Más concesiones a las grandes patronales del campo
El gobierno presentó el proyecto de ley de “Fomento al desarrollo Agroindustrial”, preparado con el Consejo Agroindustrial (que integran 60 entidades) que representan el 90% de las exportaciones de granos, las Bolsas de Cereales y acopiadores de todo el país. Hay productores, comercializadores, industriales, productores de biocombustibles y exportadores.
Al cierre Fernández dijo: “La ley reivindica la cultura del encuentro, una mesa común donde sentarnos a construir las políticas que hacen falta para que la Argentina sea el país que merecemos vivir”. Los empresarios más poderosos pueden dialogar amistosamente con el gobierno porque les respeta su gran propiedad y les hace todo tipo de concesiones. Si es satisfactorio para los empresarios no puede serlo para la mayoría oprimida porque sus intereses son contrapuestos, antagónicos.
El proyecto reduce impuestos al sector que se apropia de una renta extraordinaria y se le deja la libertad de beneficiarse con desgravaciones que ellos mismos determinan por declaración jurada. Y también gozarán de la estabilidad fiscal por un período: debe entenderse como que las retenciones a las exportaciones no se incrementarán. Además se protegen de una eventual presión desde el FMI para que suba la recaudación de impuestos.
El gobierno justifica las medidas que otorgan más beneficios al gran capital diciendo buscan “agregar valor a los productos del agro para crear empleos y promover inversiones”. Lo que ya se ha demostrado como falso.
En el acto de presentación estuvo presente la burocracia sindical: Héctor Daer, Antonio Caló, Hugo Moyano, Yasky. Su presencia se debe a que prometen generar más de 700 mil puestos de trabajo de aquí a 2030.
Deberían explicar cuántos puestos de trabajo existen hoy en la actividad y cuántos se generarían año por año, con qué salarios y en qué sectores. Al dejar intacta la estructura del campo, la gran propiedad, es imposible que siquiera se genere esa cantidad mínima de puestos de trabajo.
La clase obrera tiene otra otro programa para el campo, que parte de la revolución agraria, expropiando las grandes extensiones de tierra para apropiarnos de su renta, para poder financiar la industrialización del país y resolver las obras necesarias y urgentes para la mayoría. No alcanza con cobrarle más impuestos. No pagan ni los que existen. La clase obrera en el poder podrá planificar qué se produce, en qué cantidades, con qué cuidados, qué se exporta, a quién y a qué precios, ya que monopolizará el comercio exterior, nacionalizará los puertos y las vías navegables y terminará con todas las formas de contrabando.
Para que la clase obrera pueda desarrollar por primera vez su política es necesario conquistar el poder junto a la mayoría oprimida, por lo tanto es imperioso que conquiste la independencia política abandonando toda ilusión en la legalidad burguesa, en sus instituciones, que han llevado a un colapso a la sociedad.
(nota de MASAS nº403)