde las metrópolis imperialistas, que no solo subordinan el desarrollo parcial de los países sometidos a intereses foráneos… sino que inevitablemente el predominio económico se traduce en explotación y opresión política”.

La tarea central del movimiento obrero latinoamericano, consiste en vanguardizar la lucha de sus naciones con el propósito de repeler la invasión de capitales que convierten al continente en su patio trasero de la metrópoli, relegando su propio desarrollo soberano en favor de los intereses foráneos.

¡¡¡ POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE AMÉRICA LATINA !!!

(Nota de Masas n°2770 del POR de Bolivia)

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