Brasil: Respuesta al manifiesto electoral del PSTU

Es común que los partidos que se dicen marxistas lancen sus candidaturas en todas las elecciones y ataquen la posición de voto nulo del POR, como sectaria. Usan el leninismo de manera oportunista, distorsionándolo, para decir que los marxistas deben intervenir en las elecciones. Lo que no dicen es que Lenin condenó, además del sectarismo de los anarcosindicalistas, que rechazaron, por principio, la intervención en las elecciones (que no tiene nada que ver con la posición porista), el oportunismo parlamentario, es decir, el cretinismo electoral. La intervención de marxistas en las elecciones no sale de la nada, sino de una caracterización clara y precisa del Estado, del propio proceso electoral, de las clases en disputa y de la coyuntura, en una palabra, del programa. Este programa es expresión del partido revolucionario. De esta manera Lenin entendió la intervención electoral, como una forma de ayudar en el proceso de lucha de masas por la toma del poder.

El PSTU, como es habitual, lanzó a sus candidatos en estas elecciones municipales. Se destaca la candidatura de Vera Lúcia, en la ciudad de São Paulo. También lanzaron un manifiesto general y un manifiesto para la juventud. Aunque el POR ya ha respondido a la política del PSTU dentro y fuera de las elecciones (nuestro libro “As Esquerdas no Brasil” reserva no menos de 200 páginas de debates con esta organización), estas candidaturas, consideradas como revolucionarias, siguen arrastrando ilusiones en una camada de la vanguardia y, por tanto, hay que mostrar las principales confusiones y falsificaciones.

El manifiesto “Una alternativa socialista y revolucionaria: en defensa de la vida, el empleo, el salario, la renta, la alimentación, los servicios públicos y la soberanía, poner las ciudades en manos de trabajadores y trabajadoras, a través de los consejos populares”, expresa de la manera más clara posible la definición de centrismo, es decir, la oscilación entre marxismo y reformismo.

El PSTU tiene, en el último período, una serie de oscilaciones, que van desde el ultraizquierdismo hasta el oportunismo reformista de más bajo nivel. La ausencia del programa revolucionario y la falta de entroncamiento con la clase obrera, dependiendo cada vez más de la pequeña burguesía urbana, son elementos que condicionan al partido a sacar del sombrero una respuesta política a cada nueva situación de la lucha de clases. Esta afirmación se puede confirmar en algunos eventos recientes: en el frente de izquierda, junto con PSOL y PCB, en apoyo a la reaccionaria Heloísa Helena (aunque luego se arrepintieron); en el intento frustrado de un puesto de vice con el PSOL en 2014; en la posición ante el golpe de Estado orquestado por la burguesía y dirigido por los partidos oligárquicos, que sacó del poder al PT, para que las contrarreformas se aplicaran con la rapidez y profundidad que el gobierno del PT no pudo lograr. Concretamente, la posición de que no hubo golpe y el «Que se Vayan Todos» hizo que sus alas chocaran, la más a la izquierda y la más a la derecha, concluyendo en la ruptura de una fracción, el MAIS, luego RESISTENCIA, que luego se refugió en el paraguas del PSOL, asumiendo plenamente posiciones antimarxistas y democratizantes; en la izquierdización de la bandera “Fora Temer”, de los reformistas, por la bandera “Fora Temer, Fora Todos Eles”; en las elecciones de 2018, en las que el PSTU lanzó a Vera en primera vuelta, con un “Llamado a la Rebelión”, que transformó mágicamente, de un turno a otro, en el llamado al voto a Haddad; en el desempeño del partido en 2020, cuando ingresó a un amplio frente de carácter electoral a través del “Fora Bolsonaro” e impeachment, adaptándose a la política burguesa de echarlo mediante el voto, a través del parlamento, y de la autorización de la burguesía y las fuerzas armadas. Es ante este breve cuadro que se debe realizar el análisis de los manifiestos y la intervención del PSTU en las elecciones.

La oscilación dentro de los manifiestos se expresa en la afirmación de que la elección no resuelve nada, y luego defiende de manera abstracta un “gobierno obrero socialista”. A través de la fórmula de los “consejos populares”, proponen gestionar el capitalismo en crisis, con la elección de concejales y alcaldes. Para diferenciarse de los reformistas, que dicen abiertamente que manejarán mejor el Estado, utilizando sus propios instrumentos (parlamento, poder judicial, etc.) a favor del “pueblo”, el PSTU izquierdiza el reformismo, diciendo que “la Cámara debe someterse al Comités Populares. Todo político debe tener un mandato revocable y ningún político debe ganar más que un trabajador o un maestro”. Es bueno recordar en este punto de sus formulaciones la desastrosa experiencia de su parlamentaria, la profesora Amanda, en Rio Grande do Norte. Se adaptó rápidamente a los beneficios de la legislatura. Ocurre que el resultado concreto de su política oportunista no importa, queda atrás como si se tratara de un mero desorden pasajero.

El trazo izquierdizante deja al descubierto el trasfondo oportunista, al pretender en la fórmula que pretende mantener el instrumento burgués, la Cámara, vaciando por completo su función, poniéndola sometida a los comités. Esta formulación no es nueva en el marxismo, el reformismo ha buscado durante mucho tiempo combinar las instituciones de la democracia burguesa con las creadas por las masas. Lenin libró una dura batalla contra la posición de Kautsky, que atacó la dictadura del proletariado y abogó por la fusión de los soviets con la Asamblea Constituyente. Es evidente la confusión entre las tareas de los revolucionarios ante el Estado burgués y las tareas a realizar en el Estado proletario. La limitación de los sueldos de los funcionarios estatales es elaborada por Marx, Engels y luego terminada por Lenin, en “El estado y la revolución”, como una tarea a aplicar Que caracterice al Estado obrero, no como una medida transitoria para llegar a ese Estado. Es ilusoria La propuesta electoral de implementar medidas democráticas dentro del estado burgués. No es casualidad que el PSTU se alimente de ilusiones democráticas, ya que no constituyó un programa basado en la revolución y la dictadura proletarias.

Sobre esto, el manifiesto señala “No será con las elecciones que cambiaremos, de verdad, la ciudad o el país, y construiremos una nueva sociedad. Esto solo será posible con la lucha unificada de los trabajadores. Pero elegir revolucionarios del PSTU fortalece la lucha obrera y por un proyecto socialista”. Nuevamente la oscilación entre decir que las elecciones no cambian nada, agregando un “de verdad”, que significa que acepta cualquier posible cambio para “construir una nueva sociedad”, pero va más allá y afirma que la elección de sus candidatos fortalece la lucha de los trabajadores, sin mostrar cómo, y vuelve al “proyecto socialista”, una elaboración típicamente socialdemócrata. El PSTU asume tácitamente la posibilidad de transformar el estado burgués en un estado socialista mediante la elección de «revolucionarios», una elaboración antimarxista. Todavía tenemos que preguntarnos, ¿qué es el “proyecto socialista”? ¿Cómo se llegará? ¿Qué clases encabezarán este proyecto? ¿Qué clases serán combatidas y reprimidas? En el manifiesto de la juventud, sin dar explicaciones, presenta un “proyecto de revolución para los jóvenes y trabajadores”.

El manifiesto de la juventud, bajo el título “Rebelión contra el sistema, con candidaturas revolucionarias y socialistas”, trae elementos aún más extraños, pero nos detendremos en solo algunos, como la idea de que “El único voto que no se somete al sistema es el voto por socialistas y revolucionarios. Ganar un voto para estos candidatos es enfrentarse al sistema. Lo que está probado por la historia, por tanto, es que esto es necesario para defender los derechos de los trabajadores y jóvenes”. Allí hay dos falsificaciones. La primera es que votar (en los ámbitos ejecutivo y legislativo del Estado burgués) es una forma de “enfrentar el sistema” y la segunda, ligada a la primera, es la necesidad de votar para defender derechos. Esto está en total concordancia con su actuación durante la pandemia donde, junto con los demás partidos, el PSTU recogió sus banderas y se refugió en el mundo virtual, acordando incluso con la cancelación de la jornada nacional de luchas, el 18 de marzo, y con el virtual 1° de Mayo, además de la aplicación de las asambleas online. Entendemos que la forma de combatir la liquidación de derechos es con la acción directa y colectiva de los trabajadores, en la lucha de clases, mediante las movilizaciones masivas, huelgas, piquetes, etc., organizados desde las bases en los comités. La táctica de intervención en las elecciones está determinada por métodos revolucionarios y objetivos claros que surgen de la necesidad de la revolución proletaria. Solo quienes se han refugiado en el mundo virtual pueden afirmar que votar es la forma de defender los derechos.

Y continúan: “Queremos su voto, porque de ser elegidos formaríamos un gobierno a favor de las propuestas socialistas y de esa ruptura con el capitalismo. Por tanto, cada voto a un programa revolucionario es un golpe a la burguesía y una demostración de insubordinación a las reglas de ese juego podrido”. Reforzar la voluntad de gestionar el estado capitalista y volver a falsear la idea de que es posible luchar contra la burguesía mediante elecciones, simplemente eligiendo candidatos socialistas del PSTU. Esta posición antimarxista también se puede encontrar en otro pasaje: «Si los socialistas de verdad fueran elegidos, además de implementar todo tipo de reformas, estarían al servicio de cambiar el sistema«. Primero, el PSTU afirma que a través de las elecciones no se cambia nada. Luego insta a los explotados y la juventud oprimida a votar por sus candidatos, que harían el milagro de las transformaciones.

El manifiesto concluye denunciando acertadamente el desempleo como un problema fundamental en la situación actual, pero la respuesta pasa de largo y solo podemos sentir la sombra del Programa de Transición en la frase: “La cantidad de trabajo que se necesita en la sociedad para producir las cosas podría dividirse en partes iguales entre todos, por ejemplo. Garantizando así trabajos dignos y salarios para todos y reduciendo la desigualdad”, sin asociarse con la escala móvil de salarios y la defensa del salario mínimo vital, el comunicado queda en el aire. Y sobre la pandemia, repite la fallida fórmula de la “cuarentena general”, yendo en contra de cualquier base material para llevarla a cabo, demostrando nuevamente que fue incapaz de entender la diferencia entre el aislamiento social como método científico y la política burguesa de aislamiento social, aplicada por el poder económico contra la clase obrera y los demás explotados. La bandera de cuarentena general es una panacea más para el centrismo.

Son varios aspectos que revelan la posición del centrismo en las elecciones. El intento de ocultar el oportunismo electoral con algunas frases de izquierda solo disfraza el revisionismo antimarxista. Lo fundamental de sus formulaciones se manifiesta en el ilusionismo burgués y pequeñoburgués de que a través de elecciones pueden ocurrir transformaciones socialistas, y en la falsa defensa de sus candidaturas como camino de las transformaciones.

 

(nota de MASAS nº 622 – POR Brasil)

 

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