Buenos Aires: ¡Exitosa actividad a 70 años de la Revolución Boliviana de 1952!

El sábado 9 de abril, en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, realizamos una actividad en conmemoración al aniversario de la Revolución boliviana de 1952. Destacamos la vuelta a las aulas tras dos años de pandemia y de política burguesa de aislamiento social. La posibilidad de utilizar los espacios de la universidad para el debate y politización siempre ha sido usada por el conjunto de los oprimidos. Han circulado por las aulas trabajadores en conflicto, fondos de lucha, comisiones internas, charlas abiertas al conjunto de la comunidad.

La actividad tuvo el objetivo de debatir en torno a las lecciones que se extraen de la revolución boliviana y su importancia en la historia del movimiento obrero internacional. Partimos de la reivindicación de la intervención del Partido Obrero Revolucionario boliviano como la expresión política de la independencia de clase del proletariado. La principal lección extraída es la importancia de la construcción del partido internacional de la clase obrera y sus secciones nacionales. En esta perspectiva, la experiencia boliviana, su balance, sus aciertos y sus errores son parte fundamental del arsenal programático del CERCI que debe ser asimilado críticamente por el conjunto de la militancia.

Durante la actividad se enmarcó la revolución del 52 en la historia boliviana. La guerra del Chaco (1925) representa un punto de inflexión en la historia boliviana. Este conflicto bélico, motivado por los intereses en pugna de las multinacionales petroleras, puso en evidencia la incapacidad de la clase dominante encabezada por la rosca minera y dio paso al surgimiento de sectores nacionalistas dentro del ejército. Así se inicia el periodo denominado “Socialismo militar” que llevó adelante un programa estatista y, en este marco, el proletariado obtuvo importantes conquistas (sindicalización, derecho a huelga, derechos sociales). Este periodo finaliza en 1939 con la muerte del presidente, tras un intento de avanzar en el control de las divisas provenientes de la exportación para evitar su fuga. Este sector retomaría el gobierno con Villarroel a la cabeza en 1943, en una versión más conciliadora, que buscaba la venia del imperialismo estadounidense.

La reaccionaria rosca minera complotaba sistemáticamente en contra el gobierno de Villarroel, lo que lo empujó a apoyarse en las masas para garantizar su gobernabilidad. Sin embargo, por sus limitaciones de clase, no logra dar una respuesta de fondo a la situación de los oprimidos. El estalinismo, en línea con la política estalinista de socialismo en un solo país y coexistencia pacífica con el capitalismo se alió a la rosca minera ganándose el repudio de los trabajadores.

En este marco, el programa trotskista se abre paso en las minas, en la lucha de los mineros por mejorar sus condiciones de vida durante el gobierno de Villarroel. El tercer congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia muestra un proceso de alejamiento de las masas del gobierno nacionalista. Este proceso es interrumpido en 1946, cuando en el marco de una revuelta popular la rosca retoma el poder. Guillermo Lora caracteriza estas jornadas como un levantamiento popular capitalizado por la contrarrevolución.  La tesis de Pulacayo, aprobada durante el primer año del periodo denominado sexenio rosquero, es la concreción de ese proceso de diferenciación.

Durante el sexenio, la rosca envalentonada buscó destruir al naciente movimiento minero. La Tesis de Pulacayo como programa de la Federación de Mineros, hizo carne en las masas: el Bloque Minero Parlamentario llevó adelante la política leninista de utilizar el parlamento como tribuna revolucionaria, difundiendo así a nivel nacional el programa obrero, los militantes trotskistas defendieron en los congresos mineros el programa de la Federación ante los intentos del nacionalismo de eliminar la influencia trotskista. El avance represivo de la rosca desembocó en el apresamiento y exilio de los líderes sindicales hasta que en 1949 estalla una guerra civil que empuja al POR y al MNR a dar lucha contra la rosca desde la misma trinchera. La influencia marcada por la Tesis de Pulacayo obligó al MNR a disfrazarse de socialista, reproduciendo de manera deformada dichas tesis.

En estas condiciones estalla la revolución, la clase obrera boliviana junto a los campesinos derrotan el ejército y destruyen el Estado. Al calor del proceso revolucionario se conforma la Central Obrera Boliviana, en línea con los planteos de la Tesis de Pulacayo, unificando en su seno a todos los oprimidos con el proletariado minero a la cabeza. El MNR salió fortalecido tras las luchas del sexenio y no dudó en arrebatar el poder a las masas para reconstruir el Estado burgués.

El Partido Obrero Revolucionario entra a la revolución del 52 en el marco de un proceso de ruptura a nivel internacional. La dirección de la Cuarta Internacional, con Michel Pablo a la cabeza, había tomado un rumbo revisionista. En 1951 se había definido como política internacional el entrismo en las organizaciones estalinistas en los países desarrollados y en el nacionalismo en los países atrasados. Ante la Revolución Boliviana, la instrucción de la internacional fue que el POR ingrese al MNR, lo cual desembocó en una ruptura del partido. La fracción pablista ingresó al MNR y la fracción encabezada por Guillermo Lora mantuvo su independencia de clase denunciando desde el primer momento las limitaciones del gobierno nacionalista buscando acompañar a las masas en el proceso de ruptura con el nacionalismo burgués cuya máxima expresión fue la Asamblea Popular de 1971.

Se debatieron las principales críticas del centrismo a la actuación del POR, entre las que se destaca el no haber tomado la consigna de “todo el poder a la COB”. En primer lugar remarcamos que esta autocrítica fue realizada por Lora en “La Revolución Boliviana”, a pocos años de la revolución, donde marca que dicha consigna podía haber contribuido a desenmascarar ante las masas al gobierno nacionalista, sin embargo, no reemplaza la necesaria experiencia que los oprimidos tenían que recorrer con el nacionalismo. Muchos de los críticos al POR plantean que el uso de esta consigna de manera mecánica hubiera resuelto la cuestión del poder y hasta proponen aplicarla en cualquier momento. Las consignas deben subordinarse al objetivo estratégico, tienen sentido en la medida en que permiten a las masas superar los obstáculos políticos que tienen en frente (nacionalismo, estalinismo, etc.) para conquistar su independencia.

Con estos debates rendimos homenaje a la lucha que dieron las masas bolivianas. La Revolución Boliviana presenta los rasgos fundamentales de la revolución en los países atrasados. Así como el POR boliviano dio batalla ideológica para desenmascarar al MNR ante las masas bolivianas, la tarea en el Argentina es lograr que las masas superen el peronismo y conquisten su independencia política. A 70 años de la revolución reivindicamos plenamente la actuación del POR como expresión del marx-leninismo-trotskismo.

 

(nota de MASAS nº413)

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