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Brasil – Educación │ Cambiar de orientación y método para que el boicot sea victorioso

La primera semana de la «huelga sanitaria» (que en realidad es un boicot individual y pasivo, contra la decisión de Doria de imponer un calendario de regreso a la escuela, sin tener en cuenta la participación de la Apeoesp) precisa sufrir un cambio de orientación y de método político, para salir victoriosa.

En estos primeros días, el gobierno no pudo llevar a cabo su plan de normalización gradual, comenzando por el 35% de los estudiantes. Eso es porque solo asistió el 5%. En cuanto a los docentes, el cumplimiento de la “huelga sanitaria” fue del 15%, lo que indica una desorganización colectiva. Estos números, aunque iniciales y provisionales, muestran que existe un desfasaje entre maestros y alumnos. El boicot docente (“huelga sanitaria”), que debería ser masiva, no se configuró, dejando la responsabilidad de la victoria inicial del movimiento a padres y estudiantes. La decisión de la asamblea virtual fue que los docentes, individualmente, realizaran una solicitud a los directores de escuela justificando su adhesión, y se dispusieran a tomar las clases a distancia, lo que significaba entrar en contacto con los alumnos para iniciar este trabajo.

El gobierno, por su parte, amenazó con el “corte de punto” a quienes se sumaran al «paro sanitario». Así, contó y cuenta con el poder de presión sobre los trabajadores de la educación, quienes se dividen entre los que tendrán que quedarse en casa (grupo de riesgo) y los que podrán volver al trabajo; entre los efectivos y los contratados; entre los que hicieron la “huelga sanitraria” y se fueron a casa y los que se quedaron en las escuelas. Los docentes del grupo de riesgo, por esta condición, se vieron obligados a mantenerse al margen de la “huelga sanitaria”. El intento de obtener una declaración de solidaridad fue en vano. Los que permanecieron en las escuelas dependían de la campaña de que los padres no enviaran a sus hijos a clases presenciales. Y los que se quedaron trabajando a distancia terminaron aislados en sus casas, bajo una intensa presión.

El secretario de Educación, Rossielli, anticipándose a una posible «huelga sanitaria», en enero, abrió una convocatoria de contratación para 10.000 maestros temporales. Esta masa de maestros temporales ciertamente se utilizará, en caso de que necesite romper el boicot de los maestros. Como padres y estudiantes no hicieron caso al llamado del gobierno, la maniobra política de la secretaria se volvió inviable. Por tanto, si los profesores no masifican el boicot, la minoría que esta en la línea del frente quedará aislada, contando solo con el boicot de padres y alumnos. El gobierno sintió el golpe de la muy pequeña presencia de estudiantes. En los próximos días fortalecerá su campaña junto a la población, que sigue temerosa con la reanudación del alto índice de contagios y muertes.

Ahora, ante la baja adherencia a la “huelga sanitaria” (15%), la dirección de la Apeoesp y las corrientes, en una nueva asamblea virtual, aprobaron el regreso de los docentes a sus escuelas, para “convencer” a los que se quedaron allí para adherirse al boicot. Y establecer “comités de vigilancia por grupos de escuelas”, junto con padres y estudiantes, para inspeccionar e informar sobre las condiciones físicas de las unidades escolares. También decidieron “actos simbólicos” en la Secretaría de Educación y en el Palacio de Gobierno, es decir, sin organizar el movimiento colectivo de maestros. Por tanto, actos de representantes sindicales y corrientes políticas. Apuesta esta semana a que, con la participación de los profesores municipales, el boicot crecerá. En el caso de los profesores municipales, Sinpeem siguió la misma orientación de decisiones virtuales, y también cuenta con el miedo de los padres, para no enviar a los niños a las escuelas, a partir del 15 de febrero.

Doria y Covas saben que su adhesión hipócrita a la política burguesa de aislamiento social, dictada por la OMS, ha fracasado. Por lo que solo falta por determinar el regreso de las actividades escolares y universitarias. El resto de la economía casi se ha normalizado. Los intentos de limitar algunos sectores terminan siendo temporales. El panorama general es que la política burguesa de aislamiento social fue retirada. El esfuerzo para que las escuelas vuelvan a la normalidad responde al cuadro general de fracaso de la política burguesa de aislamiento social, y de la nueva etapa que se configura con la inmunización, a través de la vacuna. Resulta que el país está en manos de los laboratorios, que ejercen su poder de monopolio y retrasan el proceso de inmunización. El plan de gobierno, que establece una escala de prioridades, va en contra de la vacunación universal. La posición de Apeoesp, de regresar al trabajo solo después de vacunar a los maestros, le indicó al gobierno de Doria que debía ponerlos en la escala de prioridades. Está claro que es un síntoma más de la respuesta corporativa de la dirección sindical a la cuestión del regreso a clases.

Los alineamientos políticos ya no se dan entre los gobernadores que estaban a favor del aislamiento social, y los que no. Ahora, se encuentran entre los que quieren una vacunación rápida y los que la retrasan. Es decir, entre Doria y Bolsonaro, quienes se colocaron como antagonistas en el centro de la crisis sanitaria. Esta disputa inter-burguesa, en ningún momento, favoreció a los explotados, los pobres y los miserables, que han estado soportando las mayores consecuencias de la pandemia y la recesión económica.

Sin embargo, las direcciones sindicales se alinearon con Doria, cuando este protagonizaba el aislamiento social. La ruptura de esta alianza espuria se produjo en el momento en que Doria asumió la posición de aliviar el aislamiento, pero, sobre todo, en la práctica, cuando esta llegó a los profesores. El argumento de que “la educación no es una actividad económica y no puede ser tratada de la misma manera”, como lo expresa el presidente del Sinpeem, Cláudio Fonseca, expone los errores de la política desarrollada por la burocracia sindical. Si la educación pública no debe confundirse con las fábricas, el comercio y los servicios, entonces, está entrelazada con todas las actividades económicas. Y la educación privada se configura como un servicio.

Lo importante no es la impropiedad de esta supuesta tesis, sino el uso de ella para afirmar que la educación puede ser tratada de manera distinta dentro de la crisis pandémica, como si no tuviera impacto económico. Este argumento sirve para defender la ruptura del aislamiento social en las actividades económicas, pero no en las educativas. Por eso la “huelga sanitaria” (boicot) limitada a la educación, cuando la gran mayoría de la población trabaja o subsiste en el subempleo, es una respuesta corporativa a las consecuencias de la pandemia. Está en el fundamento burocrático-corporativo donde se encuentra la debilidad del justo boicot a la decisión del gobierno de regresar a la escuela, cuando la pandemia continúa extendiéndose entre la población y por todo el país.

El problema no está en el método del boicot y en su justeza, sino en la política y la forma corporativista-burocrática que lo condiciona. Ocurre que las direcciones sindicales, los reformistas, e incluso la izquierda que se dice socialista, no fueron capaces de combatir la política burguesa de aislamiento social y, ahora, pretenden defender solo a los trabajadores de la educación, utilizando asambleas virtuales y decisiones burocráticas, haciendo la “huelga sanitaria” (boicot) con base en la voluntad individual, no en la voluntad colectiva. Esta dramática situación se alcanzó, porque las direcciones sindicales y las fuerzas políticas vinculadas a ellas no lucharon contra la pandemia y la crisis económica, bajo un programa propio de la clase obrera y demás explotados, y con una línea unificada de independencia de clase. Permitieron que el gobierno federal y los gobernadores se pelearan entre sí, engañando a las masas, de una forma u otra, y, al mismo tiempo, uniéndose en torno al plan de emergencia burgués. Bajo la sombra de una miserable ayuda de emergencia, los gobernantes y la burguesía impusieron la MP 936 y les permitieron renunciar en masa.

Como puede verse, los obreros, los trabajadores de comercio, los servicios, la educación y la agricultura quedaron a merced del resultado de la política burguesa de aislamiento social. Los gobernadores manejaban libremente las medidas que, sobre todo, protegían al capital, engañaban a los pobres y miserables con migajas, y sacrificaban empleos y salarios. Los sindicatos cerraron sus puertas en nombre del aislamiento social. Las centrales sindicales permanecieron todo el tiempo corriendo detrás de los parlamentarios. Las direcciones sindicales se sometieron a la MP 936. Recurrieron a asambleas virtuales para concretar acuerdos, lo que atentaba las condiciones de trabajo de los asalariados.

El rechazo a convocar asambleas presenciales y organizar un movimiento colectivo reflejó la capitulación de las direcciones, frente a la política burguesa de aislamiento social. ¿Cómo convocarían asambleas, si abogaron porque todos se queden en casa, como determinaron los gobiernos? ¿Cómo llevarían a cabo manifestaciones en las calles, si los gobiernos los acusaran de promover aglomeraciones? Así, se refugiaron en el mundo virtual, el individualismo, la fragmentación y la pasividad. Al mismo tiempo, dieron la espalda a millones, que se vieron obligados a trabajar y amontonarse en el transporte público. Admitieron la división determinada por los gobiernos, de quién se quedaría en casa y quién iría a enfrentar los contagios.

Tan pronto como se agotó el aislamiento social parcial y los gobiernos empujaron a todos a trabajar, con excepción de los maestros, los burócratas sindicales continuaron sumergidos en su propio aislamiento. Sin embargo, se produjeron huelgas y se convocaron asambleas cara a cara en medio de una pandemia, que tuvieron como ejemplo a los trabajadores de los Correos y de Renault. Ahora, en el mismo momento en que la pandemia va en aumento, los trabajadores de Ford están obligados a realizar asambleas cara a cara y hacer vigilia frente a la fábrica. Como vemos, la pandemia no se enfrenta, sometiéndose a la política burguesa de aislamiento social, que anula las luchas colectivas de los trabajadores.

La renuncia a los métodos propios y a la democracia obrera desarmó ideológica, política y organizativamente a la clase obrera y demás explotados. La admisión de métodos ajenos a la lucha de clases resultó en el apoyo a la política burguesa de aislamiento social. Sin tomar en cuenta este proceso, y sin someterlo a severas críticas políticas, no se entiende por qué los docentes acabaron solos en el aislamiento social y, ahora, se enfrentan solos a los riesgos de la pandemia, cuando casi todos los trabajadores, vienen exponiéndose hace mucho tiempo, sin que sus sindicatos pudieran organizar la lucha para defenderlos.

Las condiciones de tal opresión tienen todo para provocar una gran agitación social. Pero el miedo, la pasividad y la falta de confianza entre las masas aún prevalecen. Esto se debe, no solo a la virulencia de la pandemia, sino, sobre todo, a la ausencia de un rumbo a la altura de las tareas de un momento tan violento en la vida de la mayoría oprimida. El gobierno de São Paulo cuenta a su favor precisamente con los impotentes métodos virtuales.

Si bien las condiciones sociales son adversas al cambio de orientación y método político, para defender a los docentes de los riesgos de la pandemia, no hay otra forma de derrotar al gobierno que no sea la organización colectiva y la democracia de las asambleas presenciales. La Apeoesp, el Sinpeem y otros sindicatos de profesores deben convocar asambleas presenciales, discutir francamente el cambio de orientación y romper con el corporativismo nefasto. Solo así será posible organizar la vanguardia, para incentivar el boicot de profesores, padres y alumnos. Solo un movimiento que gane las calles es capaz de levantar la bandera de unidad de todos los explotados en torno al programa de emergencia, que unifique la lucha por el empleo y el salario con la lucha por la vacunación universal, comenzando por los barrios pobres y miserables, con la lucha por las condiciones hospitalarias dirigidas a quienes más lo necesitan, y la lucha para acabar con la desastrosa educación a distancia.

13-02-2021

En portugués: http://www.pormassas.org/2021/02/13/educacao-mudar-de-orientacao-e-metodo-para-que-o-boicote-seja-vitorioso/

 

 

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