La Plata: Plan de lucha para unificar los reclamos de los trabajadores

En el mes de enero pasado en Argentina tuvo lugar el primer paro nacional contra las políticas del gobierno de Javier Milei. Fue una movilización importante en la que confluyeron una diversidad de gremios, agrupaciones políticas, agrupaciones estudiantiles, así como personas particulares cuya preocupación no se aplacaba con ese medida en sí misma, sino que una gran mayoría esperaba que el paro fuse el inicio de un plan de lucha –al que, hoy a mediados de marzo de 2024, aún no se concretó.

Las jornadas de paros y protestas en el mes de febrero pasado mostraron las injusticias padecidas por distintos grupos sociales a raíz de las políticas de ajustes del gobierno nacional. Entre ellos podemos nombrar a los inquilinos y sus entidades que los nuclean manifestando el descalabro que implica la desregulación del sector y la imposibilidad de sostener o contratar un lugar dónde vivir. Otros de los sectores que realizó un paro nacional fue el que agrupa a los gremios docentes. El 26 de febrero tanto las instituciones dependientes de Nación como de las Provincias adhirieron a la medida de fuerza. En estos casos se expresión el rechazo al no pago por parte de Nación del Fondo Nacional de Incentivo Docente así como el reclamo ante la urgencia de sostener abiertas las universidades nacionales –en virtud de la sabida situación de que el gobierno nacional generó un ajuste y licuación de salarios a partir de no enviar al Congreso un presupuesto propio, las universidades anticiparon que con ese viejo monto de financiamiento no alcanzaría para llegar más allá de abril o mayo.

En el caso de la ciudad de La Plata, se convocó desde la Multicolor a parar el lunes 4 de marzo. La adhesión no fue nada desdeñable, sobre todo atendiendo a la historia de los paros docentes en esta región donde el sindicato es conducido por la Celeste de Baradel y su juego con el gobierno provincial peronista, quienes buscan descreditar -de modo intolerante muchas veces- estas protestas de la izquierda. En relación con los paros, vale señalar que las medidas docentes en provincia de Buenos Aires se ven obstaculizadas por la tensión entre el rechazo del peronismo a las políticas de Milei y el compromiso de no horadar la figura y las políticas de Kicillof.

En síntesis, las movilizaciones están más que justificadas, y la exigencia de un plan de lucha que agrupe los reclamos es imperiosa. La pregunta es por el tipo de impedimento que dificulta la unión de la masa obrera y del conjunto de los oprimidos en acciones conjuntas.

Indignación docente

Aunque es un diagnóstico un tanto general, podríamos decir que las protestas no logran unificarse por el trabajo de las burocracias sindicales para impedirlo, junto a la incredulidad de la capacidad de daño del gobierno, de su la falsa expectativa de creer que en algún momento se verá un sentimiento de empatía del primer mandatario con los ajustados, o la suposición de que no puede ir tan lejos como amenaza. Respecto de esto último no se puede ignorar el hartazgo e indignación social con la política burguesa tradicional. Pero no es una explicación ni necesaria ni suficiente para responder a esta cuestión. En el campo de la docencia la bronca se concentra en la baja de los salarios. El paro surte efecto o fracasa en relación a esa variable. Esto, a su vez, parece ser la causa del acento en el desprestigio de los educadores, siendo más habitual el encono hacia las escuelas primarias -dada la cantidad de horas que están frente a un mismo curso-, y un tanto menos en las secundarias, donde el alumnado puede tener otra independencia. Así, la tensión en educación se agudiza frente a los paros, pues la ineficacia de los arreglos de los gremios al momento de la lucha por el salario, la visión social negativa sobre la profesión y las convocatorias mal planteadas a medidas de fuerza termina por desanimar a los trabajadores. Alcanza para ver esto último el paro dispuesto por la CONADU HISTÓRICA Y CTERA el 26 de febrero pasado, que no afectó a las escuelas primarias, y apenas a las secundarias de forma muy moderada (cuando lo lógico era un no inicio de clases a nivel nacional). Pero ¿cómo se llega a ese estado de repudio a la política por la inoperancia para resolver la situación económica social en general, y por qué lleva esto a su vez a no salir de allí?

8M

La última movilización por el día Internacional de la Mujer Trabajadora en Argentina expresó algo de esa salida de la indignación. Su masividad no solo es fruto de la lucha de las mujeres por las condiciones de violencias padecidas, sino que el paro del 8M también se dirige hacia el sistema productivo, contra las condiciones laborales de las obreras y empleadas. Se reclama por una igualdad salarial, por condiciones de trabajo dignas, por el reconocimiento pleno de sus derechos. Esto se hace extensivo a los colectivos de disidencias sexuales, grupos LGTBQ+. El movimiento de mujeres muestra en el presente una forma de organización que hace visible la condición de opresión en distintos estratos sociales, y esa unión es una estrategia central de lucha contra las políticas del presidente Milei. Sin embargo, un aspecto a sumar al considerar este reclamo, sin dejar de destacar que esta lucha lejos está de quedarse en la sola indignación, en el resentimiento, o la bronca paralizante, es que para terminar con toda forma de opresión es necesario destruir la sociedad capitalista en la que vivimos, basada en la división en clases sociales, y en ese sentido la opresión sobre las mujeres es un producto de la opresión de clase. Superar esta relación clasista es la condición principal que hace de todas las formas de resistencias contra opresiones un encuentro de lucha potente: no podemos permitir seguir aceptando que el capitalismo nos arrebate nuestra humanidad reduciéndoos a una sola forma de vida, reduciendo nuestra existencia a mera fuerza de trabajo capitalista.

Paro general

No vemos una forma de luchar por la igualdad de modo más plena que la de valernos de nuestras propias armas para empezar a revertir la situación. Usar de modo conjunto estas armas es una expresión de lo que puede lograrse frente al capitalismo, de lo que puede lograr la clase obrera con su propio criterio de transformación, condicionando al poder hegemónico económico y político, hasta desintegrar la sociedad de clases. Las reivindicaciones del 8M tienen que ser levantadas por los sindicatos y las centrales obreras. El Día Internacional de la Mujer Trabajadora tiene que formar parte orgánica en la lucha contra el capitalismo. La concentración en pocas manos de los grandes medios de producción hace que los logros de la humanidad, el desarrollo científico, tecnológico e industrial, no puedan ser gozados por todos. Como expresó la compañera Angélica Cano, secretaria de prensa de ATEN en la asamblea de ATEN Capital: “siempre nos dicen que no es el tiempo para luchar –las burócratas de las dirigencias sindicales-”, pues bien, como ella también propone, las condiciones presentes exigen la convocatoria a urgente asambleas y organizarnos para la lucha colectiva.

(Nota de MASAS n°453)

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