Chile: La Lista del Pueblo defiende el estado burgués, la gran propiedad privada de los medios de producción
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Las elecciones en Chile mostraron un rechazo a toda la politiquería burguesa. Apenas el 42% del padrón fue a votar. Menos que en las elecciones de Octubre pasado.
La Lista del Pueblo tuvo un buen resultado electoral producto de ese rechazo, con 27 constituyentes elegidos. Es necesario caracterizar este fenómeno que se presenta a sí mismo como “espacio de trabajo colectivo, democrático, horizontal y federativo” se presenta como progresista y hasta de izquierda. Aunque toda la declaración responde a los planteos del posmodernismo, misma línea del Frente Amplio. Idea que se instala para salvar al capitalismo decadente, se lo humaniza con términos como el de “RECIPROCIDAD”, “INCLUSION” mismo con el que entran a la escena política las naciones clase y el Estado Plurinacional junto a la consigna del “BUEN VIVIR” que se traduce en la idea de disfrute en el capitalismo. El Estado plurinacional es parte del maquillaje “inclusivo” del capitalismo en descomposición, desde el concepto mismo de “pueblos originarios” pasando por la “descolonización”.
La Lista del Pueblo se autoproclama como movimiento porque esto le abre la puerta a cualquiera que se declare independiente.
Los partidos políticos que se dicen de la clase obrera, de izquierda, y que participan de esta Lista están cometiendo un crimen político. Los planteamientos de la Lista se ubican en la defensa del ordenamiento burgués, como el MIT/LIT que nunca se ha reclamado de la clase obrera, diluye el programa revolucionario de la clase obrera en la generalidad de un partido de los “trabajadores”.
Los partidos, listas y frentes políticos tienen un contenido de clase, aunque no lo digan explícitamente. Aunque pretendan ocultarlo. Y, ¿cómo se lo identifica? Por sus posiciones sobre la propiedad de los medios de producción, los acuerdos internacionales, el régimen de explotación del trabajo, los métodos para resolver las reivindicaciones.
En su declaración “QUIENES SOMOS” dicen que “Somos el Pueblo, somos quienes hemos luchado toda la historia por obtener dignidad y justicia, … quienes nos levantamos un 18 de Octubre, …“ Una enumeración de muy buenas intenciones, que reafirma que se trata de luchadores que rechazan al gobierno y a la derecha, pero que dicen se alcanzarán ¡respetando la gran propiedad!.
Al no pronunciarse expresamente por el fin de la gran propiedad nacional y multinacional sobre los medios de producción, debe entenderse que respetan ese régimen de propiedad. Esto es la cuestión central que se discute en Chile, porque es la base del andamiaje fascista pinochetista. Su Constitución es expresión de ese poder económico.
SIGNIFICADO DEL ANTIPARTIDISMO
“El pueblo, cansado de las ineficiencias de los partidos políticos, tendió la mano para que los independientes los representaran y tuvieran voz en la creación de una nueva Carta Magna”.
Esta afirmación ambigua es peligrosa. Se refiere a la “ineficiencia” como si fuera una cuestión técnica y no de clase. Cuando la burguesía reconoce esa “ineficiencia” acusa buena o mala gestión con lo que se desdibujan los acontecimientos o como cuando condenan con el “notable abandono de deberes”.
No condena explícitamente a los partidos que han sostenido al régimen. Y puede así también condenar el accionar de partidos que representen los intereses de la clase obrera. La clase obrera necesita de su partido, necesita politizarse, construir su dirección política y politizar a todos los oprimidos en su lucha por la liberación, por lo tanto debe ser rechazada cualquier ambigüedad en este sentido. Los sectores más atrasados y prejuiciosos pueden adoptar esta bandera contra la vanguardia de la clase obrera.
UNA CONSTITUCIÓN QUE PRETENDA LA CONCILIACIÓN DE CLASES ES UNA CONSTITUCIÓN BURGUESA
Dice la Lista del Pueblo que quiere una Constitución que “no olvide las demandas de la gente, una Constitución que considere a todxs los ciudadanxs”. Cuando a todas luces lo que se elaborara es una constitución burguesa.
Los ciudadanos estamos divididos en clases sociales, con intereses contrapuestos, antagónicos, irreconciliables, por lo tanto es necesario decir que no puede haber tal Constitución de “todos”. Una Constitución que represente a los trabajadores, a la mayoría oprimida, a sus demandas, debe plantear terminar con la gran propiedad de todos los medios de producción, debe terminar con el sistema capitalista. De lo contrario las demandas que se incluyan en el texto no podrán ser cumplidas. Un “Chile para todos” que no termine con el régimen de gran propiedad, seguirá siendo el mismo Chile.
SI NO ENFRENTAN LAS BASES DEL PODER PINOCHETISTAS HABRAN TRAICIONADO LAS DEMANDAS POPULARES QUE DICEN REPRESENTAR
Cuando dice la Lista: “Chile con igualdad de género, plurinacional y digno” ¿a qué se refiere?
Por qué no dice concretamente: Todos los habitantes de este suelo deben trabajar, excepto aquellos que no puedan hacerlo por razones físicas o de edad, el salario y la jubilación mínimas deben alcanzar para vivir como personas; la salud, la educación, el agua, electricidad, serán servicios públicos, gratuitos. Las tierras saqueadas a los Mapuche serán recuperadas expropiándolas y entregadas a las comunidades que deseen trabajarlas y el resto se transformará en granja colectiva.
Hablar de “respeto y reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios” sin señalar cómo se resuelve la cuestión de la tierra, de los bosques, de los ríos, es una burla.
Por esta vía concreta podremos decir que se puede empezar a lograr igualdad de género: todos trabajando, terminando con la desocupación y la precarización laboral, todos recibiendo el salario que corresponde, sin discriminación, socializando las tareas domésticas, recuperando las tierras para trabajarlas. Ahí, sí, podremos empezar a hablar de dignidad y de igualdad.
Cuando no se habla claro de cuestiones tan precisas y concretas es porque no hay voluntad de luchar por ellas. Por eso tanta ambigüedad.
Lo mismo cuando nos dicen que queremos “Un país empoderado y dueño de sus riquezas naturales”. Para que sea posible hay que desapoderar a las empresas y empresarios que los tienen en sus manos, expropiándolos. No hay otra vía.
Lo mismo cuando se refieren a la “Vocación Ambiental” parten de una concepción idealista de querer modificar los paradigmas de esta sociedad sin tocar sus bases materiales. Hablar de “un nuevo concepto de la dignidad humana, llamando a reemplazar el paradigma de la competencia egoísta por uno nuevo, basado en la colaboración solidaria entre las personas” parece una buena expresión de deseos, como si fuera posible al margen de la lucha de clases, del derrocamiento del poder burgués.
APOLOGÍA DE LA DEMOCRACIA BURGUESA, LA DICTADURA DEL CAPITAL
El democratismo de la Lista puede observarse cuando en su declaración promueve “El deber de formarse para la vida ciudadana y por consiguiente el de votar en las elecciones de las autoridades locales y nacionales; de participar en los plebiscitos comunales y en los presupuestos participativos comunales”.
Esto es sometimiento al legalismo burgués, a las instituciones del régimen. En vez de un llamado a fortalecer los sindicatos, participar de la vida sindical, de las asambleas populares, de la autoorganización desde los barrios. Este planteo es contrario al levantamiento del 2019.
Dice de “El deber de respetar cabalmente la nueva Constitución, así como las leyes que se vayan dictando conforme a ella”. Sólo se puede respetar una Constitución que sea el producto de una transformación de la sociedad. Una Constitución que legitime la gran propiedad y la explotación no debe ser respetada.
Coherentemente continúa: “El deber de respetar el régimen democrático, los derechos humanos y el orden público propio de un régimen democrático y de un gobierno legítimo”.
No existe la democracia en general. La democracia que defienden y colocan en el altar es la democracia burguesa, la dictadura del capital. Los oprimidos no deben respetar ningún régimen que no sea el propio, el de un gobierno obrerocampesino impuesto por una revolución social. Reclamamos el derecho a subvertir el orden capitalista. A no respetar su legalidad.
En el mismo sentido y en nombre de una “Vocación Participativa” plantean la institucionalización de las organizaciones sociales diciendo que “deben tener una participación protagónica en el ejercicio de los gobiernos locales y regionales”, integrándolas al Estado burgués. Agregan además mecanismos para mejorar la democracia burguesa: “debe existir la posibilidad de convocatoria a plebiscito comunal por iniciativa popular, así como también la iniciativa popular de ley; y deben consagrarse mecanismos de control y de revocación de mandatos a las autoridades. A su vez, es necesario fortalecer a las juntas de vecinos, las cooperativas y otras organizaciones sociales no gubernamentales que puedan visibilizar las inquietudes de la ciudadanía e incrementar la participación”.
Otras reformas a las instituciones del Estado burgués: “Promoveremos una Nueva Constitución que resuelva los defectos de representatividad actuales, como el denominado “clientelismo político”, bajo un sistema que otorgue mayores facultades al Parlamento. Propondremos establecer un sistema unicameral, un régimen de Gobierno Semi Presidencial o similar, con una regionalización efectiva y mecanismos de mayor participación ciudadana y de la sociedad civil en la toma de decisiones, combinando la democracia representativa con instrumentos de democracia directa”
“… garantizar la independencia externa e interna del Poder Judicial, así como realizar una revisión profunda de los mecanismos destinados a velar por el respeto de la Constitución, lo que implica una nueva visión sobre el control de constitucionalidad que podría estar radicada en una sala especializada de una nueva Corte Suprema en el contexto de una sociedad que promueve la responsabilidad de todas las autoridades”.
Esta es, además, la forma de adaptarse a un aspecto esencial de la Constitución pinochetista, que estructuró un régimen de dictadura civil: preservar la institución de control de la constitución, por encima del poder legislativo y del gobierno, que decide qué se puede y qué no se puede hacer. Un organismo que no es elegido siquiera por el voto popular.
En la época de descomposición y desintegración del capital no hay posibilidad de reformas, no es posible mejorar el Estado y menos aún en las semicolonias. Esta política es reaccionaria porque lo que expresa la rebelión popular que estalló en 2019 es la necesidad de derrocar este Estado.
La Lista del Pueblo plantea que “Los partidos políticos deben ser regulados constitucionalmente, exigiendo una organización democrática y participativa con pleno respeto de la voluntad de sus militantes, poniendo fin a todos los mecanismos que permiten a las cúpulas no acatar la voluntad de las bases democráticamente manifestada”.
Rechazamos cualquier idea de intervención del Estado burgués en la vida de los partidos que se reclaman de la clase obrera. Los revolucionarios nos organizamos en partido aplicando el método del centralismo democrático, que sólo nosotros podemos aplicar, sin ninguna injerencia externa. El Estado obrero, producto de la revolución social, permitirá la actividad política de aquellos partidos que defiendan la propiedad social de los medios de producción, que defiendan al Estado obrero.
También se autodefinen como “un movimiento pacifista con profunda vocación democrática, que considera fundamental la actividad política como principal antídoto ante la corrupción que viene dañando la adhesión de la población con el sistema democrático. Estamos convencidos que el fortalecimiento de la participación política y el mejoramiento del sistema democrático contribuye de manera decisiva a la libertad, la igualdad formal y material, la justicia social y la defensa de los derechos humanos”.
Rechazamos su pacifista defensa de la democracia burguesa que es feroz dictadura de clase, violenta contra los oprimidos, que sólo podrán terminar con esa violencia destruyendo sus raíces de opresión y explotación por medio de la revolución social. Es lamentable su preocupación por la poca adhesión de la población a esta democracia burguesa en profunda crisis por la rebelión popular. Somos partidarios de llevar la lucha de clases hasta el final, hasta terminar con toda forma de dominación burguesa.
La corrupción que les preocupa es parte de la pudrición capitalista. En la época del imperialismo, de monopolización y concentración de los medios de producción, de saqueo de todas nuestras riquezas a como dé lugar, la corrupción aflora en todos los países. El Estado no la combate ni la puede combatir porque es la representación de esa clase social en decadencia y descomposición.
EN DEFENSA DEL SOMETIMIENTO DEL PAÍS
Dice su declaración: “Estamos conscientes de la profundidad de los cambios sociales, económicos, culturales, científicos, tecnológicos y políticos que se han producido en Chile, por lo que consideramos que es nuestro deber revisar y proponer estándares políticos y éticos que estén a la altura de estas transformaciones, y que permitan alcanzar una sociedad cuyo imperativo ético debe ser la dignidad del ser humano y de los seres vivos por sobre cualquier otro asunto”.
Esta es una reivindicación explícita del orden social vigente, sin dejar lugar a dudas. Estructura que caracteriza a Chile como una semicolonia del capital financiero, por lo tanto atrasado. La Lista propone que haya estándares políticos que estén a la altura de esas transformaciones que defiende.
Eso es lo contrario que reclama la mayoría oprimida: poner fin a todas esas transformaciones. Las fuerzas productivas solo podrán ser desbloqueadas cuando terminemos con el dique que las contiene que es la propiedad privada de los medios de producción.
Dice también: “la Nueva Constitución es el punto de partida para forjar un nuevo pacto social que nos permita avanzar con unidad hacia el futuro. Necesitamos una república inclusiva que resuelva los defectos de la discriminación por razón de género, de ser inmigrantes o de ser pobres, avanzando hacia mecanismos positivos de inclusión”.
Para que no queden dudas que su planteo es de pacto social con la burguesía, con el imperialismo, de unidad nacional bajo la dirección del gran capital. Repetimos: los intereses del gran capital nacional y multinacional son antagónicos e irreconciliables con los de la mayoría oprimida. Pretender conciliarlos es una utopía, reaccionaria. No hay nada que pactar con la derecha, con el gran capital, son ellos o nosotros.
Para que no queden dudas de la defensa del Estado burgués: “Asimismo, es necesario una república que supere las falencias del actual Estado unitario centralizado y discriminador, bajo mecanismos que incorporen a las regiones y los pueblos originarios. Esta tarea parte con un reconocimiento a nuestro defecto de ser un país racista y clasista, característica social que debe ser combatida y superada”.
La idea de la Lista contradice en todos sus puntos la teoría del Estado como instrumento de opresión de la mayoría. El Estado tiene un carácter de clase que sólo puede ser cambiado por medio de la revolución social. El marxismo saldó hace mucho más de un siglo esta discusión. No es posible una transformación pacífica del Estado para colocarlo al servicio de la mayoría. El objetivo de este documento de “principios” de la Lista apunta a combatir toda posición marxista. Esta es la importancia de este documento de carácter programático.
Entrevistado por La Tercera, Francisco Caamaño, ingeniero en Administración de empresas y candidato más votado de la Lista declaró: “En Chile, por más que queramos eliminar el sistema neoliberal capitalista, es un proceso paulatino que se debe realizar con progresividad y que quienes están en el poder económico y político del país tienen que ir cediendo. La clase política junto con las grandes riquezas del país siempre han estado gobernando. Esta es una cesión de cuánto van a ceder ellos y cuánto vamos a ceder nosotros. Hay que ver por la estabilidad del país, porque seguimos siendo uno de los países más estables, aunque el sistema no da para más. Tienen que dejarse de egoísmos”.
Esta es una clara reafirmación de la política de convivencia y conciliación de la Lista del Pueblo.
Cuando se refiere a las regiones, el documento señala que se “fortalezca al mismo tiempo al Estado de Chile”. Una definición nada inocente, que deja de lado hasta el carácter plurinacional que pregona en otros puntos.
SOBRE SU “MODELO” CAPITALISTA
“… no cabe la disyuntiva entre el mercado y el Estado, ambos son pilares del desarrollo, sin embargo, el abuso de los oligopolios y monopolios, las penumbras del mercado y la inexactitud de las leyes y teorías económicas que se sostienen sobre la base de creencias inaceptables como el egoísmo humano y la mano invisible, nos indican que no se justifica socialmente una defensa dogmática del mercado y la competencia. El mercado sólo debe ser visto como uno más de los instrumentos que operan en la actividad económica”.
“Concebimos un modelo de desarrollo que supere las injusticias de la concentración del poder económico y que aspire a superar el techo de crecimiento que nos impida avanzar en la generación de valor agregado. Debemos aspirar a un real fortalecimiento de la productividad, mucho más allá de la tradicional explotación de nuestros recursos naturales. Consideramos que la ciencia económica debe enfocarse en determinar cómo avanzamos hacia un modelo económico que supere la actual cuestión social y ponga en el centro al trabajo humano como el gran productor de riqueza, y por ende como el primero en ser beneficiado: necesitamos de una nueva economía y de una nueva ciencia económica”.
“Esta nueva economía debe ser ejecutada siempre pensando en la disminución del impacto negativo sobre la naturaleza y los seres humanos… Esta nueva economía social debe anticiparse a las consecuencias negativas sobre el trabajo que ha traído la revolución tecnológica. Ante la automatización y robótica de los procesos productivos, comerciales y financieros, se debe comprometer con el cambio y adaptación cultural que comenzamos a experimentar las personas ante la denominada “cuarta revolución industrial””.
“El Estado y la sociedad debe asumir el desempleo que acarreará la sustitución de mano de obra como consecuencia de estas transformaciones…”
Estas concepciones sobre “la nueva economía” son de la burguesía, ajenas completamente a los oprimidos. Defienden la explotación del trabajo.
No queremos terminar con los abusos, queremos terminar con los monopolios y oligopolios que le dan origen. Queremos terminar con las injusticias de la concentración del poder económico terminando con ese poder económico. Queremos estatizar sin pago las minas, los campos, los bancos, el comercio exterior, el agua, los ríos, el mar, los bosques, etc. Transformar la gran propiedad en propiedad social, para planificar la economía para ponerla a nuestro servicio. Queremos recuperar las AFP para ponerlas bajo nuestro control.
Nuestra exigencia es repartir todo el trabajo disponible entre todos los trabajadores, sin reducir el salario. Esa es la respuesta a los despidos masivos, a la precarización del trabajo.
¿Cómo es posible que corrientes que se reclaman de izquierda sean parte de esta Lista? ¿Hasta dónde ha llegado su sometimiento ideológico al capital? ¡Cuánta miseria política! Y en nombre de la rebelión del 2019.
Estos “principios” son un puente para la alianza con corrientes de la burguesía o el stalinismo que pueden firmar a ojos cerrados esta declaración. No quieren entender que el reclamo de la mayoría de la sociedad es terminar con el pinochetismo, demolerlo desde sus bases.
SU POLÍTICA INTERNACIONAL ES DE SOMETIMIENTO AL IMPERIALISMO
“Las relaciones internacionales de los gobiernos deben inspirarse en una concepción del Estado de Chile como artífice y promotor de la paz regional, continental y mundial. Un Estado que privilegia la diplomacia y fortalece la institucionalidad internacional democrática y protectora de los derechos humanos”.
Parte de desconocer que la base de la violencia es la opresión imperialista. Que debemos exigir el retiro de todas las bases militares extranjeras de nuestros territorios. Que es necesario romper todos los acuerdos militares con las potencias imperialistas. Que nos solidarizamos con todas las luchas de los pueblos por su liberación. Esta declaración de principios defiende el statu quo actual. La institucionalidad impotente que no puede parar el terrorismo militar de las grandes potencias. Chile debe romper acuerdos con la OCDE o el TPP que condicionan sus políticas económicas.
DEFENSA DE LAS FUERZAS ARMADAS
Lo primero que se debe decir es que somos partidarios del juzgamiento de todos los responsables de crímenes contra el pueblo. Ningún crimen puede quedar impune. No es un tema secundario. El régimen pinochetista se sostuvo y se sostiene con este brazo armado, ellos son la dictadura del capital, el reaseguro último del Estado burgués. Es de un idealismo reaccionario suponer que sin tocar el poder económico de sus mandantes, se podrá transformar a las fuerzas armadas. No hay cultura democrática bajo el régimen de dictadura civil. Son el brazo armado del imperialismo.
Dice su declaración: “Las Fuerzas Armadas deben contribuir al fortalecimiento de la cultura democrática y de derechos humanos que deben inspiran toda la actividad estatal, lo que implica una profunda revisión de la doctrina de la seguridad nacional por su carácter antidemocrático, y su reemplazo por una concepción coherente con los valores que se promueven democráticamente en la sociedad civil”
Siguiendo su línea de fortalecimiento del Estado burgués proponen que “Las fuerzas de Orden y Seguridad deben ser reorganizadas de forma tal que la sociedad civil las reconozca como un legítimo brazo armado del Derecho y como respetuosas de los derechos civiles y políticos de la población, así como instituciones eficaces y respetadas en el combate de las nuevas formas de delincuencia que amenazan con destruir la familia, la propiedad fiscal y privada, la paz y la seguridad de la vida cotidiana”.
Rechazamos cualquier idea de que las fuerzas represivas pueden ser reformadas a partir de leyes o constituciones. Es pura ilusión reformista.
La familia del trabajador es destruida antes que nada por el capitalismo, por la pobreza, la desocupación, el hambre, los bajos salarios y pensiones, por la violencia del Estado y los empresarios. El discurso del documento parece de un estado policial más que de un demócrata. Ni siquiera reconoce cuál es la base social de esta delincuencia que quiere combatir.
La declaración afirma que “Un Estado activo y fuerte solo es legítimo si la ciudadanía experimenta su actuación como una contribución eficiente y eficaz al que-hacer de la sociedad civil”. Parece mentira que izquierdistas o extrotskystas puedan defender estas posiciones.
No se pronuncia por un sistema único, público y gratuito de educación desde la infancia hasta la universidad. Tampoco se pronuncia por un sistema único de salud y la recuperación de las AFP para el estado bajo control de los trabajadores.
Es muy tedioso reproducir todas sus posiciones pero es inevitable por el ocultamiento y deformación que se hace, especialmente por las corrientes de izquierda que se entusiasman con este tipo de experiencias reaccionarias.
La única política que rompe con el pinochetismo, con su base material y todo su andamiaje jurídico es la política de la clase obrera que se expresa en el trabajo que realiza el Comité Constructor del POR como sección del Cerci.