Salario Mínimo y Vital de hambre
Recientemente se conoció el dato de la inflación de enero que fue casi del 4%, y del 5% particularmente en el rubro alimentos. El gobierno dice que va a reforzar los precios cuidados, que va a hacer una empresa de alimentos o que la culpa es de los verduleros. ¡Pura hipocresía! La realidad es que este gobierno está decidido a continuar el trabajo de Macri y mantener los salarios por el piso. Por eso mantienen el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) en $33.000, ¡la quinta parte de lo que cuesta vivir! Como si fuera poco se le ocurre decir que “las jubilaciones le ganarán a la inflación” a partir de marzo cuando la mínima pase a… $32.630.
Siguen las recomendaciones del FMI: bajar la inflación aplastando los salarios. Por esta vía creen que al bajar el consumo de los trabajadores, obligarán a bajar los precios y también que al reducir los costos de los salarios las empresas tendrán menos presión para subir los precios. Las mismas tonterías de siempre, siempre contra los trabajadores.
La importancia del salario mínimo vital tan miserable es que fija el piso para muchos convenios cuyo mínimo apenas supera por monedas ese salario establecido, y también para millones de trabajadores en negro.
La burocracia hace mucho tiempo que abandonó la lucha general en defensa del salario y las jubilaciones. Sólo algunos sectores organizados, con fuerza, logran mantener convenios que permiten cubrir lo que cuesta la canasta familiar.
Nuestra referencia es el gremio de Aceiteros, que hace años ha defendido en sus paritarias una lucha, no por porcentajes, sino porque el salario mínimo, para la categoría más baja y sin antigüedad, sea equivalente al costo de vivir, hoy en $153.000. Este es un principio al que la clase obrera y los oprimidos no podemos renunciar, se trata de la defensa de la fuerza de trabajo ante la descomposición capitalista. Éste es el salario que debería cobrar como mínimo todo trabajador.
Como han demostrado los Aceiteros, solo puede ser impuesto por la fuerza a las patronales y a su gobierno, con la organización y los métodos de la clase obrera.