El Congreso y los 5 diputados del FIT-U

Los primeros días de diciembre se realizó la jura de nuevos diputados y la casi unánime elección de Martín Menem como Presidente de la Cámara de Diputados, exponiendo tempranamente el papel que vendrá a jugar el Parlamento en la siguiente etapa. Innegablemente el parlamento ha ido a la derecha, no así las masas. Sumado a los discursos de Javier Milei en su asunción del 10 de diciembre, las masas nos podemos hacer un cuadro más exacto de la situación política actual: pocas veces la democracia burguesa y sus instituciones reflejan tan precisa y descarnadamente sus objetivos e intenciones. Con todo, la dictadura del capital se ha hecho más evidente.

El Parlamento es una cueva de bandidos y una institución de la que nada debemos esperar. No obstante, en el siguiente período ocupará, por momentos, el centro de atención de la población. Buena parte de los que depositaron expectativas en Unión por la Patria confían en que sus representantes -de acuerdo a sus propias promesas- hagan su trabajo y bloqueen las iniciativas legislativas de “La Libertad Avanza”. Ya la primera sesión demuestra que nada de esto sucederá y todos los partidos patronales se preparan para garantizar la gobernabilidad, es decir la aplicación del plan anti-obrero.

La reciente incorporación de Christian Castillo como diputado de la izquierda centrista configura un hecho también novedoso en esta situación en el Parlamento burgués: nunca antes el FIT-U había tenido tantos representantes, desde su estructuración en 2011. Queda conformado así un nada despreciable bloque de 5 diputados.

Que recientemente algunos integrantes del FIT-U hayan llamado a votar a Massa, o los otros se hayan abstenido de intervenir en el balotaje, son tan solo una nueva muestra  de su contenido pequeño burgués y su definitiva bancarrota política. Pero el FIT-U -antes como FIT- no ha tenido variaciones de calidad, sino que es un todo único desde sus orígenes, cuestión que había quedado plasmada ya desde la primera consagración de diputados allá por el 2013. Este frente ha sido desde su inauguración un freno en la politización de las masas y un obstáculo para la educación política de los oprimidos en cuanto a su actitud frente a las instituciones y el régimen capitalista en su conjunto. Han alimentado las ilusiones en la democracia burguesa (en la consagración de un diputado; en la aprobación de una ley; en la interpelación de un funcionario) como casi ningún otro bloque de los partidos patronales.

Ciertas organizaciones desorientadas creen estar realizando grandes descubrimientos cuando recalan en este carácter electoralista y democratizante del frente, caracterización científica a la que el POR arribó allá por el 2011 sin necesidad de atravesar por largos y penosos años de cretinismo parlamentario. Estos mismos tardíos descubridores se colocaban entre los precoces entusiastas cuando se inauguraba dicha funesta experiencia. La ausencia de balance autocrítico expone sus propios rasgos miserables.

Pero tanto vale también para el FIT, quien mientras esté apto para cumplir su misión de consagrar legisladores nacionales, provinciales o municipales, continuará funcionando como tal, con sus eventuales crecimientos o retrocesos numéricos. Sin embargo, ya ha quedado saldado el papel que pueda llegar a jugar de cara a la situación política entrante. Fue un triste y revelador inicio del grupo revisionista del trotskismo.

Primeramente fue el turno de la “jura” de Christian Castillo, quien luego de una pequeña proclama se saludó gustosamente con Santiago Cafiero y Carlos Gutiérrez (ambos de Unión por la Patria). Esta es una actitud totalmente inaceptable en los revolucionarios, que no vamos a los parlamentos a hacer amistades ni saludarnos sonrientes con nuestros verdugos, sino a desenmascararlos, a denunciarlos, a repudiarlos abiertamente, a delimitarnos claramente de cara a las masas. Es un muro de clase el que debe franquear un diputado del otro: claramente no existe tal muro en este caso. 

Seguidamente los diputados se abstuvieron de la elección del Presidente de la Cámara de Diputados, cuando lo que corresponde es rechazar la misma. Lenin solía quejarse de esta actitud que revelaba la línea de menor resistencia y temor a exponer el programa revolucionario en los organismos de la burguesía. Luego, Romina del Pla sostuvo que el FIT-U sería una “oposición clara y consecuente en este Congreso”. Eso está muy bien, pero hacer una labor revolucionaria y marxista en el Parlamento… es otra cosa.

Los revolucionarios contamos con una extensa experiencia en los parlamentos burgueses que ha sido debidamente reseñada por el Partido Obrero Revolucionario en su libro “Los revolucionarios en los parlamentos burgueses”, con las formidables experiencias de los bolcheviques, del Bloque Minero Parlamentario (de Bolivia) y de los trotskistas chilenos, entre otras. Pero estas experiencias son no solamente ignoradas por estas organizaciones, sino rechazadas en la práctica por los diputados que se (mal) reclaman del trotskismo.

En el período venidero cualquier engaño, cualquier ocultamiento, cualquier ilusión en atajos constitucionalistas tiene resultados fatales para la lucha revolucionaria, por eso resulta imprescindible nuestras permanentes críticas a los centristas. Argentina ha entrado en un momento trascendental para la labor de los revolucionarios, cuestión que solo podrá ser aprovechada por los poristas por levantar en sus banderas la revolución y dictadura proletarias.

Ante la bancarrota ideológica de la “izquierda”, y la desmoralización generalizada de los peronistas, solo el POR se levanta con claridad con el único programa para enfrentar consecuentemente a Milei.

(Nota de MASAS n°447)

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