LA OFENSIVA DE LA BURGUESÍA MUNDIAL EXIGE QUE LA VANGUARDIA ENCARNE LA POLÍTICA Y EL PROGRAMA DEL PROLETARIADO.
-LA ESENCIA DE LA CRISIS
La parálisis del aparato productivo y el comercio mundial se proyectaban desde fines del año pasado, cuando la explosión de la pandemia de Covid-19 golpeó los negocio de ramas enteras (transporte, turismo, comercio, etc.). Se estima que se eliminarán 25 millones de empleos, y los asalariados se verán afectados por la pérdida de $ 3.4 mil millones en sus bolsillos, como resultado de las políticas implementadas por los gobiernos para eludir los efectos inmediatos de la crisis.
Para defender las ganancias de los monopolios, en medio del colapso general de los negocios burgueses, los gobiernos están aumentando el número de medidas económicas extraordinarias. Al mismo tiempo, imponen medidas políticas dictatoriales para restringir las respuestas de las masas a la brutal destrucción de sus ya miserables condiciones de vida. Es por eso que la «cuarentena sanitaria» se usa para imponer los intereses de la burguesía contra los oprimidos con mano de hierro.
PANDEMIA ANUNCIADA
No es la primera vez que una pandemia golpea la economía mundial. El SARS produjo pérdidas estimadas en US$ 40 mil millones. El Ébola, US$ 53 mil millones. Y el H1N1, entre US$ 45 y 55 mil millones. Según estimaciones hipotéticas, si se repitiera el escenario de la gripe española, que en 1918 dejò enferma a un tercio de la población europea y mató a 50 millones de personas, la caída del PIB mundial alcanzaría al menos el 5%. En otras palabras, una vigésima parte de la riqueza del mundo sería completamente destruida.
También hay conocimientos estadísticos que permite predecir los ciclos de nuevas pandemias. Entre 2011 y 2018, se registraron 1.483 brotes epidémicos en 172 países. Pero solo seis de ellos adquirieron características pandémicas: gripe porcina, SARS, Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS), Ébola, Zika y fiebre amarilla. Es decir, aproximadamente 1 epidemia estalla por año. También es bien sabido que golpearan más violentamente a los países con economías atrasadas y saqueadas por el imperialismo. El Ebola ha significado para Guinea, Sierra Leona y Liberia una disminución del 50% en el turismo, del 51% en el empleo y la destrucción de aproximadamente del 20% del PIB nacional.
Según un documento del Banco Mundial (BIRD) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulado «Un mundo en riesgo», desde septiembre de 2019 se sabía que era muy probable surgiera una nueva pandemia. En otras palabras, la pandemia del Covid-19 y la crisis resultante están lejos de ser un fenómeno inesperado. Evidentemente, el brote de una pandemia es el resultado de la combinación de numerosos factores, no siempre capaces de anticiparse. Pero el documento muestra que la burguesía era consciente de la posibilidad de la explosión de una pandemia, así como de sus consecuencias económicas y sociales. No se hizo nada para evitar las enormes pérdidas económicas y las miles de vidas que se perdieron y seguirán perdiéndose.
LAS GANANCIAS EN PRIMER LUGAR
En el documento antes mencionado, se aconsejó a los gobiernos que «estén preparados», invirtiendo aproximadamente un poco más de 2 dólares, por persona, por año. Si no se tomaran estas medidas, dijeron los autores, en caso de una pandemia, gastarían hasta diez veces más que si hubieran invertido por adelantado; y eso sin contar la pérdida de vidas humanas. Finalmente, el documento advirtió sobre el «caos social» que acompañaría a la crisis económica y sanitaria.
Sin embargo, a pesar de la importancia y efectividad de los «costos-beneficios» de la preparación correcta para catástrofes, estas continuarán ocurriendo en la medida en que los recursos son desviados para mantener el parasitismo financiero y subsidiar las ganancias de los monopolios. Las pérdidas, que pueden ser producto de nuevas crisis, pandemias y tragedias, se transmitirán a las masas en forma de destrucción de derechos, salarios y empleos. No es posible conciliar las necesidades de las masas, que exigen una planificación y organización racional de los recursos nacionales e internacionales, para utilizarlas en beneficio de la mayoría, con los intereses de los capitalistas. Y «a pesar del coeficiente costo-beneficio de la preparación, que es favorable al beneficio», los gobiernos burgueses continuarán estando subordinados a los dictados del capital financiero.
EE.UU. EN EL EPICENTRO DE LA CRISIS MUNDIAL
Según el Washington Post, «está claro que el declive económico … será más agudo y doloroso que durante la crisis financiera de 2008». Se pronostica que la economía se contraerá en un 30% y que millones de personas perderán sus empleos. Por lo tanto, Trump se vio obligado a recurrir al Congreso para aprobar «estímulos financieros» de US$ 1.8 billones de dolares. US$ 50 mil millones serán transferidos a aerolíneas, US$ 150 mil millones a hoteles y la industria del entretenimiento. US$ 350 mil millones para pequeñas y medianas empresas. Se aplazarán las declaraciones de impuestos para las grandes empresas, garantizando una «liquidez» de US$ 300 mil millones. Se pasarán 500 mil millones de dólares (a través de cheques por mil dólares) a ciudadanos sin seguro médico. Otros $ 500 mil millones se destinarán a préstamos a empresas y estados. Existe un debate sobre la ampliación de las prestaciones por desempleo y la reducción de los impuestos sobre la nómina de los trabajadores. Y el Banco Central (FED) pudo inyectar hasta US$ 4 billones en la economía, destinada principalmente a la compra de acciones de empresas, al pago de préstamos y también a salarios.
Estas cifras estratosféricas exacerbarán los desequilibrios en la principal potencia, cuyos reflejos globales serán aún más dañinos, aunque puedan enfriar momentáneamente las consecuencias del choque entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción monopolizadas.
EUROPA: «SALVESE QUIEN PUEDA»
En Alemania, el gobierno de Angela Merkel aprobó un «presupuesto de emergencia» de € 656 mil millones: el más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Se destinarán de inmediato 10.000 millones de euros para garantizar el pago de salarios a los trabajadores afectados por la reducción de las horas de trabajo. Las empresas nacionales, fusionadas con las extranjeras, estarán protegidas con 100.000 millones de euros de un «fondo especial» para la compra de activos y acciones. Los hospitales privados recibirán € 600, por día, por cada cama ofrecida de forma gratuita, o que no esté ocupada con una emergencia. Para camas de UCI (cuidado intensivo), el subsidio es de € 50 mil.
En el mismo sentido, Inglaterra está preparando un paquete de £ 360 mil millones. Francia aprobó un «presupuesto de emergencia» por un valor de € 300 mil millones: € 45 mil millones en ayuda directa a las empresas y € 100 mil millones en subsidios directos e indirectos. España aprobó un presupuesto de € 117 mil millones. Italia, el país más afectado por la pandemia, promete miles de millones para mantener a pie las aerolíneas, el turismo, los textiles y los servicios.
El monto total de 1,6 billones de euros movilizados en Europa es destacable, en comparación, de los 250.000 millones de euros (1,5% del PIB europeo en ese momento) movilizados, en 2008, por la Unión Europea. Hoy, cada gobierno moviliza sumas de dinero similares o mayores solo para salvaguardar los intereses de las fracciones de la burguesía nacional. La crisis puso al orden del día el «unilateralismo» del «sálvese quien pueda» en la agenda, cerrando la era del «multilateralismo» y la coordinación política europea. Este es el verdadero contenido político del cierre de las fronteras nacionales en todo el continente.
-«ESTATIZACON CAPITALISTA»
Entre el conjunto de medidas, resaltó la iniciativa de España (Chile, al parecer, sigue el mismo camino), de poner bajo el control del Estado los recursos técnicos y humanos de los hospitales privados. El gobierno alemán, a su vez, indicó su intención de comprar acciones en Lufthansa y asumir el 60% de los salarios de sus empleados. AirFrance solicitó al gobierno de Macron préstamos estatales para cubrir sus agujeros financieros y pagar parte de los salarios. El gobierno francés también está considerando la idea de inyectar miles de millones de euros como garantía para préstamos y créditos otorgados por bancos. Vimos antes que Trump se está moviendo en la misma dirección.
Presentado como una medida extraordinaria, se trata en verdad, de un medio excepcional para salvar la propiedad privada del monopolio y garantizar los beneficios de los capitalistas. Este es el verdadero significado de los paquetes aprobados por los gobiernos de Alemania, Estados Unidos, España, Francia y otros, destinados a la compra de acciones y activos de empresas en riesgo. De modo que la «estatización capitalista» es solo una forma de evitar las quiebras. La maniobra consiste en transferir las deudas privadas y las pérdidas resultantes de la crisis económica al Estado.
Si se tiene en cuenta que las deudas mundiales de todos los Estados exceden tres veces el PIB mundial, se entenderá cómo esta «operación de rescate», a través de la nacionalización de las deudas y pérdidas de las empresas, prepara las condiciones para una crisis aún más profunda y más violenta. En última instancia, esta «nacionalización» se descargará sobre los hombros de la clase obrera y demás explotados.
La clase obrera mundial tiene su programa de transformar de la propiedad privada de los medios de producción en propiedad social, socialista. Se trata de aplicarlo en las condiciones concretas de la crisis estructural del capitalismo. La expropiación sin compensación de los poderosos grupos económicos y el capital financiero es la condición para oponerse a la «nacionalización capitalista» y la barbarie. La lucha por la nacionalización revolucionaria y la planificación de la economía está condicionada por la lucha estratégica por la constitución de un gobierno del proletariado, basado en la mayoría oprimida.
AVANCE DE LA BARBARIE SOCIAL EN AMÉRICA LATINA
Según la CEPAL, el ciclo descendente de la economía regional tiene 70 años. Sus predicciones indicaron que entraría en una recesión a finales de este año. Las décadas de continuas contrarreformas (trabajo, seguridad social y salarios) agravaron esta situación, en la cual explotarán las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Pero, todos los gobiernos siguierán los dictados del imperialismo: salvar las ganancias de los monopolios y continuar con los ataques violentos contra las masas.
Entre el 1.5% y el 5% del PIB se destinará a «paquetes anticíclicos» para proteger los intereses de los monopolios. Serán “honrados” los compromisos de deuda externa; mientras que las masas enfrentarán el desempleo y subempleo, miseria y hambre, así como la falta de camas y equipo médico, necesarios para combatir el daño de la pandemia.
El brutal retroceso en las condiciones de vida de los oprimidos y el bloqueo de las fuerzas productivas continentales, bajo el gigantesco peso del parasitismo financiero, crea así un terreno fértil para que la crisis capitalista y la pandemia combinadas sumerjan a las masas en la barbarie más completa.
– MILITARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD.
Para imponer estos paquetes violentos, tanto en las potencias como en las semicolonias, los gobiernos burgueses han estado aplicando y aprobando medidas que restringen brutalmente las libertades democráticas y los derechos políticos de las masas. En Alemania, se prohibieron las reuniones de más de dos personas: el gobierno utilizará la fuerza militar para garantizar la medida. En los Estados Unidos, un tercio de la población (84 millones) está bajo restricciones militares sobre el derecho de reunión y manifestación (toque de queda). Macron puso al ejército en las calles de Francia para contener el movimiento de personas. En América Latina, los gobiernos de Chile, Argentina y Colombia recurren al ejército para imponer una cuarentena forzada. En todas partes, las fronteras nacionales están cerradas y militarizadas. Brasil está en el mismo camino de prohibición y militarización.
Debido a su extensión y por arrastrar a las potencias y semicolonias, estas medidas demuestran que se abre una vía de creciente militarización de las relaciones entre las clases. Los levantamientos obreros y populares en 2019 alertaron a la burguesía sobre los peligros de que confluyan la profunda crisis económica y política con la radicalización de la lucha de masas, como se observó en Chile. Cuando las graves consecuencias de la pandemia comiencen a sentirse en la economía, la campaña «terrorista» de la prensa monopólica se generalizará a favor de la imposición de la cuarentena forzada. La burguesía tomó la iniciativa y desarrolló una ofensiva ideológica, destinada a crear las condiciones políticas para aplastar cualquier reacción de las masas. Cuenta con la colaboración de los líderes sindicales burocráticos y el reformismo. Cabe señalar que la pandemia está siendo utilizada por los gobiernos, en todos los países, para detener las tendencias de lucha del proletariado mundial y demás explotados. En gran medida, esta política se ha impuesto debido a la crisis de dirección mundial del proletariado, lo que pone al orden del día la tarea de reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la Cuarta Internacional.
POLÍTICA DEL PROLETARIADO
El capitalismo se encuentra en una etapa avanzada de descomposición. Sus relaciones sociales, sus métodos y sus fronteras nacionales están estrangulando la posibilidad de que la humanidad luche contra las tragedias y dé un salto adelante, creando las condiciones materiales, sociales y culturales para poner fin a la barbarie en todas sus manifestaciones. Las masas tienen mucho que perder con la sumisión a la política burguesa, con la parálisis y con la negativa a desarrollar sus propias formas organizativas y democráticas, para decidir y actuar colectivamente en defensa de sus condiciones de vida.
La clase obrera y los demás oprimidos deben romper la parálisis impuesta por la política de colaboración de clases y encarnar un programa de reivindicaciones de emergencia y combatir las medidas dictatoriales. La quiebra de la parálisis vendrá de explosiones espontáneas, instintivas, o con la intervención de la vanguardia revolucionaria. Debido a la crisis de dirección, la tendencia dominante es la de los levantamientos instintivos, que anulan el aparato burocrático sindical y chocan con los gobiernos. En medio de la pandemia, quedó claro que la burguesía no puede canalizar una masa de recursos para aliviar el desempleo, el subempleo, la miseria y el hambre. En este momento, las condiciones objetivas exigen una reacción de los explotados para defenderse. El hecho de que reflexionen sobre la presión de la burguesía y la colaboración de la burocracia sindical, ciertamente, retrasa la reacción necesaria.
El programa proletario de emergencia solo se materializaría si las masas ganan las calles y rompen el chaleco de fuerza del confinamiento. Por ahora, todo indica que las presiones de la burguesía y la política de colaboración de clases continuarán prevaleciendo. Es deber de la vanguardia revolucionaria mantener la propaganda y la agitación del programa de emergencia, para romper el asedio del estado burgués a las masas y preparar las condiciones para el regreso de las movilizaciones. Por el momento, es obligatorio denunciar la política de la burguesía, la colaboración de los reformistas, el seguimiento de la izquierda centrista y la capitulación de la burocracia sindical. Esta línea, para ser desarrollada entre los explotados, depende de que la vanguardia defienda el programa de la revolución proletaria y el internacionalismo marxista-leninista-trotskista.
(nota de MASSAS nº 606 – POR Brasil)