Perú y la bancarrota del centrismo
La crisis capitalista se descarga con toda su fuerza en América Latina. Se encuentra sumergida en una profunda recesión, con sus economías desplomadas y sus fuerzas productivas en un proceso de destrucción casi sin precedentes (precarización, tercerización, recortes salariales, desempleo, cierre de fábricas, etc.). Esta tendencia, inaugurada con anterioridad a la pandemia se ha visto fuertemente agravada por la misma.
Las incipientes movilizaciones que tomaban fuerza a fines del 2019 en Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia, y detenidas momentáneamente por la pandemia, comenzaron a retomar su hilo histórico. Esta es la situación actual por la que atraviesa el Continente, y Perú como parte integrante no tiene cómo quedar al margen de esta tendencia.
Perú, como casi ningún otro país en el Continente, muestra la enorme vigencia de la tesis esbozada por Guillermo Lora de la completa inviabilidad de la democracia burguesa en los países semicoloniales. Alcanza solo con señalar cómo se llegó a estas elecciones de abril (1º vuelta) y junio (2º vuelta). Pedro Pablo Kuczynski le ganó el ballotage en el 2016 a Keiko Fujimori, debiendo dejar más tarde la presidencia en 2018 por los escándalos de corrupción (kenjivideo) y las implicancias con el Lava Jato. Allí asumió su Vice-Presidente Martín Vizcarra que sería sacado del Gobierno por un golpe institucional en donde el Parlamento lo declaró “moralmente incapaz” en noviembre de 2018 (por casos de corrupción). Luego asumiría Merino con escasos 5 días en la Presidencia y debiendo renunciar después de fuertes movilizaciones y protestas. Finalmente sería el turno de Sagasti, a través de un amplio consenso con representantes de todos los partidos políticos en su Gobierno y con el objetivo de preparar unas elecciones “ordenadas” en 2021.
En ese lapso las huelgas de mineros, las movilizaciones, la enorme lucha docente del 2017 (con Castillo como principal referente), y las recientes luchas contra la política agraria, serían una constante en la situación política. Inevitablemente toda esta introducción ayudará a comprender la situación presente en donde Pedro Castillo resultó vencedor tanto en primera como en segunda vuelta electoral.
En situaciones explosivas como la presente en América Latina el deber de los revolucionarios es trazar una caracterización de conjunto que permita adentrarnos en la comprensión precisa de las particularidades nacionales. Así podrá elaborarse un curso de acción y enunciar las tareas que de allí se desprenden. El CERCI ha cumplido ese papel en sus múltiples artículos, boletines y declaraciones, y también con las publicaciones de cada de unas de las secciones nacionales. Resta ver cómo han desarrollado sus concepciones los que se autoproclaman del trotskismo y así poder apreciar con mayor nitidez su completo abandono de la política revolucionaria. Veremos que la política centrista se hunde en el pantano del seguidismo al nacional-reformismo.
Primera vuelta electoral
Ante la presentación de 18 candidatos a las elecciones casi todas las corrientes centristas elevaron un llamado al voto nulo. “Vamos por el voto nulo” (Partido Obrero 06/04/2021) ya que “no hay alternativa obrera o de izquierda en el próximo evento electoral” (PO 22/02/2021). “Vota viciado, nulo o blanco” (Izquierda Socialista 07/04/2021) porque “gane quien gane… el próximo gobierno aplicará el programa político de la CONFIEP” (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas). “Llamamos a votar nulo“(PTS 01/04/2021) y no avalar “gobierno que más temprano que tarde terminarán dándoles la espalda al pueblo trabajador y poniéndose del lado de los grandes empresarios”. No es posible dar marcha atrás de estas posiciones aparentemente tan inflexibles.
Del Partido Obrero (Tendencia) y del NuevoMAS no tenemos artículos donde fijen posición, en tanto que el MST en primera vuelta, a través de simpatizantes de la Liga Internacional Socialista (que integra), en una organización llamada “Nuevo Perú” apoyaron la candidatura de Verónika Mendoza, la candidata oficial de los gobiernos nacionalistas burgueses en el Continente.
Llevada a cabo la primera vuelta electoral el 11/04/2021, de 25.000.000 de habilitados, votaron algo más de 17.000.000. El 18,6%, es decir 3.300.000 se inclinaron por el voto nulo o blanco. Pedro Castillo cosechó 2.720.000 (15,3%) y Keiko Fujimori 1.900.000 (10,9%). Los votos nulos y blancos se mantuvieron respecto a las primera vuelta del 2016 cuando fueron de 3.400.000 (18%). Si se toman en cuenta las últimas 3 elecciones, la participación electoral pasó de un 88% en 2006, 83% en 2011, un 80% en 2016, para llegar a un 70% de participación en primera vuelta del 2021. Existe, innegablemente, una tendencia al aumento del abstencionismo electoral, expresión también de la descomposición de un régimen político y una forma de rechazo a la politiquería burguesa.
Batacazo de Castillo y segunda vuelta
En segunda vuelta no solo los números cambiaron. Los votos blancos y nulos disminuyeron a 1.200.000, en tanto que la participación electoral rondó el 74%. Castillo aventajó a Keiko en menos de 100.000 votos (8.830.000 a 8.790.000). Para obtener el visto bueno de la clase dominante el ganador tuvo que firmar previamente un “Acuerdo Político” con Verónika Mendoza por “la Refundación de nuestra Patria”, y luego una “Proclama Ciudadana” con Keiko Fujimori con el celoso control para su cumplimiento de la Iglesia. Dio todas las señales para garantizar el respeto de la propiedad privada y la institucionalidad democrática burguesa. Así llegó Castillo a la segunda vuelta del 06 de junio.
Una serie de condiciones se dieron para que Pedro Castillo, que iría inicialmente como candidato a diputado por “Perú Libre”, termine siendo candidato presidencial. Es probable que la impugnación por parte de la Justicia Electoral del ex candidato Vladimir Cerrón sea la más determinante. Lo cierto es que ninguna de las encuestas previas lo ubicaban siquiera entre los 3 primeros. Una vez establecido el futuro ballotage, comenzó a operarse en las filas del centrismo, lo que anteriormente había sucedido en Brasil con el ballotage entre Haddad y Bolsonaro: borraron con el codo lo escrito pocos días antes.
Rafael Santos del PO fue el primero en ir preparando el terreno para futuras volteretas. Llama la vanguardia a “discutir qué posición adoptar frente a la polarización de la segunda vuelta” (PO 22/04/2021), pero se exime de elaborar una respuesta propia, abandonando su posición del voto nulo. El 12/05/2021 parece querer volver a la posición inicial sosteniendo que “sería un error vital” embellecer a Castillo que “de ganar llevará a una nueva frustración”. Sin embargo el 08/06/2021 dice que el triunfo de Castillo “será un golpe a todos los partidos tradicionales… será un estímulo a las reivindicaciones y movilizaciones de masas y contribuirá decididamente al giro que se está produciendo en América Latina”. Pero, ¿cómo no notar tamaña contradicción? ¿cómo conciliar con lo escrito apenas días antes? Solo el centrismo es capaz de estas oscilaciones sin sonrojarse.
Izquierda Socialista había dicho claramente que cualquiera que ganara gobernaría con el programa de la CONFIEP, pero el 21/04/2021 publica un curioso artículo donde señala (¡en 9 oportunidades!) que hay que darle un “voto crítico a Castillo” para “acompañar el sentimiento de millones de trabajadoras y trabajadores”. Esto es el más bajo seguidismo electoral al programa pequeño-burgués.
El PTS, que había hecho una rauda campaña por el voto nulo en primera vuelta, se lava olímpicamente las manos y renuncia a hacer otra cosa más que relatar los acontecimientos (y no con mucha destreza), como cualquier otro medio periodístico. No tiene más interés en propagandizar su política. No obstante levanta una serie de notas, a manera reivindicativa, de los movimientos de “No a Keiko”. Si hay algo peor que el seguidismo es el temor a mostrar su propia política.
El NuevoMAS en su habitual lodazal democratizante dice que apoyarán a Castillo con “voto crítico, ultra crítico (¡!)”, puesto que Fujimori pone en peligro los derechos democráticos. El “Nuevo”MAS, como lo hacía el “Viejo” Partido Comunista, se refugia en la reaccionaria y burguesa dicotomía de “democracia vs antidemocracia”.
La Tendencia del Partido Obrero, como el PTS, solo se dispuso a relatar lo que sucede. Sin embargo resulta curioso que tanto para los articulistas Juan Ferro y Jorge Altamira, serían los votos a Castillo los únicos que expresan la descomposición de un régimen político y no el crecimiento de la abstención o los nulos y blancos (que no le valen ni una sola mención en sus 3 notas). Es curioso también que el artículo titulado “Rodear a Castillo” no dedique una sola palabra a ese mismo tema.La Tendencia vino para agregar más confusión en los activistas y militantes.
Por último el MST se suma al voto crítico a Castillo, pareciendo que siempre se estuviese en la obligación de buscar el “menos malo” y apoyarlo (¡pero críticamente eh!). De esta forma Bodart sostiene que evitan “caer en la marginalidad”. Al MST se le antoja que tener una posición de independencia de clase es no intervenir en la lucha política, y quedar en la marginalidad. Esta política del “mal menor” lo lleva a quedar encerrado en un terreno de disputa netamente burgués. Finalmente le sucede como al PTS y a la ATraPer (Agrupación recientemente creado por el PO para los Trabajadores Peruanos en la Argentina): definen su política por la negativa, militando activamente el “No a Keiko”, en el caso del MST apoyan a Castillo por “algunos puntos progresivos” (10/05/2021).
Entre el centrismo sin rumbo y la dirección revolucionaria
Como hemos podido notar, y tan solo rescatando algunas de las barbaridades publicadas (quedaron muchísimas más) la izquierda centrista se ha visto arrastrada por el apoyo a una variante burguesa. Las presiones de la opinión pública y el calor de los acontecimientos terminan por desnudar la ausencia de posiciones programáticas firmes.
Notamos, asimismo, que con la desaparición de sus periódicos impresos y su reemplazo por medios estrictamente virtuales, la cantidad de notas se ha multiplicado, pero han vaciado aún más, lo que ya es mucho decir, su contenido político. Los autores de las notas no leen siquiera lo publicado en sus propios medios virtuales, para plantear el porqué del viraje o el cambio de política. En el caso de Rafael Santos ni siquiera lee lo que él mismo había publicado. La amnesia no hace más que evidenciar su bancarrota política.
La actuación del centrismo en el escenario convulsivo de América Latina es un verdadero llamado de atención a sus militantes y simpatizantes, para contrastar con los hechos la serie de desvaríos a los que han arribado (y publicado). Es imprescindible extraer todas las conclusiones y por qué han llegado hasta aquí. El POR no renuncia a la tarea de balancear sus posiciones, integrándolo, contrariamente, a su práctica militante cotidiana. Y toma en sus manos la responsabilidad de marcar una delimitación política con estas corrientes, cuestión vital en la superación de la crisis de dirección política internacional, con la consecuente estructuración de cada dirección política nacional revolucionaria. Constituye, a fin de cuentas, la única garantía de conducir con éxito las rebeliones latinoamericanas.