¡Conquistamos el derecho al aborto!

Las enormes movilizaciones que se dieron a lo largo y ancho del país, en cada plaza, en cada esquina, en cada barrio arrancaron una conquista histórica, tantas veces olvidada y rechazada: el derecho al aborto es ley en la Argentina desde el 30 de diciembre del 2020. Más de 3 décadas de luchas ininterrumpidas mostraron la vigencia de los métodos de acción directa como única garantía capaz de imponer nuestras reivindicaciones más sentidas, entre ellas el derecho democrático a decidir sobre la maternidad.

Este es nuestro triunfo, un triunfo que fue desarrollándose en cada Encuentro Nacional de Mujeres, en cada pañuelazo, en cada Ni Una Menos, en cada 8 de marzo, y también en cada sindicato, en cada escuela, universidad o lugar de trabajo. Un triunfo que no pudo ser frenado por un Gobierno o las Iglesias; que no pudo ser frenado por un Parlamento, o por la Justicia. Este triunfo se impuso CONTRA esas instituciones del Estado, y no gracias a ninguna de ellas, lo que constituye un enorme paso hacia adelante.

 

Limitaciones introducidas por Alberto Fernández

Desde la presentación del Proyecto a fines de noviembre se sucedieron una serie de limitaciones que es preciso no desmerecer ni pasar por alto. La ley se ha visto retaceada en varios aspectos respecto al Proyecto original de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, lo que en algunas situaciones retrocede lo suficiente para transformarse en un obstáculo para su práctica efectiva.

Por ejemplo para los abortos de más de 14 semanas, el concepto integral de la salud utilizado según la legislación actual (Fallo F.,A.L. y Protocolo ILE del Ministerio de Salud de la Nación) se restringe a la salud únicamente en su aspecto físico, y no el emocional, psíquico y social según lo establece la Organización Mundial de la Salud. Por otro lado, un importante sector de la salud privada consiguió la Objeción de Conciencia institucional, un viejo anhelo tanto de las Obras Sociales pero sobre todo la medicina privada de carácter confesional (ligada a la Iglesia Católica).

La dirección de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ha mostrado su carácter reformista y conciliador, al aceptar mansamente cada uno de los retoques que se iban haciendo en su camino institucional. Su política de “posibilismo” se acentuó y abandonó la defensa de su propio proyecto, para sumarse con armas y bagajes a los compromisos que se iban realizando con los sectores más oscurantistas de ambas cámaras, expresión de la presión eclesiástica y los sectores celestes anti-derechos.

Nuestra intervención como Partido tiene como objeto arrancar al movimiento de su tutelaje pequeño-burgués, de sus direcciones capituladoras, buscando seguir avanzando en su proyección política. El movimiento ha demostrado sus reservas inagotables de sacrificio, entrega y abnegación en la lucha, pero si no se la dota de un norte estratégico revolucionario, estará condenada a naufragar en las aguas del reformismo: lo que significa futuros retrocesos a corto y mediano plazo.

El carácter limitado se evidencia en la propia jornada del 29 de diciembre. Al mismo tiempo que se le arrancaba un derecho democrático fundamental, el gobierno objetivamente utilizaba la jornada para ocultar la entrega ignominiosa de las jubilaciones según los mandatos fondomonetaristas. Las consecuencias de esta reforma jubilatoria y de la política del capital financiero se descargarán inevitablemente con mayor fuerza en las espaldas de las mujeres trabajadoras y de las jubiladas, que mayormente cobran la mínima por haberse visto condenadas al trabajo doméstico durante toda su vida. No se equivocaba Trotsky al señalar que bajo el capitalismo no existe posibilidad de reformas sociales sistemáticas ni de elevación de los niveles de vida de las masas.

 

Un paso fundamental para seguir avanzando

La lucha por el derecho al aborto, como muchas otras respecto a los derechos de las mujeres, o la efectivización del derecho al aborto, o la expropiación de toda la red privada oscurantista de salud para incorporarla a un sistema de salud público y gratuito, deben estar subordinadas a una lucha de mayor alcance. No es -como pretende el feminismo pequeñoburgués- un fin en sí mismo.

El derecho al aborto marcha paralelo con la defensa social de la maternidad, muy lejos de resolverse con la parodia votada del “Plan de los mil días”. El propio Carlos Heller señaló que “estamos ante un proyecto de gran trascendencia social y de bajísimo costo” o el Senador del FdT por Córdoba Carlos Caserío “el presupuesto es una foto y no es significativo”. El proyecto legisla sobre lo que ya sucede en los hechos (provisión de vacunas, leche y alimentos, por ejemplo en los Centros de Salud) y agrega algunos pagos menores que no hacen más que intentar compensar la enorme pérdida de poder adquisitivo de la asistencia social. Por ejemplo la Asignación Universal por Hijo tuvo un ajuste del 40% desde marzo 2019. Es decir mucha alharaca para cambios menores, evidente jugada demagógica para conciliar con los pañuelos celestes.

Es el propio régimen social con su desocupación, los bajos salarios, la falta de vivienda, la pobreza extrema, las malas condiciones sanitarias, el que condiciona, en muchas ocasiones, la decisión sobre la maternidad. La defensa real de la maternidad cuestiona los pilares básicos de esta sociedad capitalista, donde se desenvuelven las condiciones de vida de la población.

Es en este sentido que la conquista del derecho al aborto nos permite avanzar, extrayendo todas las enseñanzas de esta enorme lucha de décadas en las que hemos intervenido defendiendo abnegada y solitariamente contra viento y marea la posición revolucionaria del proletariado, entendiendo la inviabilidad de mejorar nuestra situación mientras permanezca inalterada la gran propiedad privada capitalista. Hemos mostrado y seguiremos mostrando la necesidad de avanzar con estos métodos hacia la real emancipación de las mujeres, incompatible con el régimen social capitalista de producción.

Seguiremos batallando para que la política de la clase obrera se haga fuerza material en los movimientos en los que intervenimos para que su energía pueda ser conducida consecuentemente y no se diluya en rencillas reformistas. Las mujeres estamos llamadas a ocupar un lugar de vanguardia preparando no solo las condiciones para nuestra propia emancipación de la esclavitud del hogar, sino la emancipación de toda la sociedad de la explotación del capital y del yugo burgués.

(nota de MASAS nº385)

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *