Es urgente crear puestos de trabajo genuino, no precarizado, mediante un plan de obras públicas
El gobierno y la burocracia junto con los movimientos de desocupados anuncian dos veces por mes que están trabajando en un “plan para crear empleos y fomentar el ahorro” y mencionan 4 millones de puestos de trabajo en la economía popular y más de 200 mil formales.
Ya con el anuncio dejan claro qué clase de puestos de trabajo: PRECARIZADO. A lo que denominan “economía popular”. Solo se prevé crear 200.000 puestos de trabajo formales, menos que los que se destruyeron durante la pandemia.
Pomposamente lo denominan Plan de Desarrollo Humano Integral que fomentaría la construcción de viviendas, la urbanización de barrios. Lo presentan “como una salida virtuosa para la pos pandemia” avalado también por legisladores del Frente de Todos.
Cuatro millones de trabajadores con “salario social complementario y derechos laborales básicos” que recibirían $10.000. La contraprestación se estipula en 60 horas mensuales que deberán certificarse, transformando los planes sociales en “puestos de trabajo”.
Es una burla y una estafa contra los desocupados. Y al mismo tiempo una confesión de que no pueden, ni quieren, crear trabajo genuino.
Mencionan la concreción de 4.000 obras para desarrollar loteos, urbanizaciones, colonias agrícolas, viviendas, unidades productivas y servicios instalados.
Decimos que para empezar a resolver el problema de la vivienda se deben construir no menos de 300.000 cada año, que se deben reparar todas las escuelas y construir otras nuevas, reparar los hospitales, etc. No se puede esperar más. Esto significa chocar con los intereses de las empresas inmobiliarias que lucran con los elevados alquileres y precios de las propiedades y especulan con que no se construya y se reservan los terrenos para sus futuros emprendimientos.
Para desarrollar un plan de obras públicas lo primero que se necesita es romper con el FMI, dejar de aplicar sus recetas, rechazar sus auditorías y controles.
Debemos rechazar el trabajo precario, el actual y el que nos prometen. Organizarnos por terminar con la desocupación repartiendo las horas de trabajo.