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El arte de reivindicar la soberanía nacional de rodillas frente al capital financiero

Alberto Fernández, en el lanzamiento de la “Agenda Malvinas 40 años”, durante la conmemoración del Día de la Soberanía -que recuerda la batalla de Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845- dijo: “Ser soberanos hoy es no tener que pedirle permiso a nadie para hacer un programa de gobierno, eso tiene que ver con no endeudarnos. Siempre el que se endeuda indefectiblemente termina condicionado. Los acreedores nos condicionan siempre”.

Esto es traficar con las ideas. El programa de gobierno sigue los lineamientos del FMI, por eso se reúne el ministro de economía con ellos para mostrarles cuánto se reduce el déficit fiscal y otros indicadores. El programa de gobierno es un programa que parte de respetar todas las reformas neoliberales de los últimos 40 años. Es una política de sometimiento, no de soberanía.

Otro verso es decir “soberanía es no endeudarnos”. No se endeuda porque no tiene quien le preste. Pero el problema no es tomar deuda a futuro. El problema concreto hoy es la deuda que existe y es fraudulenta y está dispuesto a pagar. La única verdad es “los acreedores nos condicionan siempre” por lo tanto de qué soberanía podemos hablar si estamos condicionados por los acreedores.

Sigue Fernández: “Cuando tomamos deuda y esa deuda la usamos para pagar a otros que vinieron a hacer sus negocios a la Argentina o para permitirle a otros que se lleven dinero que trajeron para especular, lo que hacemos contrayendo deuda es condicionar nuestro futuro a los acreedores”.

¿Y cómo se rompe con ese condicionamiento? Desconociendo el fraude. Nunca aceptando mansamente las condiciones. NUNCA pagando.  El juramento de nunca más endeudar ya se hizo varias veces y siempre se traicionó. Ni el Congreso, ni la Justicia, han sido capaces de impedir el saqueo. El mecanismo es conocido, fue utilizado varias veces en el país.

Fernández continuó: “Ser soberanos hoy es recuperar la capacidad de manejar la deuda de modo tal que el pueblo argentino no sufra a la hora de pagarla” y afirmó que “no es tarea fácil y la diplomacia tiene mucho que ver en eso”.

Siguiendo con la hipocresía dice “soberanía es manejar la deuda”, lo que busca no decir es reconocer y pagar la deuda, ¿qué otra cosa puede querer decir “manejar”? “Que el pueblo no sufra a la hora de pagarla” es un imposible. Si fuera cierto, por qué no toma la decisión de enviar una ley al Congreso que diga “no se destinará un sólo dólar al pago de la deuda externa hasta que no verifiquemos que se ha erradicado la pobreza, que hemos resuelto el desempleo, superamos la crisis habitacional y empezamos a avanzar en la industrialización del país”. ¿Hasta cuándo van a seguir mintiendo? Son miles de millones de dólares que ya se han pagado en estos dos años en medio de la mayor catástrofe social.

La lucha por la soberanía nacional está en manos de la clase obrera que, acaudillando a la mayoría oprimida, podrá liberarnos del yugo opresor. La burguesía, sus partidos y sus instituciones, están completamente entregados.

(nota de MASAS nº406)

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