Los trabajadores de la salud y la perspectiva de la gran lucha que dieron
Luego de la enorme rebelión popular que protagonizaron los elefantes, a pesar de la persecución del gobierno y la burocracia, la militancia se mantuvo activa. En diferentes centros de salud y hospitales se está dando la lucha por recuperar las juntas internas y los cuerpos de delegados de manos de la burocracia. La pandemia desnudó el grado de privatización de la salud pública y las condiciones de precarización laboral de los trabajadores.
Hay aspectos importantes que atraviesan a los trabajadores de la salud a tener en cuenta para próximas luchas:
El pase a planta de todos los trabajadores. Fuera las tercerizadas.
El primer paso hacia la tercerización fue el ingreso de compañeros de la cocina, de limpieza y camilleros, como contratados por empresas privadas, en lugar de ingresar por concurso al Estado. Incluso algunas de esas tercerizadas son “cooperativas” vinculadas a la burocracia sindical. En la huelga se pudo vivenciar el control que la burocracia ejerce sobre los tercerizados. Hasta significó la desocupación para aquellos que denunciaron las condiciones laborales, como ocurrió con el compañero camillero del Heller. Existen diferencias entre los derechos laborales del personal de planta, eventual, contratado y tercerizado. Por lo tanto, es prioritario pelear por el pase a planta de todos los trabajadores de la salud, para terminar con la precarización laboral que permitirá el derecho básico a realizar medidas de fuerza.
Estatización de todo el sistema de salud
Con la crisis de la pandemia se evidenció la privatización del sistema de salud. La principal fuente de fuga del presupuesto es la plata que pone el estado en las privadas. Cada vez que un trabajador no tiene cama en el hospital es trasladado a una privada y quien paga es el estado.
Las obras sociales son una forma de privatización. En lugar de invertir en la salud pública se transforman en el sostén de las clínicas privadas. Asimismo, hay una naturalización de las Obras Sociales, incluso los trabajadores de la salud, no cuestionan que parte de su sueldo sea descontado para la obra social que alimenta el sistema de salud privado. Todo ese dinero debería ir a la salud pública, nos preguntamos: ¿a alguien se le ocurre que a los estatales se les descuente todos los meses para sostener las escuelas privadas?, entonces: ¿por qué lo naturalizamos con las Obras Sociales? Hay que terminar con esta forma de privatización.
Un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar
Desde el Castro Rendón han reclamado en los medios de comunicación el doble aguinaldo. Frente al tremendo retroceso de los sueldos, producto de la inflación, suena simpático el reclamo de doble aguinaldo. Sin embargo, no debemos olvidar que es un aliciente momentáneo, similar a los bonos. Todos los trabajadores tenemos derecho a reclamar lo que necesitamos para vivir, un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, aumento al básico y una recomposición que como mínimo recupere lo perdido por la inflación.
Unidad de toda la oposición para ganarle a la burocracia
Una gran necesidad atraviesa a todos los trabajadores, sobre todo a quienes dieron la pelea contra el gobierno y la burocracia, recuperar el sindicato y cada puesto de lucha. Es vital la unidad en los lugares de trabajo, en cada centro de salud, en cada hospital y con el resto de los trabajadores estatales.
Si bien los reclamos son muchos, hay que tener presente el inmenso apoyo de la población usuaria del sistema de salud público durante la gran huelga de los elefantes. La lucha por las condiciones económicas y laborales de los trabajadores de salud, es la lucha por la defensa de la salud pública.