Colombia: Elecciones presidenciales del 29 de mayo

El abstencionismo y la lucha de clases condicionan la campaña electoral

Están definidos los principales partidos que concurrirán a las elecciones presidenciales del 29 de mayo. Federico Gutiérrez y Rodrigo Lara Sánchez, como presidente y vicepresidente de los partidos de derecha y liberal. Gustavo Petro y Francia Márquez, como presidente y vicepresidenta de la corriente nacional-reformista (Pacto Histórico PH), formada por ex guerrilleros, sindicalistas, ecologistas, feministas, etc. Las encuestas le señalan como principal favorito en las elecciones. Esto ha agudizado los ataques del ultraderechista Gutiérrez, el segundo más votado, que advirtió de los peligros para la democracia de su victoria, que llevará al «odio y la lucha de clases». En realidad, la denuncia de Gutiérrez está destinada a preparar al Congreso para hacer de Petro un rehén de las oligarquías que lo dominan, si Petro llegara a ganar las elecciones. Mientras continúan las maniobras para cerrar un «frente» electoral destinado a impedir que Petro gane las elecciones en la segunda vuelta, como ocurrió hace cuatro años, cuando la «unión» electoral de las fuerzas burguesas y oligárquicas lo derrotó en la segunda vuelta, y llevó a Iván Duque a la presidencia.

La posibilidad real del triunfo de Petro atemoriza a la burguesía y a las oligarquías, fundamentalmente a su fracción narcotraficante, que han obtenido ríos de dinero, a través de su integración con el aparato del Estado y la política terrorista desatada sobre campesinos e indígenas, para apoderarse de sus tierras, fuente de permanentes conflictos y guerras civiles, bajo la forma de movimientos guerrilleros.

Sin embargo, aunque la clase dominante es refractaria a admitir un gobierno reformista, sabe que la profunda ruptura de las masas con los partidos oligárquicos -sin un «dique de contención institucional»- podría llevarlas a retomar los levantamientos masivos de 2019 y 2020. También sabe que los gobiernos de «izquierda» acaban cediendo rápidamente a las medidas dictadas por la burguesía. Este es el ejemplo más reciente de Pedro Castillo en Perú.

Lo esencial es entender que, si gana, Petro acabará abandonando cualquier pretensión reformista, cuando, ante la resistencia de la oligarquía y la burguesía, pretenda mantener su gobernabilidad y alejar las amenazas golpistas. Ya lo demostró durante su campaña, al afirmar que no piensa tocar los acuerdos con el FMI, aunque podría «revisar» algunos otros aspectos. Tampoco los tratados con EEUU, que convierten al país en una base para que el imperialismo ataque a los gobiernos nacional-reformistas radicalizados, como Venezuela. En el ámbito económico, dijo que recurriría a la emisión de dinero nuevo, para ampliar el alcance de las subvenciones sociales. Pero también para subvencionar a los capitalistas y terratenientes.

Pero su gobernabilidad dependerá, fundamentalmente, de su capacidad para asumir la aplicación del programa de contrarreformas, que Duque no ha sido capaz de imponer en su totalidad, frente al levantamiento obrero y popular de 2019 y 2020. Lo que le obligará a recurrir al estado policial contra las masas. La decisión de Boric, de reprimir las protestas en Chile, demuestra que los reformistas recurren a los métodos y medios más reaccionarios en defensa del Estado burgués. Más precisamente: de los intereses y negocios de la burguesía y los terratenientes, que dominan la economía y la política.

La desintegración social en la que se hunde América Latina, agravada por los efectos de la guerra de Ucrania en la economía mundial, lejos de crear las condiciones para que el próximo gobierno se ocupe de la crisis de gobernabilidad, tenderá a amplificarla. Esto impedirá que se resuelva la contradicción entre riqueza y pobreza y mantendrá a las masas atrapadas en ilusiones democráticas. Las masas saben por experiencia que no habrá solución a sus problemas por medios institucionales. El alto abstencionismo en las primarias (superó el 50%) fue una clara señal de esta tendencia. Mientras que las revueltas de 2019 y 2020 les demostraron que sólo pueden confiar en su propia fuerza.

Por eso la principal tarea de la vanguardia con conciencia de clase es mostrar que si Petro gana, no podrá escapar a las leyes de la política burguesa, y tendrá que adelantar contrarreformas, chocando con las masas, que han salido a la lucha para defender sus condiciones de vida.

Las reivindicaciones para defender los puestos de trabajo, los derechos y el aumento de los salarios, mientras los precios suben, estarán en el orden del día. Sobre esta base será posible que las masas retomen los levantamientos que han convulsionado el país en 2019 y 2020.

El Comité de Enlace trabaja bajo esta orientación general en los países donde se han constituido sus secciones. Desarrolla una campaña en América Latina para presentar el programa y los métodos que ligan las reivindicaciones inmediatas a la lucha revolucionaria, a través de las consignas transitorias, bajo la estrategia de la revolución y la dictadura proletaria.

 

(POR Brasil – MASAS nº664)

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