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Boletín nº34 – Resolución del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional (CERCI) sobre la guerra en Ucrania

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Presentación

Esta resolución fue redactada después de que fue editado el Boletín del CERCI, conteniendo las cuatro Declaraciones y un Manifiesto, que cubren el período del 18 de enero al 11 de marzo. El desarrollo de las posiciones, fundamentaciones y explicaciones se materializa en la campaña internacional por las banderas: Desmantelamiento de la OTAN; Fin de las bases militares de los Estados Unidos; Revocación de las sanciones económicas a Rusia; Autodeterminación de Ucrania e integridad territorial; Retirada de las tropas rusas.

Las Declaraciones y el Manifiesto consideran que la lucha por estas banderas permite unir a la clase obrera ucraniana, rusa, polaca y de toda Europa. Al mismo tiempo reconoce que la fuerza social del proletariado ha permanecido al margen de los acontecimientos, debido a la profunda crisis mundial de dirección.

El nacionalismo burgués y pequeñoburgués constituye un factor de división de la clase obrera y de instrumento de la oligarquía burguesa para mantener el apoyo de las capas de la clase media. La orientación política y el programa internacionalista son las armas del proletariado, para encarnar el combate a la guerra por medio de la lucha de clases y de la organización independiente. Las masas, ciertamente, van a despertar ante los peligros de la conflagración militar entre las potencias que, en el pasado, llevó al Continente a la barbarie de las dos Guerras Mundiales. No se puede desvincular lo que pasa en Ucrania, en el Este Europeo y en Rusia de las dos conflagraciones causadas por la guerra imperialista, o sea, por el capitalismo en descomposición.

Está claro que si los Estados Unidos y la OTAN entraran en guerra con Rusia, valiéndose de la ocupación militar rusa de Ucrania, estaría configurada la temida tercera guerra mundial. No es casualidad que la prensa controlada por Estados Unidos insiste en el argumento de que Rusia podría usar armamentos nucleares, como si el imperialismo norteamericano y aliados no estuviesen preparados para utilizarlos.

Por debajo del pacifismo el imperialismo viene impulsando la escalada militar. Es sintomática la decisión de Alemania de aumentar el presupuesto destinado a su rearmamento y al fortalecimiento de la OTAN. Rusia es una fuerza militar, pero no económico-financiera. No tiene cómo desencadenar una guerra con los Estados Unidos y sus aliados europeos. Cuenta con el arsenal nuclear en condición defensiva. El imperialismo norteamericano es el que hizo uso de la bomba atómica en Japón, señalando que se convirtió en la potencia hegemónica capaz de poner fin a las conquistas del proletariado, desmoronando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Rusia salió debilitada con la desintegración del aparato estatal, que le permitía controlar a las demás repúblicas y valerse económicamente de sus recursos. Fue cuestión de tiempo para que una parte de las exrepúblicas soviéticas fuese atraída y sometida por las potencias occidentales. Lo que implicó el avance del cerco de la OTAN a Rusia

El proceso de restauración capitalista estuvo en la base del colapso de la URSS, del debilitamiento de Rusia y de los éxitos estratégicos de Estados Unidos contra la revolución mundial. Ahora se volvió aún más clara la responsabilidad del estalinismo, que buscó adaptar a la URSS al capitalismo, participando del reparto del mundo al fin de la Segunda Guerra, colaborando con la política imperialista de anexiones y liquidando la III Internacional.

La crisis de dirección llegó a su punto más alto con el aplastamiento de la Oposición de Izquierda Rusa, y con la imposibilidad de la Oposición de Izquierda Internacional de reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, materializado por la III Internacional Comunista.

Solamente es posible evidenciar las raíces y las particularidades del choque entre Estados Unidos y Rusia, así como la guerra en Ucrania, poniendo a la luz del día el significado histórico del proceso de restauración capitalista, de reconstitución de la opresión nacional y de desmoronamiento de la URSS. Es lo que ha hecho el CERCI, teniendo en claro que el mayor obstáculo para que el proletariado y los demás oprimidos se levanten contra la guerra de dominación se encuentra en la crisis de dirección. Pero teniendo claro también que la clase obrera y la mayoría oprimida de todo el mundo se verán obligadas a levantarse contra el capitalismo en desintegración y enfrentarse a la guerra y sus bárbaras consecuencias.

El programa y la estrategia de los Estados Unidos Socialistas de Europa, que constan desde los Primeros Cuatro Congresos de la Internacional Comunista, la III Internacional, objetivamente se levantan contra la guerra en Ucrania y los peligros de una tercera guerra mundial. En la medida en que se fue agravando el conflicto en Ucrania, el CERCI fue respondiendo y formulando su línea político-programática. Ningún esquema previo podía determinar o modificar su desenvolvimiento. La línea consecuente con los acontecimientos y el acierto de las banderas se deben al programa fundamentado en el marxismo-leninismo-trotskismo del CERCI y sus secciones.

La Resolución aquí publicada se volvió imperativa, ante el agravamiento de la crisis político-militar en Europa y la necesidad de exponer a la vanguardia revolucionaria, de forma sistemática, la comprensión del CERCI sobre los acontecimientos y los fundamentos programáticos.

22 de Marzo de 2022


Resolución del Comité de Enlace sobre la guerra en Ucrania

1. La ocupación militar de Ucrania por Rusia refleja las condiciones de desintegración del capitalismo mundial, agravadas desde la crisis de 2008. Momento en que los Estados Unidos recrudecen la guerra comercial e impulsan las tendencias bélicas encarnadas por el imperialismo. Hay una relación intrínseca entre la guerra comercial y la escalada militar

2. La guerra comercial sacude las relaciones mundiales de pos Segunda Guerra Mundial. Después de la destrucción masiva de vidas humanas, de fuerzas productivas y riquezas patrimoniales, vino la reconstrucción de Europa, bajo la dirección de Estados Unidos. Un nuevo orden mundial se estableció con el reparto del mundo. Los Estados Unidos emergieron como la potencia hegemónica reconstructora de los escombros dejados por los años de guerra mundial. Y, en esa condición, dictó la configuración del nuevo orden mundial.

3. La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en la condición de integrante de la alianza vencedora contra Alemania, Japón y aliados, formó parte del nuevo reparto del mundo, realizado en Cumbre de Yalta. Le quedó, en la división de las áreas de influencia, los países del Este Europeo, que se constituirían como “Repúblicas Populares”, y la parte oriental de Alemania.

4. Las potencias europeas vencedoras siguieron los dictámenes de los Estados Unidos, que reconfiguraron el Oriente Medio, África y parte de Asia. América Latina se mantuvo completamente a merced de las orientaciones estadounidenses, lo que reforzó su subordinación al capital financiero y multinacional.

5. El orden de pos guerra contó con la edificación de instituciones controladas por el imperialismo. Se crearon la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en sustitución de la Liga de las Naciones creada después de la Primera Guerra Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación Económica Europea (OCEE) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Más tarde la OCEE fue sustituida por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Es en ese marco que se forja la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuya función era y es la de auxiliar a los Estados Unidos a montar en todo el mundo una estructura militar intervencionista, Así se constituyó como uno de sus brazos armados en Europa. Ese conjunto corresponde a la forma y al contenido de la hegemonía de los Estados Unidos en la posguerra.

6. La URSS también montó su estructura, más como reacción a la ofensiva de los Estados Unidos de que como un medio de ejercer un poder general en el nuevo orden. Es lo que indica la creación del Consejo de Ayuda Económica, Científica y Técnica (COMECON). Más tarde, la URSS se ve obligada a establecer un acuerdo militar con las Repúblicas Populares, fundando el Pacto de Varsovia. Su capacidad defensiva dependía, mientras tanto, del desarrollo de las fuerzas productivas socialistas, de la lucha de clases de los explotados contra la burguesía y del avance de la revolución mundial, saboteada por la dirección estalinista que se sometió a los acuerdos de reparto del mundo y de coexistencia pacífica, siguiendo la orientación de “socialismo en un sólo país”, que se opone al internacionalismo marxista-leninista-trotskista. El poderío económico de los Estados Unidos, agigantado con la guerra, y de su alianza imperialista sofocaría la economía de la URSS y de las Repúblicas Populares, y reduciría el poder militar del Pacto de Varsovia.

7. La victoria de la Revolución China, poco después del fin de la guerra, inclinó a favor del proletariado mundial y, por lo tanto, de la URSS, del COMECON y del Pacto de Varsovia. Emergió de las entrañas de la carnicería de la Segunda Guerra, como emergió la Revolución Rusa en la Primera Guerra, expresando objetivamente la vía de la transición del capitalismo al socialismo. La unidad revolucionaria entre la URSS y China podría fortalecer el campo de la lucha socialista frente al surgimiento de la potencia estadounidense, del nuevo reparto del mundo y de la estructuración del nuevo orden del Plan Marshall y de la OTAN. Es necesario asignar la importancia de la Revolución Cubana en América Latina, prácticamente en las narices de Estados Unidos. La degeneración estalinista de la URSS, de un lado, y el remarcable peso del nacionalismo socialista maoísta, de otro, favorecieron la estrategia de la “Guerra Fría” de los Estados Unidos. El conflicto sino-soviético sirvió a las presiones del imperialismo, en el sentido de derribar la URSS e impulsar el proceso de restauración capitalista.

8. El viraje de Mao Tsé Tung en favor de la política de “coexistencia pacífica” con el imperialismo, formulada por Nikita Kruschev, abrió camino a la aceleración del proceso de restauración capitalista en China y favoreció el debilitamiento de la URSS, hundida en una crisis económica. El acuerdo, a mediados de 1970, de apertura de la economía china para la penetración del capital financiero y de las multinacionales marca un viraje en las relaciones mundiales de pos-guerra. Indicó que la economía china encerrada en sus fronteras nacionales ya no podía garantizar la sobrevivencia de la burocracia gubernamental y del Partido Comunista.

9. La URSS y sus satélites del Este Europeo se debilitaron frente al extraordinario control mundial de la economía por los Estados Unidos y su alianza, que pasó a incluir a Alemania y Japón, derrotados en la guerra. La confluencia de intereses de la burguesía mundial en relación al objetivo de hacer retroceder las revoluciones ocurridas entre las dos guerras llegó al punto de la victoria de la contrarrevolución de concluir con la liquidación de la URSS, base para impulsar la liquidación de las revoluciones del siglo XX.

10. La burocracia estalinista sufrió transformaciones al punto que de una de sus fracciones intentó apartarse de la fi gura de Stalin y evitar aparecer como heredera de la política vigente durante tres décadas. Bajo la conducción de Kruschev, el XX Congreso sirvió para condenar los “crímenes de Stalin”, de forma de encubrir el carácter derechista de la orientación de “coexistencia pacífica” con el imperialismo. Leonid Brezhnev los sucede por medio de un golpe de Estado, y se viste de fi lo-estalinista. La intervención de la URSS en Alemania Oriental (1953), Polonia (1956) y Hungría (1956) había mostrado la orientación de aplastamiento de cualquier insubordinación de los países satélites.

11. Con Brezhnev se establece la doctrina del intervencionismo en nombre de la defensa del Estado soviético. La invasión militar a Checoslovaquia terminó por revelar el estado avanzado del proceso de restauración capitalista, influenciado por el imperialismo, que luego tomaría cuenta del Este Europeo y terminaría con las “repúblicas populares”. De un lado, las fuerzas burguesas restauracionistas incentivaban el descontento de las masas con el régimen burocrático; de otro, el Kremlin recurría a los métodos policiales y militares de contención de los levantamientos. Sin dirección revolucionaria, el proletariado no tuvo como responder a la crisis económica y política con su programa socialista. La derrota de la intervención en Afganistán, a su vez, aceleró el proceso de desintegración de la URSS. En el fondo, fue una victoria de los Estados Unidos, que apoyaron las fuerzas de resistencia afganas. Brezhnev concluyó realizando acuerdos de limitación de armas nucleares, que eran de interés del imperialismo norte-americano. Se alimentó la ilusión sobre las intenciones pacifistas del imperialismo.

12. La “caída del Muro de Berlín” dio lugar a la quiebra de la influencia de la URSS en la región. Y Polonia se tornó en el epicentro de la crisis de las repúblicas populares. La oligarquía restauracionista y la Iglesia arrastraron capas de la pequeña-burguesía e inclusive del proletariado a derribar el régimen pro- -URSS. Después del fracaso de Checoslovaquia, no había más condiciones para que la burocracia gubernamental rusa frenara la ofensiva restauradora, manejada por las potencias europeas y la norte-americana. Integradas a la Unión Europea, las ex-repúblicas se abrieron para la penetración de la OTAN y para la instalación de bases militares de los Estados Unidos.

13. La crisis que llevó a la desintegración de la República Socialista Federativa de Yugoslavia formó parte del proceso de reconquista de los capitalistas de lo que habían perdido durante y en la posguerra. El gobierno “socialista” que unió varias nacionalidades no fue capaz de superar el nacionalismo. El estalinismo contribuyó al aislamiento de Yugoslavia, como también el maoísmo. Su desintegración se dio inicialmente con la guerra civil, alimentada por el imperialismo, y concluyó con la intervención de la OTAN contra Serbia. El brazo armado de los Estados Unidos en la guerra del Kosovo ignoró al Consejo de Seguridad de la ONU, y expuso la función de la OTAN de alterar el reparto de Europa de pos-Segunda Guerra.

14. La continua expansión de la OTAN en el Este Europeo mostró la marcha del imperialismo rumbo al cerco a Rusia. La incorporación de las ex-repúblicas soviéticas del Báltico demostró que su avance iría más allá de las ex-repúblicas populares. En la Cumbre de Bucarest, en 2008, George W. Bush presionó a las potencias europeas a concordar con el objetivo de incorporar a Ucrania y a Georgia. Alemania y Francia resistieron a la proposición, sabiendo que significaba una ruptura de acuerdos que venían desde la existencia de la URSS. Ya estaba rota el Acta de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa, aprobada en Helsinki, 1975.

15. La farsa del fin de la Guerra Fría y del establecimiento de la coexistencia pacífica no demoró en deshacerse. El imperialismo la utilizó para aislar a la URSS, sabotearla, debilitarla y, finalmente, desmoronarla. La burocracia, la oligarquía burguesa y el gobierno ruso sirvieron a los intereses del capital internacional, impulsando la subordinación de la URSS a los dictámenes mundiales de las potencias y al proceso de restauración capitalista. La liberación de las fuerzas centrífugas empujó parte de las ex-repúblicas soviéticas para el campo del imperialismo. Rusia no tuvo como conservar su influencia regional, a pesar de constituir una Federación con una parte de las ex-repúblicas soviéticas.

16. El derribo del gobierno pro-Rusia en 2014, promovido por la oligarquía y apoyado por los Estados Unidos, se constituyó en una acción volcada a incorporar a Ucrania en la Unión Europea y en la OTAN. Bajo el gobierno pro-Occidente, se inscribió en la Constitución de 2019 el objetivo estratégico de vincular el país a la esfera occidental. En caso de concretarse, Ucrania se tornaría en un Estado más, controlado por los Estados Unidos y por la alianza imperialista. Juntamente con Polonia, sería un puesto avanzado de bases militares volcadas contra Rusia. Ciertamente, Georgia también terminaría siendo asimilada por la OTAN.

17. La presión rusa, iniciada a fines de noviembre e inicio de diciembre, constituyó un acto de fuerza, cuya exigencia principal fue la de establecer un acuerdo que definiese la condición de Estado neutro para Ucrania. La decisión no dependía del gobierno Zelenski, pero sí del gobierno de Biden, que venía preparando el terreno para el ingreso de Ucrania en la OTAN. El imperialismo fortaleció sus lazos con el gobierno títere, después de que Rusia había anexado Crimea y apoyado el separatismo en la región de Donbass. Pasó a dar mayor atención al armamento y preparación de las Fuerzas Armadas ucranianas. Redobló la ofensiva militar contra los separatistas de Donetsk y Lugansk, recrudeciendo la guerra civil, que ya provocó cerca de 14.000 muertos. La “Carta EEUU-Ucrania sobre Asociación Estratégica”, firmada por ambos países, mostró que el imperialismo iría a fortalecer a las Fuerzas Armadas ucranianas.

18. Los Estados Unidos ordenaron a Zelenski que no cediese en nada. Los meses que antecedieron a la invasión de Ucrania, el 24 de febrero, demostraron que el gobierno de Biden pretendía la guerra. Los ucranianos servirían de carne de cañón para los objetivos estratégicos del imperialismo norte-americano en Europa. El recrudecimiento del cerco militar a los rusos se tornó un imperativo de la guerra comercial y de la necesidad del capital financiero y de las multinacionales de pasar por encima de las fronteras económicas de Rusia. Ese movimiento de los Estados Unidos es similar al dirigido contra el estatismo chino.

19. Está claro, por todo ese proceso, que la decisión de Putin de ir a la guerra, en última instancia, es defensiva. Los Estados Unidos y aliados Europeos son los responsables, en primera instancia, por la guerra. No se puede igualar el lugar de los Estados Unidos y de Rusia en la catastrófica ocupación de Ucrania. No se trata de una guerra típicamente interimperialista. Tampoco se caracteriza por ser una guerra de liberación nacional o de defensa de una nación oprimida. Se trata de una guerra impulsada por intereses capitalistas, pero cargada de contradicciones, debido al hecho de que Rusia avanzó en el proceso de restauración burguesa, por medio del capitalismo de Estado.

20. La destrucción de la URSS fue una victoria definitiva del imperialismo contra las fundamentales conquistas del proletariado. En esencia, interrumpió la transición del capitalismo al socialismo. La Revolución Rusa de 1917 inició la era de la revolución social. La constitución de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas materializó el programa y la estrategia de la revolución mundial. Y la fundación de la III Internacional se puso de pie como Partido Mundial de la Revolución Socialista. El proceso de restauración burguesa, iniciado y desarrollado bajo la dictadura burocrática de Stalin, se materializó en la degeneración de la URSS y en la liquidación da III Internacional. Sin la revolución política que reconstituyese el poder del proletariado, y sin el avance de la lucha de clases en Europa y la revolución mundial, no había cómo sostener la más avanzada obra histórica del socialismo. La URSS burocratizada, así, no tuvo cómo sobrevivir en las condiciones en que las fuerzas productivas se volcaron a chocar violentamente con las relaciones capitalistas de producción y con las fronteras nacionales.

21. El derrumbe de las “repúblicas populares” del Este Europeo y el de la propia URSS ocurrieron en las condiciones de agotamiento del reparto del mundo, configurado en Yalta. El imperialismo, paso a paso, reconquistó el terreno perdido con las expropiaciones y nacionalizaciones, que afectaron la gran propiedad de los medios de producción, sin que necesitase recurrir a la guerra. El conflicto, mientras tanto, no se circunscribió al Este Europeo. La desintegración de la URSS abrió camino a la penetración del capital imperialista en la región otrora formada por el Gran-Imperio Ruso.

22. La destrucción de la federación socialista empujó a parte significativa de las ex-repúblicas soviéticas al encuentro de las potencias europeas y de los Estados Unidos. La restauración capitalista se encontraba en un estado avanzado. Las oligarquías vieron y ven en las potencias un pilar de seguridad para sus negocios. Aprovechan la opresión nacional ejercida por la burocracia dictatorial rusa para ofrecer al pueblo sufrido la falsa bandera de soberanía, propagada por los mayores opresores y carniceros del mundo. En prácticamente todas las ex-repúblicas, inclusive en Rusia, se potenció el nacionalismo reaccionario, que había sido sofocado por la revolución proletaria y por la fundación de la URSS.

23. El proceso de restauración capitalista en el seno de la URSS se dio sobre la base del avivamiento de la opresión nacional. La estagnación y los retrocesos en el desarrollo de las relaciones de propiedad social y del desarrollo de las fuerzas productivas socialistas fueron aboliendo las conquistas democráticas del derecho a la autodeterminación y dificultando la superación de las viejas divisiones entre las nacionalidades. Ya en la década de 1920, Trotsky y la Oposición de Izquierda alertaban por el peligro de la subordinación burocrático-dictatorial de las repúblicas soviéticas para la estabilidad de la URSS y para combatir a los agentes burgueses de la restauración. Uno de los factores que llevaron al desmoronamiento de la URSS fue la potenciación de las oligarquías en las ex-repúblicas soviéticas, que pasaron a trabajar por la aproximación con Occidente.

24. La autodefensa de Rusia, ocupando militarmente Ucrania, arruinando el país, realizando anexiones y promoviendo la barbarie típica de las guerras de la época imperialista de intervención, tiene por contenido la opresión nacional. No es posible contener la marcha del imperialismo con los medios y métodos capitalistas de dominación nacional. Es por eso que el proletariado y su vanguardia revolucionaria no pueden apoyar la invasión de Ucrania. En caso que los Estados Unidos y la OTAN iniciasen una guerra contra Rusia, sin duda, se colocaría su defensa, sin confundir la posición del proletariado con la de la oligarquía y del gobierno restauracionistas.

25. Cuanto más Rusia ejerza el dominio sobre las ex-repúblicas, más se evidenciará su condición de potencia regional opresora. Esa relación se asienta en el proceso general de restauración capitalista, que envolvió y envuelve al conjunto de las ex-repúblicas, y, por lo tanto, de la formación de oligarquías burguesas, opresoras de la clase obrera, de los campesinos pobres y de la pequeña-burguesía urbana arruinada. Ucrania es uno de los ejemplos de oligarquía que concentra riquezas y necesita subordinarse a la Unión Europea para continuar enriqueciéndose. Ese fenómeno se manifiesta en todas las ex-repúblicas soviéticas.

26. El fin de la URSS se dio en las condiciones de presión de la oligarquía restauracionista y del imperialismo. Si hubiera prevalecido la variante de apertura económica y privatizaciones asumida por el gobierno de Boris Yeltsin, Rusia estaría en las manos del capital financiero internacional y las ex-repúblicas soviéticas estarían a merced de la opresión nacional ejercida por el imperialismo en todo el mundo. Las ex-repúblicas no tienen cómo conservar la autodeterminación conquistada en la Revolución de Octubre, o se someten a las potencias imperialista, o a la Rusia restauracionista. Solamente bajo un Estado socialista, la dictadura del proletariado y el progreso de la revolución mundial, pueden garantizar la independencia.

27. Rusia heredó la independencia conquistada por la revolución y por la edificación de la URSS, como también el nivel de industrialización y de cultura. Fue obligada a tornarse una potencia militar, en la medida en que se retardó la revolución mundial y la Segunda Guerra exigió un esfuerzo sobrehumano para no ser destruida. El proceso de restauración no dispensó la propiedad nacionalizada, pero comprometió en gran medida la propiedad social, que se originó en la expropiación revolucionaria de la burguesía y de los latifundistas. El desarrollo de un capitalismo de Estado sui generis permitió a la burocracia gubernamental y a la oligarquía mantener la conducción de la economía sin tener que rebajar totalmente sus fronteras para la penetración del capital financiero.

28. Rusia se debilitó con el desmoronamiento de la URSS. Pasó a depender de las relaciones con la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que, a su vez, pasaron a depender de las relaciones con la Unión Europea y los Estados Unidos. No ocupa un lugar destacado en la economía mundial. Su integración en el mercado mundial es, en buena medida, definida por la exportación de gas natural, petróleo y materias primas. Pero, conserva su poder militar. En las condiciones de agravamiento de la crisis mundial, los Estados Unidos y aliados no tienen cómo convivir con el estatismo ruso y su política de capitalismo de Estado. El imperialismo necesita ampliar su mercado y apoderarse de las ricas fuentes de materias primas.

29. Pasado veinte días de guerra, las principales ciudades de Ucrania continúan bajo bombardeo. Retrata la política de los Estados Unidos de hacer del pueblo ucraniano carne de cañón. Retrata la subordinación criminal de la oligarquía y del gobierno de Zelenski. Y retrata la opresión nacional ejercida por la oligarquía rusa y por el gobierno de Putin. El drama humano con muertes de civiles, de viejos y niños, y con la ola de refugiados retrata el capitalismo en descomposición y los intereses del capital financiero, de los monopolios y, en particular, de la industria bélica. Los Estados Unidos y aliados Europeos insisten en abastecer con más armas a Zelenski, y ampliar la horda de mercenarios. No hacen sino prolongar la guerra.

30. El Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional ha realizado una campaña internacionalista, demostrando a los explotados la situación contradictoria creada por la ofensiva militarista del imperialismo de un lado, y la contraofensiva rusa por medio de la guerra de ocupación de Ucrania. La respuesta revolucionaria parte de la demostración de que los Estados Unidos empujaron a Rusia a la intervención, valiéndose de su capacidad de ejercer la opresión nacional. En ese marco, Biden viene liderando una cruzada de sanciones económico-financieras a Rusia, que golpearán ampliamente a Europa y a la economía internacional como un todo.

31. Las banderas capaces de unificar a la clase obrera ucraniana, rusa, europea y mundial son: 1) Desmantelamiento de la OTAN y de las bases militares norteamericanas; 2) Fin de las sanciones económicas; defensa de la autodeterminación de Ucrania, fin de las anexiones, por una Ucrania soviética y socialista y el retiro de las tropas rusas del territorio ucraniano. Ese es el punto de partida para poner en pie un movimiento independiente de la clase obrera y de los demás explotados.

32. Ese conjunto de banderas permite unir al proletariado y los demás explotados, teniendo por estrategia derrotar al imperialismo y recuperar el terreno perdido con el desmoronamiento de la URSS. El proletariado ruso tiene en sus manos la tarea de derribar el régimen, el gobierno y la oligarquía restauracionistas, restableciendo la democracia soviética y la dictadura del proletariado. La guerra en Ucrania demuestra la vigencia del programa internacionalista de los Estados Unidos Socialistas de Europa y del Mundo.

33. El choque entre los Estados Unidos y Rusia, que se expresa en la guerra ucraniana -por su contundencia y peligro para los pueblos del mundo entero-, oculta lo fundamental de la situación, que es la crisis de dirección revolucionaria. El proletariado mundial permanece al margen, cuando es la fuerza motriz social capaz de combatir las tendencias bélicas del imperialismo, defendiendo posiciones de clase y marchando contra los pilares del capitalismo en desintegración.

34. La campaña del imperialismo ha sensibilizado a la clase media y confundido al proletariado con el falso pacifismo. Utiliza las escenas de barbarie de la guerra para condenar a Rusia y ocultar su política que hace de la población ucraniana carne de cañón. Se nota también una dispersión de las izquierdas que se reivindican del socialismo y de la revolución. Se estableció una tremenda confusión y división en sus fi las. Lo fundamental está en que solamente se podrá acabar con las guerras, cuando se acabe con el imperialismo, con la opresión de un puñado de países sobre el mundo. Las particularidades de la guerra en Ucrania muestran cuán significativo fue la interrupción de la transición del capitalismo al socialismo con la destrucción de la URSS.

35. El trabajo de explicar y explicar la posición internacionalista y de defender y defender las banderas revolucionarias debe ser sistemático y firme. En esa lucha, se fortalecerá el objetivo de superar la crisis de dirección, construyendo los partidos marxistas-leninistas-trotskistas, y reconstruyendo el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional.

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