Exigimos las condiciones edilicias y sanitarias en las escuelas

La suspensión de las clases presenciales tuvo un gran impacto negativo en el estudiantado. En primer lugar, porque la presencialidad es irremplazable y la escuela como espacio de contención público se cerró. La mayoría del estudiantado tuvo enormes dificultades para conectarse por vivir en casas hacinadas, sin internet ni computadoras. A pesar de los esfuerzos de los docentes por acercar cuadernillos y bolsones de comida el golpe fue evidente. En los barrios más pobres además del plato de comida que los niños reciben, las escuelas son espacios de contención y socialización.

Respecto a los trabajadores de la educación el trabajo virtual profundizó la mirada individual del sector, de hecho la mayoría no se movilizó, por un lado por el miedo, y por otro, porque al no encontrarse en las escuelas la virtualidad desarmó políticamente al sector. Se impulsaron muchos encuentros virtuales teniendo en cuenta las dificultades para reunirse, pero estos encuentros nunca fueron masivos, como así tampoco las actividades presenciales. Un sector de los docentes se vio enormemente sobrecargado de trabajo virtual, no sólo por las clases sino por lo que significa el seguimiento por correo electrónico, y por las reuniones virtuales y el agotamiento que produce el debate virtual.

Mientras que el 90% de las actividades volvieron casi a la normalidad, las escuelas no se abrieron. Para el comienzo del año 2021 hay una gran incertidumbre porque no se sabe cuál será la situación epidemiológica. De igual forma que lo hizo en Buenos Aires, un sector de la izquierda plantea la no vuelta a clases. Como partido hemos escrito e intervenido criticando fuertemente este planteo, diciendo que hay que exigir que el gobierno garantice las condiciones edilicias y sanitarias, que hay que luchar por presupuesto educativo. En todo este tiempo los edificios de las escuelas fueron abandonados y las escuelas además de arrastrar problemas edilicios necesitan ser reparadas. Asimismo como se debe reclamar la refacción de las escuelas, hay que demandar la creación de cursos y cargos para no tener aulas sobrecargadas. Al eliminar la repitencia este año, la pirámide que se produce en las escuelas de ocho primeros años a tres o cuatro quintos años se invirtió. Por consiguiente de volver a la presencialidad tendremos aulas de 45 o más estudiantes.

Apenas comiencen las presentaciones se deben convocar a asambleas y se debe hacer un relevamiento de las condiciones de las escuelas. Esta denuncia y exigencia debe ser junto a la comunidad educativa que necesita y reclama que se abran las escuelas.

 

(nota de MASAS nº385)

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