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El naufragio del centrismo. Acerca de la Conferencia del FITU

La crisis del centrismo y su incapacidad para dar una respuesta proletaria a la situación dramática que se vive y al alza de la lucha de clases transitan un nuevo episodio por estar infectados de electoralismo (expresión de su oportunismo). En los próximos días (del 30 de julio al 1 de agosto) se llevará a cabo la Conferencia Latinoamericana y de EEUU impulsada por el frente, y volverá a mostrar, más temprano que tarde, que el contenido político que le dio nacimiento -su programa electoralista- naufraga ante las tendencias instintivas a la acción directa de las masas. Por más abnegados que sean los esfuerzos por mostrar que el FIT-U podría ser algo más que un frente electoral volverán a naufragar en las aguas del oportunismo. La Conferencia nace sin perspectivas.

Aun sin conocer al detalle las discusiones internas no resulta complicado advertir que tamaña iniciativa se encuentra principalmente desarrollada por el Partido Obrero. Es evidente que posterior a la ruptura sin principios de una gran porción de su militancia que se constituyó en “Partido Obrero Tendencia”, y luego de la escisión formal del CRCI, el Partido Obrero (Oficial) quedó huérfano de un agrupamiento Internacional. A todas luces dicha iniciativa artificial de subsanar esta cuestión no encuentra puntos firmes de apoyo y está condenado a la esterilidad.

 

CUÁLES LOS MÉTODOS

No es la primera vez que se evidencia la presión en el FIT por mostrar que pueden dar siquiera un pequeño paso más allá de los acuerdos electorales. No hay ninguna posibilidad de que el FIT y los partidos que lo integran se conviertan en una referencia nacional de la lucha de clases (y mucho menos internacional) puesto que han renunciado a la estrategia obrera de revolución y dictadura proletarias. El cambio en la situación política ha llevado a que algunas voces en su interior se alcen denunciando supuestos “errores” de tinte electoralista y movimientista. No fueron errores: son el resultado de su adaptación a la democracia burguesa. Su programa electoralista marcha a contramano de la lucha de clases.

En diversos artículos preparatorios se sostiene que muchos de los documentos han surgido a partir del “consenso” de los diferentes partidos convocantes. Este tipo de reivindicación es toda una confesión del contenido oportunista de la Conferencia. Es la más clara demostración del temor al choque de ideas, o lo que es lo mismo al método marxista, de su incapacidad para ofrecer a la vanguardia latinoamericana una perspectiva leninista para reconstruir la Internacional.  En ningún caso las diferencias políticas pueden enterrarse a través del “consenso”, que no es más que la conciliación de ideas contrapuestas, sino que de esta forma tienden a ocultarse en aras de una unidad ficticia. El “método” del consenso es propio de la pequeña burguesía… la clase obrera delibera y resuelve. Sabemos que este tipo de unidad causa enorme daño en los momentos álgidos de la lucha de clases. El método naufraga con la Conferencia.

 

ACERCA DEL PARTIDO Y LA LUCHA PROGRAMÁTICA

Tan solo en uno del casi medio centenar de artículos publicados por el Partido Obrero en torno a la Conferencia, podemos hallar algo que pueda llegar a parecerse a un intento de documento programático para la misma. Nos referimos al recientemente publicado “Un programa y una estrategia revolucionaria para la intervención en América Latina y EEUU” del 28/07/2020 firmado por un conjunto de organizaciones.

El solo hecho de publicarlo con dos días de anticipación al comienzo de la misma es un síntoma del grado de improvisación de la Conferencia. Si pretendía ser un documento que entable una discusión falla desde el arranque. Pero más nos interesa lo que allí encierra. De las organizaciones firmantes solo el Partido Obrero y el GAR de México tienen una existencia real, publicaciones propias e intervención en frentes de masas. “Juventud Obrera de Costa Rica” en funcionamiento desde mayo de este año; “Fuerza 18 de Octubre” desde febrero; la “Agrupación de Trabajadores Bolivianos” de Argentina, con menos de 1 mes desde su creación; “Agrupación Vilcapaza” en las páginas de Facebook desde 30 de mayo 2020; “Agrupación León Trotsky” de Uruguay sin rastros en absoluto; es decir, el total de organizaciones firmantes pareciera más un conjunto de sellos que respalden el documento del Partido Obrero, en su disputa con el resto de los grupos del FIT-U. Pero como enseña la historia del marxismo, la fuerza de un agrupamiento internacional reside en sus bases programáticas y su claridad política, y no en el número de organizaciones firmantes.

Pasemos entonces al documento propiamente dicho donde se hace una mención, tan solo al pasar, sobre el desarrollo de la IV Internacional. El Partido Obrero era miembro hasta no hace mucho del denominado CRCI, y de los que ninguno de sus miembros han decidido incorporarse a este nuevo “reagrupamiento internacional”. Han transformado su intención de una Conferencia Latinoamericana del CRCI en 2019 (frustrada en medio de la ruptura del PO, donde la mayoría de los grupos de la ex CRCI quedaron del lado de los “expulsados”) a una Conferencia del FIT-U en 2020, sin una sola autocrítica vertida. La “utilidad” de esta Conferencia está en realizar un “borrón y cuenta nueva” a las apuradas ¿Quizás motivada por la necesidad de mostrarle a sus militantes que aún conservan algo de “internacionalismo”?. Se revela que para el Partido Obrero (al igual que para las organizaciones morenistas) la Internacional no debe estar basada sobre pilares programáticos sino que bastan un puñado de acuerdos coyunturales. Tal concepción partidaria está destinada a estallar una y otra vez con cada cambio de la situación política.

La fraseología marxista del documento no puede ocultar su profunda incomprensión del período actual, el balance de sus posiciones y las tareas que de allí se desprenden. Tomando solo el ejemplo de Bolivia vemos una flagrante contradicción. Intentando esbozar una crítica, sin nombrar al POR, sostienen que “cualquier vacilación o ‘confusión’ de la izquierda frente a una ofensiva golpista, como sucedió con las organizaciones que acompañaron las ‘revueltas’ que precedieron al golpe reaccionario en Bolivia en 2019…. representa el pasaporte directo de esa ‘izquierda’ al basurero de la historia”. Para sostener más adelante en ese mismo documento que “al nacionalismo es necesario oponerle el impulso de la acción directa de la clase obrera por sus reivindicaciones inmediatas y un programa económico y político de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas”.

El desconocimiento brutal u ocultamiento premeditado los sumerge en el más despreciable confusionismo. No es posible armonizar la reivindicación a la acción directa de masas por sus elementales necesidades, con la severa pero incoherente crítica a las movilizaciones que tiraron abajo a Evo Morales. Solo quien estuviese desprovisto de claridad política puede sostener dos hechos irremediablemente contradictorios sin advertir su incongruencia.

 

¿CUÁL ES LA AUTORIDAD DE LOS CONVOCANTES?

En marzo de este año el FIT-U hace suya la convocatoria a la Conferencia explayándose más a fondo sobre su concepción. El artículo conjunto “Un nuevo escenario en Latinoamérica y la necesidad de una salida socialista y revolucionaria” expresa que el FIT-U debe ser tomado “como ejemplo internacional”, ya que “la experiencia de un frente de izquierda de estas características la ponemos como un aporte, en el plano internacional, claramente opuesta a la estrategia de colaboración de clases”.

En varios artículos, el Partido Obrero desde el mes de noviembre de 2019 deja establecido un principio que intenta ser pasado como una verdad incontestable. Increíblemente se sostiene que ha primado hasta el momento en diversas organizaciones de izquierda “una política de electoralismo y de movimientismo”. El dirigente del Partido Obrero Pablo Heller intentando responder esta disyuntiva plantea en diciembre – lo cual terminaría por repetirse una y otra vez desde entonces – que “una de las excepciones es el Frente de Izquierda”, como un “caso único” que se ha establecido sobre la base de “la independencia de clase y la delimitación del nacionalismo”.

Curiosamente a renglón seguido expresa que el FIT no pudo superar su característica “intervención meramente electoral” a pesar de variados intentos, y concluye “esto tiene que ver con el electoralismo, el movimientismo, que es imprescindible superar”. Nuevamente la auto-refutación de sus argumentos en pocas líneas. El señor Heller nos ahorra trabajo. El Partido Obrero se señala con el dedo frente al espejo.

Lo que quedaría en limpio es que el FIT-U ha sido el único en todo el continente en establecerse sobre la base de la independencia de clase y la delimitación con el nacionalismo, AUNQUE (según sus propias palabras) meramente en el terreno electoral. Pero este sofisma que introduce el PO flota en el vacío. Advertimos a la vanguardia latinoamericana: esta política electorera, solo eso, es lo que el FIT y sus partidos pueden ofrecer.

Nos preguntamos sobre qué base de intervención común pretenden desarrollarse entonces. En los sindicatos, conflictos y en la intervención concreta han evidenciado políticas muchas veces contrapuestas, con acusaciones de cometer los peores crímenes contra la clase obrera y conducirse con los peores métodos burocráticos. Ese ha sido gran parte del tenor de sus recriminaciones dentro del FIT-U. ¿Cómo pueden hablar de unidad los que ante la burocracia sindical han divido listas y han hecho perder seccionales recuperadas o comisiones internas, los que han hecho peligrar seccionales sindicales o han dificultado en extremo la recuperación de nuevos sectores? ¿Qué unidad es la que proponen «por arriba» si han boicoteado la unidad “por abajo”, en el día a día?

El FIT-U ha sido un serio obstáculo en la lucha por la independencia de clase del proletariado, por renegar de la estrategia revolucionaria, por renegar de la propaganda comunista, por renegar de los métodos históricos de la clase obrera. Por allí debe comenzar cualquier caracterización. Han sido decenas y decenas los conflictos obreros donde el FIT-U ha renegado de la táctica del frente único, primando – en cambio – su mezquindad y sectarismo, torpedeando toda posibilidad de triunfo. Cientos de militantes huyen desmoralizados, en algunos casos hacia el peronismo, dificultando la ya de por sí tremenda tarea que tenemos en el país de superar las poderosas ilusiones en el nacionalismo de contenido burgués. El FIT-U durante sus 9 años de existencia ha hecho un enorme daño al potenciar los peores prejuicios del movimiento obrero hacia el trotskismo.

Tenemos por el contrario un tenaz y perseverante estudio del POR acerca de esta trágica experiencia de la clase obrera que es el FIT-U. Hemos realizado un seguimiento detallado de su actuación desde el 2011, tanto en momentos en que dicho frente poblaba las legislaturas y entusiasmaba a decenas de miles de activistas, como ahora donde se ven las fuertes deserciones y la caída del exitismo electoralista, sin descartar la posibilidad de nuevas conquistas electorales. No nos guían los eventuales triunfos o derrotas electorales, sino el análisis del contenido de clase del Frente y sus perspectivas históricas.

 

EL CERCI DEBE COLOCARSE A LA ALTURA DE LAS TAREAS

Finalmente es menester hacer una profunda crítica a estas desviaciones y tendencias revisionistas que expresan presiones de clases extrañas al proletariado y que el movimiento obrero ha combatido en más de 150 años de historia. En la Argentina la trágica experiencia del Posadismo o Morenismo – que llegaron a influenciar a importantes sectores de la vanguardia obrera e incluso a dirigir importantes sindicatos – no ha sido correctamente asimilada, razón por la cual siguen actuando como importante escollo en la construcción de la sección argentina de la IV Internacional (a pesar del hecho que algunos de los continuadores de sus prácticas renieguen de su morenismo). No caer en el pozo del revisionismo se traduce en rescatar las mejores tradiciones, enseñanzas y comprendiendo la raíz de los errores y desviaciones.

Contrariamente a este armado superficial y desprovisto de toda orientación programática revolucionaria, como pudimos observar, se erige el Comité de Enlace para la Reconstrucción de la IV Internacional, el CERCI. No sin dificultades ha logrado comenzar a recorrer el camino para establecerse como legítima referencia para el movimiento obrero latinoamericano.

Señalamos la importancia del método y del balance crítico y autocrítico. Lejos estamos de huirle a las polémicas, incluso en nuestro propio seno. Discutimos con entusiasmo lo que pasa en otras secciones porque sostenemos firmemente el apotegma de que la clase obrera es única internacionalmente, y que la revolución es nacional únicamente por su forma, pero internacional por su contenido.

Por eso no buscamos sumar sellos ni firmas, sino que queremos construir organizaciones que intervengan en sus respectivas realidades nacionales, comprendiéndolas para lograr transformarlas. Eso enseñaba Guillermo Lora cada vez que por la autoridad cosechada por el POR Boliviano recibía invitaciones a realizar “reagrupamientos internacionales” (incluso desde el propio Nahuel Moreno). No buscamos calcos ni copias sino la elaboración del programa, esa es la verdadera construcción del CERCI.

Todas y cada una de las experiencias que nos precedieron no quedaron sumergidas en el ocultamiento sino que sirvieron de base fundacional para entablar las luchas políticas que permitan organizar el Partido Mundial de la Revolución Socialista. Así fue la experiencia del CORCI (Comité de Organización por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional) durante los 60 y 70 o la importante experiencia de la TCI (Tendencia Cuarta Internacionalista) de fines de los 70 a principios de los 80.

El carácter embrionario de varios de los partidos integrantes del CERCI contrasta con la precisión de sus análisis y pronósticos y su permanente esfuerzo por explicar la refracción de las leyes generales de la crisis capitalista mundial en cada uno de los países donde le toca intervenir. Develar las leyes que operan en determinada geografía para generar el conocimiento científico que permita la transformación revolucionaria del estado de cosas, es decir construir Programa, o lo que es lo mismo: construir PARTIDO. Este es el camino que reivindicamos como revolucionarios, cuyo horizonte político contrasta con el naufragio de toda la izquierda electoralista, arbitrariamente autoproclamada revolucionaria.

 

Partido Obrero Revolucionario – Argentina

 

 

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