Sigue adelante la entrega del Paraná a las multinacionales
El programa y las conquistas del neoliberalismo siguen en pie. No importan los discursos. Nada de lo privatizado a manos de las multinacionales debe volver al Estado, esa es la política de todos los gobiernos.
Cuando decimos que la democracia burguesa es una continuidad de la dictadura militar decimos que sus principios, su programa, sigue siendo respetado por los diferentes gobiernos. Bajo la dictadura y el gobierno de Menem se produjeron los avances más profundos contra la economía nacional, desnacionalizándola.
Como dice Mempo Giardinelli en su carta al Presidente “entregar el Paraná es como entregar Malvinas”, señalando que también terminan este año todas las concesiones de los puertos argentinos.
El gobierno nacional y las siete provincias que son recorridas por el Río Paraná deben hacerse cargo del control total sobre el Río y sus puertos, por donde se mueve el 75% del comercio exterior, el tercer río más navegable del mundo.
No depositamos ninguna confianza en los gobiernos, todos defensores de la gran propiedad privada, corresponde a la clase obrera controlar férreamente qué entra y qué sale por los puertos. El manejo privado que hacen las multinacionales más poderosas les permite ocultar sus actividades. No es casual que el gobierno de Macri haya levantado los controles más elementales, tal como le exigían las exportadoras. Controles que no pueden ser tercerizados.
Recuperar el río y los puertos debe relacionarse con reactivar los astilleros y poner en pie nuevamente una flota fluvial del Estado (Paraguay cuenta con la tercera flota fluvial más grande del mundo).
El Decreto 949/2020, que dispone el dragado y balizamiento del Canal Punta Indio, obliga a la salida de nuestras exportaciones se haga desde el Puerto de Montevideo, que pertenece a las mismas multinacionales que operan sobre el Paraná. Los beneficiarios son Cargill, Dreyfus, Bunge, etc.
Son muchas las voces que se alzan reclamando estas medidas elementales de soberanía, la mayoría desde las filas del propio gobierno, de quienes lo votaron y lo apoyan.
Pero, insistimos, no es en el Congreso, no es con cartas, con discursos, que se puede doblegar la decisión entreguista. Es necesario un movimiento nacional encabezado por la clase obrera, que gane las calles y paralice el país para defenderlo. No hay otra forma, no hay otro método.
Las direcciones sindicales son socias de esos sectores poderosos, no van a mover un dedo por propia voluntad, como siempre ha ocurrido, la lucha les debe ser impuesta desde las bases.
Fernández no gobierna para todos, gobierna para ese puñado de multinacionales, terratenientes, banqueros que son dueños del país y le dictan qué debe hacer. No hay cómo conciliar esos intereses con los de la mayoría desocupada, precarizada, hambrienta.
(nota de MASAS nº390)