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Lenin sobre la defensa programática del derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos

Continuamos la publicación de las formulaciones de Lenin sobre la defensa programática del derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos. La guerra en Ucrania exige la máxima comprensión y claridad en la aplicación de este fundamento marxista. En las formulaciones de Lenin se destacan los siguientes puntos: 1) el derecho a la autodeterminación como derecho a la libre separación; 2) la defensa del derecho a la separación no significa que los marxistas estén a favor de la separación, ya que la lucha por el socialismo implica la eliminación de las fronteras nacionales; 3) la defensa de la autodeterminación permite la unidad del proletariado en su lucha contra la burguesía; 4) el llamamiento a la unidad y a la fraternidad se dirige a la clase obrera, y no a los pueblos en general, ya que se trata de la lucha por la revolución social; 5) la unión de las naciones sobre la base del socialismo no se logra por la violencia, sino por un acuerdo voluntario. (POR Brasil – MASAS nº665)


El extracto que sigue es parte del documento «Revisión del programa del partido», redactado, por Lenin, entre el 6 y el 8 de octubre de 1917.

«Finalmente, debo contestar aquí a una cuestión planteada por algunos camaradas, pero que yo sepa, no discutida en la prensa. Esa cuestión se refiere el párrafo del programa político, al derecho de las naciones a la autodeterminación. Este punto consta de dos partes: la primera da una nueva formulación del derecho a la autodeterminación; la segunda no contiene una exigencia, sino una declaración. Se me ha preguntado si es oportuno hacer aquí una declaración. En general, no caben las declaraciones en un programa, pero creo que aquí es necesario hacer una excepción. En lugar de la palabra «autodeterminación», que muchas veces ha dado lugar a falsas interpretaciones, propongo el concepto muy preciso: «derecho a la libre separación». Después de la experiencia de seis meses de la revolución de 1917, difícilmente se podría impugnar que el partido del proletariado revolucionario de Rusia, el partido que se sirve en su trabajo del idioma ruso, tenga que reconocer el derecho a la separación. Cuando hayamos conquistado el poder, reconoceremos inmediata e incondicionalmente ese derecho a Finlandia, Ucrania, Armenia y a toda otra nacionalidad oprimida por el zarismo (y por la burguesía rusa). Pero nosotros mismos no deseamos en modo alguno la separación. Queremos un Estado lo más grande posible, una alianza lo más estrecha posible del mayor número posible de naciones vecinas de los rusos; lo deseamos en interés de la democracia y del socialismo, para atraer el mayor número posible de trabajadores de las distintas naciones a la lucha del proletariado. Queremos la  unidad del proletariado revolucionario, unión y no división. Queremos unión revolucionaria. Es por ello que no planteamos la consigna de la unión de todos los Estados, cualesquiera que sean, pues la revolución social sólo pone al orden del día la unión de los Estados que han pasado o están pasando al socialismo, de las colonias que están conquistando su libertad, etc;.Queremos unión libre y debemos por tanto reconocer la libertad de separación (sin libertad de separarse, la unión no puede ser llamada libre). Y estamos tanto más obligados a reconocer el derecho a la separación, por cuanto el zarismo y la burguesía rusa, con su opresión, han suscitado en las naciones vecinas multitud de rencores y una gran desconfianza hacia los rusos en general; esta desconfianza hay que disiparla con hechos y no con palabras.

Pero nosotros queremos la unión, y eso hay que decirlo. Decir esto en el programa del partido de un Estado nacional heterogéneo es importante en un grado tal que obliga a apartarse de la línea habitual para dar lugar a una declaración. Nosotros queremos que la república del pueblo ruso (me inclino incluso a decir pueblo gran ruso, pues es más exacto) atraiga a otras naciones, pero cómo? No mediante la violencia, sino sólo mediante un acuerdo voluntario. De otro modo se romperían la unidad y la fraternal alianza de los obreros de todos los países. A diferencia de los demócratas burgueses, nosotros no planteamos como consigna la fraternidad de los pueblos, sino la fraternidad de los obreros de todas las nacionalidades, pues no confiamos en la burguesía de ningún país, la consideramos enemiga.

Por eso debemos admitir aquí una excepción a la regla e incluir en el párrafo una declaración de principios.»