Los 10 años del FIT y su devenir
Con la llegada del período electoral, comenzado la primera semana de junio en Misiones, aparecen más nítidamente las grandes miserias de la politiquería burguesa. La izquierda centrista no puede escapar a este fenómeno, demostrando su grado de adaptación a la democracia burguesa. Nos detendremos particularmente en el denominado “Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad” (FIT-U) que acaba de cumplir 10 años de existencia y cuyos integrantes son el Partido Obrero (Oficial), PTS, Izquierda Socialista y MST.
El papel del FIT-U
Durante el año 2011 se dieron las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) que habían sido creadas 2 años antes mediante la modificación de la Ley electoral argentina. Allí apareció por primera vez el entonces llamado FIT para las elecciones ejecutivas y legislativas. Esta creación, para muchos auspiciosa desde lo discursivo, despertó rápidamente gran simpatía en una franja importante de la vanguardia que supo verse arrastrada detrás del novedoso frente.
El POR hubo de responder a esta creación con una clara delimitación política. No nos inspirábamos en cuestiones de simpatías, expectativas o falsos triunfalismos. La respuesta partía de reconocer cuáles eran los móviles que los habían impulsado y cuáles las perspectivas del frente mismo. Tuvimos que sentenciar solitariamente que ese frente sería no otra cosa que una maniobra electoralista que no habría de trascender ese marco. No significaba para el movimiento obrero ninguna posibilidad de desarrollo, ni un paso adelante en su organización sino todo lo contrario: un obstáculo que era necesario derribar. Ese pronóstico, esa acertadísima caracterización, que despertó un amplio rechazo, y no pocas resistencias entre nuestros contactos y simpatizantes, tuvo una claridad meridiana para fijar un curso de acción.
Nuestra posición no solo fue repudiada, sino incluso deformada para fingir un supuesto apoyo (basta recordar los afiches apócrifos durante el 2011 en donde se decía que el POR apoyaba al FIT). Tuvimos que trabar un combate ideológico, por demás desigual, a fin de clarificar el verdadero contenido político del Frente.
¿Qué ocurrió? El FIT terminó aceptando parte de nuestra caracterización. Cada uno de los partidos que lo integran han publicado infinidad de artículos desde aquel lejano 2011 (improductivo sería reproducirlos) en los cuales buscan, de una y mil formas, cómo hacer para que el FIT deje de ser un aparato meramente electoral, y dotarlo de una proyección de órgano de poder.
Si algo enseña el marxismo es que las intenciones no pueden sobrepasar las leyes objetivas del desarrollo de un fenómeno dado, por más grande que sea el empeño que se haya puesto en modificarlo. Poco a poco, amplios sectores de la vanguardia fueron desilusionándose, aunque electoralmente hubiesen podido sacar mejores resultados electorales. Y he allí la cuestión más importante: ¿Qué papel cumple y puede cumplir el FIT en el terreno de la lucha de clases? No ser más que un estorbo en la necesaria unidad de las masas para luchar, y en el proceso de politización de los oprimidos. Donde aparece el FIT, la unidad sindical antiburocrática se pone en jaque (Subte, Tren Sarmiento, ATEN, etc.); donde aparece el FIT, los frentes de lucha terminan dividiéndose por cuestiones de aparato y mezquinas (¡recordar sino el ejemplo del frustrado Encuentro de Racing en 2016 contra la política de Macri!). Eso sucede donde aparece el FIT, subordinando las luchas a la estrategia electoral y sus mezquinas disputas.
Congreso del FIT-U: condenado al fracaso pero con objetivos encubiertos
El PO (Oficial) sostiene que es necesaria la realización de un Congreso del FIT-U para “superar su actuación limitada casi (¡!) exclusivamente a procesos electorales” (02/06/2021). Es decir parte de la certeza que durante 10 años no otra cosa fue el FIT más que un instrumento “casi exclusivamente” electoral. El PO, en la pluma de Solano, encuadra el llamado al Congreso convocando a toda su militancia para que “potencie la construcción de una alternativa obrera y socialista en la Argentina y en América Latina”. Es decir, no solo desea seguir infundiéndole vida a esa herramienta paralizante, sino que pretende replicarlo en otras latitudes. Eriza la piel imaginarse las funestas consecuencias del cretinismo parlamentario en las enormes luchas de Chile o Colombia, por poner solo dos ejemplos recientes.
Aunque adornado con fraseología radicalizada los objetivos buscados están claramente expuestos: poder dirimir candidaturas y presentarse lo más homogéneamente posible, intentando evitar las PASO. Sucede que ya Marx parafraseando a Hegel decía que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa. En el año 2014 el Partido Obrero, ante un escenario similar, convocó a un pretencioso “Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda” (CMOI) en el Luna Park. Su objetivo, también adornado de frases vacías -pero esta vez de Altamira- terminó siendo el de proclamar su propia candidatura presidencial. Ese CMOI fue una experiencia desastrosa para el movimiento obrero, al que decía querer convocar. Este Congreso transita el mismo sendero.
El MST siendo el último de los partidos en incorporarse (recién en el 2019 y con claro objetivo electoralista de conquistar alguna que otra banca de diputado más) fue el primero en responder este llamado del PO. Este Partido, hace no mucho tiempo en un frente electoral netamente burgués con Pino Solanas y Luis Juez, o también hace muy poco tiempo en un frente con el NuevoMAS, cuyo único objetivo era discutirle candidaturas al FIT, no tardó en descubrir que Solano pretende un Congreso en clave electoral… y aunque buscó en su respuesta abrir la discusión, terminó por sumergirse en el más abyecto electoralismo democratizante y su propuesta no pasó de señalar la importancia de una gran PASO entre todos los partidos de izquierda, intelectuales y referentes del feminismo y de Derechos Humanos. ¡El MST no tiene ninguna otra cosa para ofrecer! ¡El FIT-U no tiene ninguna otra cosa para ofrecer!
El centrismo y el papel de las elecciones
El FIT (y su continuidad FIT-U) nació atado de pies y manos a objetivos netamente electorales. Pero como frente no tiene características particulares sino que no hace más que proyectar (amplificadamente) las posiciones políticas de sus integrantes. Estos partidos están interesados en una infame caza de bancas, en lograr por cualquier medio conquistar algún diputado, legislador o concejal. En sus intervenciones no hacen más que potenciar las ilusiones en las salidas democráticas, en la institucionalidad burguesa, en la posibilidad de “cambiarlo todo” sin tocar nada. De ahí sus llamados a Asambleas Constituyentes, proyectos de ley, plebiscitos como fines en sí mismo, sin desenmascarar el papel que están llamados a jugar para desviar a las masas de la perspectiva revolucionaria.
Observemos también el ejemplo de Partido Obrero (Tendencia) de Ramal y Altamira, que habiendo comenzado con una rabiosa crítica al parlamentarismo del FIT, tardía e inexacta, termina reproduciendo todas sus mezquindades; poniendo todas sus energías en conquistar rápidamente la legalidad para ver si así conquista alguna banca. Incluso en un último artículo virtual de Ramal del 12/06, intentando ensayar una crítica, termina por plantear unas PASO, pero sin intelectuales ni referentes de DDHH, sino solo de “corrientes históricas de la izquierda”. ¡La Tendencia no tiene ninguna otra cosa para ofrecer más que unas PASO ampliadas!
Ese es el devenir de todos estos partidos más preocupados en la legalidad burguesa que en las posiciones programáticas. Más interesados en candidaturas que en combatir las ilusiones democráticas. Más comprometidos en sus acuerdos de aparato que en los objetivos y necesidades de las masas. He allí porque son centristas y sectarios.
Finalizaremos diciendo que el POR sigue batallando en soledad, como hace 10 años, frente a toda esta impostura democratizante. Pero tenemos sobre nosotros la autoridad de haber pronosticado en el calor de los acontecimientos lo que sucedía y lo que habría de suceder, la actualidad de un fenómeno y su lógico devenir.
El Partido Obrero Revolucionario entra también de lleno al período electoral, pero sin candidatos debido a nuestro carácter embrionario. Esta situación embrionaria, aunque limite nuestra actuación, no nos exime de intervenir políticamente de la única forma revolucionaria que enseña el marxismo: propagandizando nuestro programa; combatiendo las ilusiones en los caminos institucionales y democracia burguesa; señalando que solo conquistaremos nuestras reivindicaciones con la acción directa de masas; y advirtiendo que todos nuestros esfuerzos y conquistas deben estar ligadas al problema del poder, es decir a la lucha por el comunismo, por la Revolución y la Dictadura proletarias y que para eso es necesario fortalecer al POR.