masas-377

La unidad nacional para precarizar – Acerca del empleo en la pospandemia

A mediados de agosto tuvo lugar un encuentro en la sede de la UOCRA, que se repitió también a fines de mes. Sectores de las autodenominadas “organizaciones sociales” (Grabois a la cabeza); los principales burócratas cómplices de la destrucción de los convenios colectivos y el empleo; y sectores del Gobierno, todos auspiciados por la Iglesia, presentaron el estrafalario “Plan de Desarrollo Humano Integral” o “Plan San Martín”.

La elección del lugar no fue arbitraria. Con 30 meses de caída casi ininterrumpidas, el sector de la construcción ha tenido una rebaja de los trabajadores registrados en casi un 50% (300.000 puestos de trabajo). El Plan presentado, intentando enmarcarlo en una serie de 60 medidas que sacarán “a la Argentina adelante” (¿?), más allá de sus intenciones, muestra la crudeza del ataque a los trabajadores y el desinterés de revertir algo de lo destruido.

Sucede que la crisis económica en curso, agravada por la llegada del coronavirus y las medidas tomadas por el Gobierno, ha dado paso a un tendal de despidos, suspensiones y rebajas salariales: una verdadera masacre blanca. A pesar de que Kulfas – Ministro de Producción – haya sostenido que “hubo bastante éxito en contener los puestos de trabajo” con la “doble indemnización y la prohibición de despidos y suspensiones”, la realidad de las estadísticas lo contradice “de pe a pa”. Desde marzo hasta junio (las últimas cifras disponibles) hubo una pérdida de 224.000 empleos privados, mientras que las suspensiones alcanzan el 8,1% allí. Esto sin contar lo que sucede en el plano estatal y en la economía (mal llamada) informal, o las rebajas salariales en TODOS los sectores de trabajadores (algunas rebajas nominales y otras por no abrir las paritarias). Una contradicción flagrante con la realidad que Kulfas intenta oscurecer.

La ambiciosa propuesta del “Plan San Martín” es la generación de 4 millones de puestos de trabajo “social”. ¿A qué hace referencia con lo de “social”? El plan sostiene que la inversión debe de ser de 750 mil millones de pesos anuales… lo que nos da algo así como 15.625 pesos por mes por trabajador, es decir trabajo basura, precarizado, fuera de toda legislación laboral vigente. También plantea, por lo bajo, unos 170.000 trabajos registrados bajo convenio. O sea SOLO uno de cada 25 puestos de trabajo serían bajo convenio.

La clase obrera y el conjunto de los trabajadores no han podido ensayar una respuesta acorde a la magnitud del ataque. Ha luchado aquí y allá, atomizada, aislada, y sin la preparación necesaria. En buena parte por sus direcciones traidoras (tanto en los sindicatos como en estas organizaciones de desocupados), pero también porque no ha podido desembarazarse de las ilusiones en el nuevo Gobierno, en el temor impuesto por la llegada del Coronavirus y en las últimas experiencias de traiciones vividas durante el macrismo.

Resulta claro que esto debe revertirse. Pero debemos ser conscientes que la lucha por trabajo genuino bajo convenio, por acabar con la desocupación, por salarios y jubilaciones que cubran como mínimo el costo de la canasta familiar, es una lucha contra los cimientos mismos del régimen capitalista de producción que no puede garantizar lo básico para sus explotados. Intentar resolver estas cuestiones esenciales en los marcos burgueses es una condena anticipada al fracaso.

 

(nota de masas nº 377)

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