La burguesía nacional en las guaridas fiscales
Cada vez que se destapa la olla con datos de empresas en los “paraísos fiscales” aparecen miles de empresas y empresarios argentinos con sociedades. Vuelve a aparecer la familia Macri, y también los Roggio, el empresario Figueiras del laboratorio Richmond, Sigman, etc.
Todos ellos son sospechosos de por lo menos evadir el pago de impuestos, recibir o pagar sobornos o realizar otras operaciones ilegales. ¡Cuántos de estos empresarios se declararon en cesación de pagos o en quiebra en nuestro país! ¡Cuántos de ellos reclaman y reciben jugosos subsidios del Estado para financiar sus actividades! La burguesía es una clase parásita, saqueadora, fugadora de capitales, evasora, corrompida hasta la médula.
Es posible que haya un interés de algunas de las guaridas fiscales que existen en EE.UU. por escrachar otras, para hacerlas desaparecer, para que caigan en sus redes. Lo que importa es qué significa que la burguesía argentina, grande, mediana y chica aparezca con sociedades en donde también se registran los criminales más grandes del mundo, sea del narcotráfico, tráfico de armas, de personas, etc. Esa es la contracara de la desocupación terrible que soportamos, la miseria, los bajos salarios, el endeudamiento, etc.
Los fondos y las operaciones que se realizan en esas sociedades son ilegales, fraudulentas, por más que alguno haya declarado su propiedad en su declaración de impuestos. Esas sociedades son el producto de una actividad ilegal o para cometer actividades al margen del control en el país, o para afectar a empleados, socios o familiares. Esas empresas y las cuentas bancarias en el exterior atesoran fortunas por más de 400.000 millones de dólares que fueron extraídos del circuito económico del país y que impiden su reproducción aquí.
Los diarios, oficialistas y opositores, se apuran en aclarar que si están declaradas a la AFIP no hay ningún ilícito. Buscan encubrir a gran parte de esa burguesía. Mientras que en muchos países es un escándalo que dirigentes políticos aparezcan en esos listados y son mostrados en las tapas de los diarios y se promueven acciones legales contra ellos, en Argentina casi ni se informa. Y todos ocultan que son las multinacionales, son las empresas que operan en el comercio exterior las que utilizan en gran medida este tipo de sociedades, para sobrefacturar importaciones o subfacturar exportaciones, dejando los excedentes fuera del control de los estados.
El sentido de esas sociedades es pretender ocultar quién es el socio o administrador verdadero de un patrimonio. La legislación argentina no reconoce legitimidad a esas sociedades ya que esconder la actuación detrás de una empresa ficticia es una simulación que se sanciona.
Ricardo Nissen, titular de la Inspección General de Justicia, explica con detalle estas operatorias y cita el “episodio de Cromagnon, en la cual el lugar donde aconteció la tragedia del 30 de diciembre de 2004, pertenecía a una compañía fantasma constituida en la República del Uruguay denominada ‘Nueva Zarelux SA’, que era una clásica ‘SAFI’ que los argentinos adinerados elegían, por su bajo costo, para ser el formal titular de muchos de sus bienes registrables, a punto tal que según estadísticas del año 2004, había más de quince mil inmuebles en las zonas más caras de Buenos Aires, a nombre de sociedades del Uruguay y de muchas islas del planeta cuya existencia misma se ignoraba”.
Y aclara que “no cualquier ciudadano tiene una sociedad off shore o puede actuar detrás de ellas, pues se necesita dinero para transferir un bien del patrimonio por parte del dueño de la sociedad al patrimonio de la misma, así como para pagar los gastos de conservación de dichas compañías… no he conocido un solo ejemplo de una sociedad proveniente de paraísos fiscales que no haya sido constituida con fines ilegítimos; que no haya causado perjuicios a terceros o que, mediante la misma, no se haya pretendido defraudar a terceros”.
“Tampoco he conocido persona alguna… (que tenga) una compañía de esta naturaleza, para nunca utilizarlas o argumentar que dichas compañías ‘se encuentran en desuso’ o que ‘nunca fueron utilizadas’, como hoy increíblemente argumentan algunos de las personas comprometidas en el escándalo de los ‘Pandora Papers’, intentando con ello eximirse de toda responsabilidad”. Sin embargo ahí se detiene Nissen, incapaz de ir mucho más lejos que las denuncias porque es toda la clase dominante la que está involucrada en estas maniobras.
Todos aquellos que tienen empresas en esos paraísos/guaridas deberían ser intimados a que declaren todos los bienes y cuentas bancarias que tienen, sus movimientos, y sus balances, para ser investigados a fondo.
Una medida de control elemental es impedir que los bancos transfieran a cuentas bancarias pertenecientes a sociedades constituidas en esos paraísos o que ninguna empresa pueda comprar o vender a esas empresas. Medidas que se relacionan con la estatización de la banca y el comercio exterior que ningún gobierno burgués está dispuesto a adoptar.