Ecuador: Lasso asume la presidencia

El nuevo gobierno es la criatura política de la desintegración del nacional-reformismo –

El 24 de mayo, Guillermo Lasso asumió como presidente de Ecuador. Ganó con el 52,8% de los votos, frente al 47,5% del candidato Andrés Aráuz, aliado del ex presidente Rafael Correa.

Lasso fue presidente de la Asociación de Compañías Financieras de Ecuador, y vicepresidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador. Es un representante orgánico de la burguesía semicolonial. El programa de gobierno está orientado a continuar la línea de contrarreformas y ajustes, a fortalecer las alianzas políticas con los gobiernos de derecha del continente y a restablecer los vínculos con el imperialismo norteamericano, plan iniciado por el ex presidente Lenin Moreno.

A la toma de posesión de Lasso asistieron destacados representantes de Estados Unidos, el presidente de Colombia (Iván Duque) y el de Brasil (Jair Bolsonaro). También estaba Leopoldo López, del partido Primero Justicia, el partido venezolano en el que milita Juan Guaidó, que organizó las protestas de la derecha, las medidas intervencionistas y los intentos de golpe de Estado contra Maduro en los últimos años. Este selecto grupo de la derecha proimperialista dio una buena medida de lo que será el gobierno del capitalista de Lasso.

El plan de gobierno y los representantes destacados en la inauguración dieron un claro mensaje de ruptura con los gobiernos nacional-reformistas aún vigentes (Argentina, Venezuela y Bolivia) y de integración de las tendencias reaccionarias de la política burguesa en América Latina.

La victoria de la reacción frustró los objetivos del correísmo (UNES), de aprovechar la impopularidad de su ex afiliado Moreno -que se enfrentó a un levantamiento popular a finales de 2019- para volver al poder estatal. También se destaca que el partido Pachakutik (indígena), que lideró las protestas de octubre y noviembre de 2019, se ha colocado como base parlamentaria del gobierno de Lasso

El reformismo nacional demostró estar agotado. Esto es un claro síntoma de la incapacidad del nacional-reformismo para superar el atraso, romper con la opresión nacional, democratizar el Estado y transformar el capitalismo con medidas asistencialistas y reformas ultra-limitadas. Los nacional-reformistas, debido a su impotencia, en las condiciones de desintegración del capitalismo, acaban sirviendo de bloqueo a las tendencias de lucha de las masas. Fueron los responsables de abrir el camino a los gobiernos reaccionarios y fascistizantes. El gobierno de Evo Morales en Bolivia acabó abandonando la presidencia, presionado por la revuelta de una parte importante de las masas pequeñoburguesas. En Brasil, un golpe de Estado institucional derrocó al gobierno de Dilma Rousseff. En Ecuador, este camino surgió dentro del descompuesto organismo político del nacional-reformismo, cuando fue elegido Lenin Moreno. Asumió el programa de contrarreformas antinacionales y antipopulares, permitiendo así una transición ordenada del poder al banquero Lasso.

Este es el resultado de la incapacidad del levantamiento obrero y popular de 2019 para abrir el camino a la lucha revolucionaria de las masas. La ausencia de una dirección revolucionaria ha impedido que las tendencias instintivas y radicalizadas de lucha se expresen en un programa y en una estrategia propia de poder. Finalmente, se impuso un reflujo y se reforzaron las ilusiones democráticas burguesas.

Todas y cada una de las experiencias de las masas con el nacional-reformismo, en cualquier país del continente, deben servir a la vanguardia con conciencia de clase, para ayudar a los explotados a liberarse de la política de conciliación de clases, que termina sirviendo de sustentación al gobierno burgués, incluyendo a la derecha y la ultraderecha, que pasan a la ofensiva contra las masas. De ahí la importancia de la lucha por abrir el camino para la recuperación de las fuerzas obreras y populares, y por desarrollar los métodos de la lucha de clases. La conquista de la independencia política del proletariado exige empuñar el programa de la revolución y dictadura proletaria y construir partidos marxistas-leninistas-trotskistas.

 

(POR Brasil – MASSAS nº 638)

 

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