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Brasil │ Presentación del libro “Pandemia”

Una enorme conquista para la vanguardia y para los explotados en general

Este libro cubre ocho meses de pandemia. Fue el producto de la elaboración colectiva. El POR estuvo profundamente involucrado en los acontecimientos, sin bajar la guardia en momento alguno. Partió de la posición de que se trataba de una situación dramática, que exigía respuestas diarias. No solo posicionamientos programáticos, teóricos y políticos, sino necesariamente prácticos.

Las presiones de la política burguesa de aislamiento social empujaron a las direcciones sindicales y políticas a refugiarse en el mundo virtual. Las corrientes de izquierda, de los más variados matices, se disolvieron organizativamente, y se ausentaron de las necesidades concretas de la clase obrera y de los demás explotados. La orientación para que todos quedasen en casa debería, entonces, ser aplicada también a la militancia. Así, todos se estarían preservando. La pandemia pasaría, y se volvería a la normalidad.

Evidentemente, ninguna corriente fue así, tan claro. Pero, en la práctica, pasaron a desentenderse de las acciones presenciales. Dejaron de imprimir sus periódicos, limitándose a las ediciones electrónicas. Dejaron de luchar por la convocatoria a asambleas y manifestaciones. Las acciones colectivas de movimientos fueron condenadas, en la práctica, como peligro de vida. Los sindicatos cerraron las puertas. Perdieron la función de defensa de los explotados bajo la pandemia.

El desarme político y organizativo de la clase obrera se justificaba, frente al combate a la pandemia, por la vía del aislamiento social. El día 18 de marzo, las centrales tenían convocado un Día Nacional de Lucha, contra la ofensiva fascistizante de Bolsonaro, y en defensa de la democracia. Se trataba de una contrapartida al acto de la ultraderecha, convocado para el día 15/3. Los medios de comunicación de la burguesía plantearon el riesgo de las aglomeraciones. Lo que valía para las manifestaciones políticas de los explotados, como si fuesen iguales las actividades del día a día. Ese fue el marco de la inmersión de las organizaciones obreras y populares en la política burguesa de aislamiento social.

Al contrario, esa inercia no pasaba con las instituciones de la burguesía, responsables por la conducción del enfrentamiento a la pandemia. Las masas pobres y miserables no eran solo las principales víctimas de la contaminación viral, sino también de la crisis económica. La paralización de parte del aparato productivo, del comercio y, en gran medida, de los servicios, traería previsiblemente contundentes consecuencias.

Jair Bolsonaro rechazó el amplio aislamiento, teniendo en cuenta la caída económica y sus reflejos negativos en su gobierno. Se abrió un choque con la mayoría de los gobernadores, liderados por el estado de São Paulo, bajo la orientación de João Doria, intérprete de la OMC en Brasil. Se levantó una ola de ilusión, de que el aislamiento social constituía una línea divisoria entre dos orientaciones opuestas. División esa que no tenía un rostro de clase, sino solo de identidad entre ciencia y la negación de la ciencia.

Las direcciones sindicales y políticas se colocaron bajo el manto de ese embate momentáneo de disputa interburguesa. La clase obrera estaba desarmada y acorralada. Sus organizaciones se encontraban desactivadas. No había cómo presentar y defender otra línea de clase, frente a la pandemia y el derrumbe económico. Condición esa que se reflejaba en el conjunto de la mayoría oprimida. Sin dirección, sin su plan de reivindicaciones, y sin norte político, el proletariado quedó íntegramente a merced de las disputas y de las acciones gubernamentales. Sin respuestas propias, cargó con la orientación burguesa de descargar la crisis económica sobre las masas.

El plan de emergencia de Bolsonaro y del Congreso Nacional, desde su elaboración y aprobación, se mostró nítidamente antiobrero y antipopular. El gobierno talló la MP 936, como instrumento de protección de los capitalistas y de ataque a los asalariados. Las direcciones sindicales la abrazaron, como si de hecho protegiese a los empleos. La reducción de los salarios fue vasta, a pesar de que el gobierno preveía que fuera todavía mayor. Lo que derrumbó la media salarial del país y empobreció todavía más a los explotados. Los despidos en masa ganaron terreno, elevando el desempleo a la cima. Las multinacionales aprovecharon para imponer los acuerdos de PDVs. En la educación, la instalación general de la educación a distancia (EaD) vino providencialmente al encuentro de los intereses de empresas tecnológicas, y de poderosos sectores que controlan la red privada de educación. Se sabe que los avances del EaD son profundas, e difíciles de remover.

Frente a esa grave situación, las direcciones sindicales recurrieron a la farsa de las asambleas virtuales. El poder económico puso fin a los desacuerdos entre Bolsonaro y Doria, en torno al aislamiento social. Se inició la fase de la denominada flexibilización. El sector que fue agraciado con el confinamiento se volvió a juntar con los sectores que tuvieron que mantenerse en el trabajo, a cualquier costo. Aun así, la burocracia sindical continuó en su cuarentena política. Se negó a preparar la vuelta al trabajo y a rechazar los despidos, el alto desempleo, la reducción salarial, la quiebra de derechos, el empobrecimiento y el hambre. Las huelgas y manifestaciones que ocurrieron en este período se debieron al instinto de defensa de los explotados, y no a la política de las direcciones, que, por lo general, acabaron traicionando. Señalamos la huelga de los petroleros, de los Correos y de los metalúrgicos de Renault de São José dos Pinhais, Paraná.

Esa síntesis es suficiente –así evaluamos– para tener en mente la importancia de este libro. Se torna posible seguir paso a paso las formulaciones generales sobre el fenómeno de la pandemia, las respuestas a los acontecimientos, las críticas a las direcciones del movimiento obrero y popular, a las campañas por medio de manifiestos, boletines y el periódico Masas. Pasamos por tres fases de selección de los materiales. Cortamos artículos y parte del Boletín Nossa Classe, así como los Boletines de la Corriente Proletaria en la Educación. Procuramos conservar al máximo las formulaciones de las regionales, que expresaron la línea general del partido.

El POR no dejó de realizar sus campañas en las fábricas, de participar de las huelgas, de responder a los acuerdos de despidos, y de combatir la conducta traidora de la burocracia sindical. Esa acción se mostró coherente con el rechazo a la política burguesa de aislamiento social. Fueron de extrema importancia los actos presenciales en torno al Primero de Mayo, los 80 Años del asesinato de Trotsky y 82 Años de la fundación de la IV Internacional, lanzamiento de la Revista Proletaria de la Educación, el aniversario de los 103 años de la Revolución Rusa, entre otras actividades.

Este libro también reúne las posiciones del POR frente a la crisis mundial, y reedita los manifiestos del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional. Tenemos la certeza de que este décimo primer libro consolida y enriquece las conquistas programáticas del partido marxista-leninista-trotskista.

Atilio de Castro – 16 de noviembre

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