La crisis política que estalló con las elecciones expresa una crisis del régimen de conjunto
Las elecciones PASO hicieron estallar una crisis política que ni el oficialismo ni la oposición pudieron prever. Ninguno de ellos esperaba semejante ausentismo electoral y que castigara de tal forma al gobierno.
* El gobierno venía de ganar ampliamente las elecciones de 2019 después del desastre del gobierno Macri. La base de su triunfo fue un amplio frente electoral que se unificó para derrotar a Macri. Ese Frente de Todos incluía a los gobernadores, legisladores, la burocracia sindical y corrientes políticas que fueron pata de apoyo del macrismo, como antes lo fueron de Menem. Incluía a Massa, que explícitamente colaboraba con la embajada de EE.UU. informando contra el kirchnerismo.
Alertamos lo que significaba esa alianza, donde los sectores más críticos estaban dispuestos a tragarse sapos y culebras con tal de terminar con el ciclo de Macri.
La realidad es que el nuevo gobierno tenía objetivos muy precisos: reconocer y pagar toda la deuda externa; convalidar los tarifazos realizados en los años anteriores; convalidar el retroceso salarial y jubilatorio que impuso Macri; no tocar los pilares neoliberales conquistados durante 4 décadas de saqueo y robo. Prácticamente no tocó la Justicia que garantizó la impunidad de los mayores robos y atropellos a las libertades democráticas.
Expresa por un lado la mentira que significa gobernar para todos, o se gobierna para la burguesía y el imperialismo o se gobierna para los oprimidos. Son intereses contrarios, irreconciliables. Es imposible resolver los reclamos más urgentes de las masas y al mismo tiempo respetar la gran propiedad privada de los medios de producción. Los sectores que se consideran “nacional y populares” se subordinaron a la estrategia general del Frente comandada por Alberto Fernández, Massa y Cristina Kirchner.
* Desde el principio señalamos que el principal bloqueo para desarrollar la economía, además de la gran concentración de los medios de producción en manos privadas, nacionales y multinacionales, era la enorme deuda externa fraudulenta. Que reconocer esa deuda significaba subordinar toda la economía a las imposiciones del FMI.
Es apenas una parte del problema que no se haya ejecutado el presupuesto como señala Cristina Kichner. Aunque se hubiera ejecutado totalmente, la reactivación de la economía seguiría siendo mínima. Lo que muestra es la voluntad servil del gobierno de reducir al máximo el déficit fiscal en medio del mayor desastre social, económico y sanitario. El gobierno en todo momento buscó ampliar las políticas de saqueo para que ingresen dólares para pagar esa deuda externa impagable y por el otro reducir el déficit fiscal. El gobierno buscó consolidar los retrocesos que impuso el macrismo, no anuló los tarifazos, no ajustó salarios y jubilaciones para recuperar inmediatamente lo perdido.
* La crisis no es producto de la pandemia más el macrismo. Es el producto de la incapacidad de la burguesía para sacar al país del atraso. Por el contrario sus políticas de sometimiento al capital financiero profundizan el atraso, reprimarizar la economía, agravando la desocupación, precarización y bajos salarios. La pobreza, el hambre y la miseria no dejan de crecer, aunque por breves períodos los gobiernos se vean obligados a contener ese retroceso para impedir un desborde de los reclamos.
Llevamos cinco décadas de retroceso del empleo, de los derechos laborales, del poder adquisitivo del salario que son simultáneos a la aplicación de todo tipo de reformas del Estado desde la dictadura y Menem para saquear abiertamente los recursos y las empresas del Estado. Las continuas reducciones de salarios y derechos no incorporaron más trabajadores a la actividad sino que engrosaron las ganancias de los empresarios. El país está más sometido que nunca a un puñado de bancos, terratenientes, multinacionales, grandes empresas, que tienen el poder y deciden en función de sus ganancias. Esto es lo que está en crisis. Todo el sistema de dominación que hunde en la miseria a la gran mayoría. Esto no va más. Este es el balance que hay que hacer de esta democracia, estas instituciones y los partidos políticos.
Los gobiernos son impotentes, son cobardes, frente al poder del capital financiero. Gobiernan contra la mayoría. Contra esa mayoría que conserva ilusiones en la democracia y en el peronismo pero cada vez más debilitadas. Es necesario trabajar para hacer consciente esa desilusión para conquistar la independencia política y sindical. No como hacer los sectores progresistas reforzando la idea de que tienen que ir a votar, que cumplan con la obligación cívica.
* Este voto bronca está dirigido contra el gobierno y las instituciones y también contra toda la burocracia sindical y de los movimientos de desocupados que se han integrado al gobierno, que han promovido la parálisis y la conciliación, que han abandonado el reclamo de las reivindicaciones más elementales confiando en la conducción del gobierno, unos por prebendas otros por convicción.
* Las elecciones son un factor importante de legitimación del régimen político de dominación. Cuando vemos que un sector tan importante de la sociedad da la espalda a las elecciones no yendo a votar y una proporción también importante vota en blanco, vota nulo o a la izquierda democratizante, vemos que su herramienta está oxidada, ya no sirve como antes. Las masas resisten como pueden y con lo que tienen a su alcance y en esta oportunidad tuvieron el voto para darle un cachetazo de bronca al gobierno y las instituciones. El discurso de que todo va mejor, que tenemos un gobierno que se ocupa de la gente, que estamos superando las pandemias, etc. se agotó. Se agotan las ilusiones en la democracia burguesa y se agotan las ilusiones en el peronismo. El kirchnerismo queda como un recurso adicional para cuando las papas terminen de quemarse.
¿Por qué es importante tener una visión de conjunto sobre todos los factores de la crisis? Porque nos permite ver que no se resuelve con el cambio de algunos ministros o algunas concesiones salariales o jubilatorias o bonos a las apuradas. Porque se incuba un pase a la acción directa de las masas para imponer sus reclamos, como lo anticipó la pueblada de un mes y medio en la provincia de Neuquén. Como lo anticipan las movilizaciones masivas de los movimientos de desocupados pese al papel conciliador de sus dirigentes. Las medidas pueden lograr más votos en noviembre, pero ya no podrán desconocer el impacto de esta respuesta nacional, con todo lo limitado que significa el terreno electoral.
Decimos que toda esta bronca tiene que transformarse en organización y en acción. Ese es el camino para derrotar efectivamente al gobierno, a las patronales, al imperialismo. Deben desconfiar del gobierno y todas las fuerzas que lo apoyan y confiar en sus propias fuerzas. Es la hora de elaborar nuestro propio plan de emergencia para imponerlo mediante una lucha generalizada:
* ¡Trabajo para todos ya! Reduciendo la jornada laboral, incorporando masivamente a los trabajadores a la actividad, distribuyendo todo el trabajo entre todos los trabajadores. Es mentira que la desocupación es del 10%. Como todas las estadísticas y encuestas, ¡es falso! Es necesario crear millones de puestos de trabajo, abrir los talleres y las fábricas y comercios que cerraron. Impedir nuevos despidos, cierres o suspensiones.
* Plan de obras públicas de ejecución inmediata para construir 300.000 casas por año, hospitales, escuelas, cloacas, redes de gas y agua potable. Producir todas las dragas, barcos y trenes que necesita el país, que no se importe más.
* Salario y jubilación mínima igual al costo de la canasta familiar ($113.000) para todos los trabajadores sin excepción.
* Confiscación de todas las cadenas de supermercados para transformarlas en centros de abastecimiento de todos los productos de consumo popular al más bajo precio. Terminar con todos los monopolios en la industria alimenticia, desde los que producen los envases hasta los que producen leche y pastas y los productos de mayor consumo. Las políticas de control de precios o precios máximos han fracasado.
* Desconocimiento y no pago de la deuda externa. Ni un dólar más para la usura. Castigo a todos los responsables del endeudamiento criminal del país.
* Estatización de la banca y el comercio exterior. Terminar con toda la usura, el contrabando, los negocios parasitarios que sabotean el desarrollo de la economía. Nacionalizar el río Paraná y todos sus afluentes, nacionalizar los puertos y todas las vías navegables.
* Anular todas las reformas y contrarreformas del Estado dictadas por el neoliberalismo. Nacionalizar todas las empresas privatizadas. Recuperar la producción de acero y aluminio para el Estado. Estatizar la minería y la explotación hidrocarburífera.
* Expropiar a la oligarquía terrateniente y transformar esas extensiones de campo en granjas colectivas. Entregarle a los campesinos desalojados, a los que les usurparon las tierras, las tierras para producir si no se quieren integrar todavía a las granjas colectivas.
* Imponer un sistema nacional único de salud y de educación, universal, gratuito sobre la base de la expropiación de los sistemas privados.
Estas reivindicaciones sociales, democráticas, nacionales, solo pueden ser impuestas por la lucha generalizada de masas, bajo dirección de la clase obrera. La única clase que puede llevar estas tareas hasta el final porque no tiene ataduras con la propiedad privada de los medios de producción. Esto significa que es necesario desarrollar la táctica del frente único antiimperialista que es totalmente vigente. Esta lucha sólo podrá desarrollarse por medio de la acción directa de masas, nunca de leyes en el Congreso o en constituyentes. Para eso habremos de librarnos de toda la burocracia corrupta, cómplice de los gobiernos, antiobrera, que en nombre de la conciliación de clases y la unidad nacional tiene maniatados a los trabajadores.
Una crisis de esta magnitud debe resolverse para los oprimidos barriendo el régimen político que los ha empujado al desastre social y no buscando parches para salvarlo, luchando por poner en pie sus propios órganos de poder y luchando por su propio gobierno obrero-campesino.
18 septiembre 2021