Proyección internacional de la pandemia – Avanza la guerra comercial
Sólo el proletariado organizado podrá autodefenderse y defender la vida de la mayoría oprimida
185 millones de infectados y 4 millones de muertos en el mundo por Covid-19 (en América Latina, son 38 millones y 1,3 millones, respectivamente). La elevada tasa de mortalidad, combinada a la destrucción de derechos, salarios y puestos de trabajo, muestra la magnitud de la catástrofe y exponen el bloqueo impuesto por los monopolios a la vacunación mundial, especialmente en los países pobres y miserables.
El control de los monopolios sobre la producción y comercialización de inmunizantes se ha convertido en un arma para condicionar a los gobiernos y ampliar el intervencionismo imperialista. A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actuó como caja de resonancia de los monopolios imperialistas en la guerra comercial (la competencia por las vacunas es una de sus caras) emprendida por las potencias contra Rusia y China. Covax (el consorcio mundial creado por la OMS para recibir las donaciones de vacunas de las potencias y distribuirlas entre los países semicoloniales) se convirtió en un simple instrumento diplomático del frente imperialista, comandado por Estados Unidos, para impedir que los gobiernos compraran inmunizantes a Rusia y China, favoreciendo a Pfizer, Janssen y AstraZeneca
América Latina ha sido un escenario destacado en la guerra de las vacunas. La región alberga el 8% de la población mundial, aunque tiene la mayor tasa de contagios y muertes por número de habitantes. En total, el conjunto de países semicoloniales (con la excepción de Chile) han recibido vacunas para inmunizar a menos del 3% de su población. En Estados Unidos y Canadá, más del 70% de la población estará vacunada a finales de julio. Un abismo similar existe en la Unión Europea (UE), entre los países de Europa Occidental y Oriental. Y los “pasaportes sanitarios” continentales sólo se expiden a los vacunados con los inmunizantes de Pfizer y AstraZeneca.
La guerra contra las vacunas ha llegado a utilizar las existencias como moneda de cambio para imponer condiciones criminales a los países oprimidos. Israel, por ejemplo, ofreció “donar” a las autoridades palestinas 1,5 millones de dosis de Pfizer a punto de caducar. A cambio, los palestinos debían devolver una cantidad igual de las dosis que recibían a través de Covax. Israel vacunó al 67% de la población, los palestinos sólo al 7,5%. Enmascarado como “humanitario”, el sionismo, de hecho, pretendía deshacerse del exceso de existencias en el país, y transferir a los palestinos las pérdidas debidas a su no utilización, así como los riesgos para la salud. La negación de las autoridades palestinas del intercambio criminal llevó a los sionistas a prohibir las vacunas Covax en los territorios palestinos.
El imperialismo ha recurrido al método criminal de dominación contra Venezuela y Cuba. En el caso de Venezuela, el bloqueo de Estados Unidos a las transacciones financieras del gobierno venezolano impide la compra de suficientes vacunas, utilizando las muertes y contagios de miles de personas para golpear al chavismo, y favorecer a la oposición derechista. Cuba ha desarrollado sus propias vacunas: la Abdala y la Soberana 2. Sin embargo, el bloqueo imperialista dificulta la compra de los insumos para los inmunizantes. También destacamos lo que está ocurriendo en Haití. Devastada por la crisis, la guerra civil y el saqueo imperialista, la vacunación ni siquiera ha comenzado, cuando el gobierno -marioneta del imperialismo- ya había rechazado la oferta de vacunas Covax (más baratas), en favor de la compra de vacunas AstraZeneca (más caras).
Obsérvese que son los monopolios y los gobiernos imperialistas los que determinan el ritmo, el suministro, la distribución y la aplicación de las vacunas. De forma que es imposible conciliar los intereses de los capitalistas con las necesidades de las masas. Y así, los estragos sanitarios seguirán golpeando a la población oprimida mientras no se utilicen los recursos técnicos, científicos y humanos existentes -de forma racional y centralizada- en beneficio de las más amplias masas oprimidas.
La lucha por la expropiación y estatización de los monopolios químico-farmacéuticos y la tarea de imponer el control obrero y popular sobre los planes de vacunación y todos los recursos técnicos y humanos, organizando a las masas desde sus propias organizaciones y desarrollando sus propios métodos de lucha. Es en la lucha por el programa de emergencia propio de las masas donde se forjará la vanguardia con conciencia de clase, capaz de dirigir a la clase obrera bajo el programa de derrocamiento de los gobiernos proimperialistas, expropiación de los capitalistas y revolución proletaria.
(POR Brasil – MASSAS nº 642)