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Izquierda Socialista, el centrismo social-imperialista

La guerra en Ucrania alcanzó hace pocos días sus 3 meses de existencia. Aunque iniciada formalmente en febrero, teníamos desde principios de año los movimientos anticipatorios que marcaban el inminente desarrollo de la misma. El CERCI ha venido siguiendo atentamente sus etapas, desenvolviendo la política y consignas adecuadas para cada una de ellas. El pronóstico, ni duda cabe, constituye uno de los fundamentos esenciales de la política revolucionaria y el poder confirmar la exactitud del mismo debe transformarse en un balance sistemático en la actividad diaria.

¿Por qué las cosas se dieron o no como las pronosticamos? ¿Qué nos permitió haber abordado el análisis de una forma precisa o no? Son algunas de las preguntas que solo pueden responderse apuntando al método mediante el cual la doctrina marxista penetra en la comprensión de la realidad, marca sus fuerzas en choque, arriba a sus conclusiones y establece sus principales pronósticos. Este método es el materialismo dialéctico, herramienta insustituible para los marxistas. De ninguna forma esto es futurología. Tampoco puede establecerse pormenorizadamente cada uno de los vaivenes u oscilaciones de la mucho más rica (inevitablemente siempre será así) realidad. Pero los revolucionarios debemos estar en condiciones de mostrar cómo se desplegarán las principales tendencias.

La actual Guerra en Ucrania nos permite también ver lo disparatado que resulta el método de los centristas, ajenos al materialismo dialéctico. Podemos ver las volteretas a las que son capaces de llegar para intentar llegar a sus conclusiones y no perderle pisada a lo que sucede. En sus estudios, guiados más por la lógica formal o la mirada superficial de los acontecimientos, terminan las más de las veces en las trincheras del propio imperialismo. No es solo el conflicto en Ucrania, sino que lo hemos visto innumerable cantidad de veces en los principales eventos de los últimos años: Siria, Irak, el ataque a la revista Charlie Hebdo, recientemente en Cuba, etc., etc., etc. Daremos inicio a esta serie de artículos analizando las posiciones de Izquierda Socialista.

 

¿De dónde partimos en nuestros análisis?

Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista – UIT-CI, en uno de los primeros artículos lanza una seria y no menos certera advertencia: “es muy importante definir qué tipo de guerra es esta. Depende de esta definición la posición de la izquierda revolucionaria” (09/03/2022). Coincidimos plenamente con esta afirmación. Debemos partir del carácter de la guerra para posicionarnos sobre la misma. Es decir, si es una guerra imperialista, si es una guerra de conquista, de liberación, qué elementos empujan esta guerra y sobre todo cuáles son las fuerzas actuantes. Izquierda Socialista solo ha acertado en su advertencia… desde allí todo es un mar de confusiones.

Izquierda Socialista se anotició de los movimientos de tropas a la frontera ucraniana de parte de Rusia y vaticinó que consideraba “lo menos probable una guerra regional” y “desde la UIT-CI, consideramos que lo menos [probable] es que esta crisis culmine en un choque armado importante”, aunque a renglón seguido sostenía que no podía descartarse. Es decir, analizó los acontecimientos desde una lógica puramente mecanicista, desentendiéndose de la guerra comercial, de los movimientos de la OTAN y de los intereses económicos regionales. Colocó todas las posibilidades sobre la mesa para poder escoger “a gusto y piacere”.

Rápidamente en marzo, en el periódico 526 tuvo que dedicarle nada menos que 7 notas a la opción “menos probable”. Sin embargo la cantidad de artículos no hizo más que oscurecer la cuestión. Izquierda Socialista parte de caracterizar a Rusia como país imperialista, pero no a la manera leninista, sino entendiéndolo a la manera formal burguesa: su expansionismo regional sería inequívocamente “imperialismo”, a la manera de “imperio de los zares”. Mucho daño se hace con estas caracterizaciones antojadizas, tan ajenas a las formulaciones científicas. Los revolucionarios entendemos al imperialismo de una única manera, y no es precisamente la de Izquierda Socialista.

 

El rol del imperialismo y la OTAN

Izquierda Socialista se empecina en lavarle la cara a la OTAN y al imperialismo yanqui, que no han enviado tropas y que “no han disparado ni un tiro en Ucrania” (09/03/2022), por eso no pueden acusar recibo de una “guerra interimperialista”. Para el centrismo morenista, hay un solo imperialismo en el conflicto y es el ruso. El imperialismo yanqui “solo” (¡!) ha atacado con “sanciones económicas”. Ya que “ni China ni Rusia son enemigos irreconciliables de los Estados Unidos y el imperialismo europeo”. Con este subterfugio planea evadir la cuestión de explicar la guerra comercial potenciada por la pandemia y cómo ésta deviene inevitablemente en conflictos armados. Y también pasa por alto el tremendo significado de una sanción económica, rasgo por demás evidente de una intervención imperialista.

Su crítica a la OTAN es todavía más miserable. Para ellos la OTAN le sirvió “en bandeja a Putín la excusa para la invasión”. Pareciera una lamentación por haber sido tan torpe en darle un argumento al Presidente ruso. Pero aún peor es su insinuación respecto a la misma: “Tampoco están defendiendo al pueblo ucraniano” (16/03/2022). Izquierda Socialista se coloca en una contradicción insoluble: desliza la posibilidad de reclamarle a la OTAN el envío de armas y al mismo tiempo ese movimiento lo transformaría -según su razonamiento- en una “guerra interimperialista”.

La condena a la OTAN y al imperialismo es testimonial, ya que no se concatena con ninguna conclusión política al respecto. La gravedad del asunto estriba que a medida que avanzó el conflicto la OTAN comenzó a intervenir más a fondo, la mayoría de las veces a través de sus países miembros como Lituania, Letonia, Estonia, Polonia. Por ejemplo Miguel Lamas escribe el 23 de marzo que el imperialismo y la OTAN “se han limitado a algunas (¡!) sanciones económicas (…) a enviar algunas (¡!) armas. Pero dejaron solo al pueblo ucraniano en su lucha contra el invasor” (¡!).

¿Qué se propone el centrismo antimarxista con este señalamiento? Engañar y confundir a los oprimidos, guiándose exclusivamente por la observación superficial de los acontecimientos. Pareciera que Izquierda Socialista necesitara ver a Biden disparando o las tropas de la OTAN combatiendo para anoticiarse de la responsabilidad imperialista, y el carácter defensivo de la invasión rusa.

Avanzando en el tiempo el 06 de abril y observando que la injerencia de la OTAN resultaba inocultable Izquierda Socialista realiza una nueva contorsión. “Estamos en contra de la OTAN”, comienza señalando “pero consideramos que es injustificable desde una perspectiva de la clase trabajadora”, refiriéndose a la invasión rusa en Ucrania. El carácter centrista se ve reflejado en esta pirueta del morenismo. La injerencia de la OTAN primeramente negada, es aquí mencionada (¡finalmente!) pero solo de forma testimonial, porque su concepción es que, sin importar la responsabilidad de la OTAN, lo de Rusia sería “injustificable”.

 

Acerca de lo “concreto”

Ante la dificultad de poder seguir sosteniendo una posición desde todo punto de vista disparatada y en su contenido de carácter social-imperialista, Izquierda Socialista arremete con un recurso nada novedoso. Mercedes Petit tratando de polemizar con las posiciones del PO y PTS (ya nos tocará analizar en futuras entregas sus posiciones) sostiene que existe un campo en donde “solo hay ucranianos y ucranianas, con el gobierno burgués y reaccionario de Zelensky, el ejército burgués y el pueblo ucraniano” (09/03/2022). Niega así, falsa y arbitrariamente, que en ese campo esté también el imperialismo.

Izquierda Socialista y la UIT-CI no se preocupan por los análisis profundos. Ellos anteponen el siguiente recurso mágico para tomar partido. “Ahora la pelea concreta pasa por derrotar la invasión de Putin y Rusia” (publicado en su periódico 526 y en el 527). Tomaremos a Trotsky para contestar este engendro de formulación.

Trotsky señalaba en su “En Defensa del Marxismo” que “los oportunistas de todas clases, especialmente los que ya habían sufrido alguna derrota en una discusión de principio, oponían al análisis de clase marxista una postura ‘concreta’ y coyuntural que, como de costumbre, había formulado bajo la presión de la democracia burguesa”. Y más adelante “Lenin siempre explicaba a estos enamorados de las ‘tareas políticas concretas’ que nuestra política es de principios, y no coyuntural; que la táctica está subordinada a la estrategia; que, para nosotros, el contenido principal de cada campaña política es guiar a los trabajadores de los problemas concretos a los generales, para enseñarles el verdadero carácter de la sociedad moderna y de sus fuerzas fundamentales”.

 

Comprender para poder actuar

El centrismo de todos los matices está mostrando su renuncia irrecuperable al programa de la revolución y dictadura proletarias porque no han hecho más que deformar desde sus orígenes las categorías científicas para el análisis de la realidad, así como también (en este caso puntual) la caracterización de la caída de la URSS, que la mayoría llegó a celebrar como parte de la “revolución política”. De ahí que no puedan ubicarse correctamente en la trinchera obrera.

No es posible una intervención correcta en la guerra actual si partimos de una incomprensión total de la cuestión del territorio de la ex URSS y de los países de Europa del Este. No es posible comprender las fuerzas antagónicas y también contradictorias que entran en juego en el conflicto, por ejemplo en el proceso de restauración capitalista de Rusia y su intento de mantener su influencia económica en la región. No es posible, finalmente, si no comprendemos la etapa actual del capitalismo, de la guerra comercial, del lugar que ocupan Estados Unidos y China en la presente etapa. Sin estos elementos no hay política revolucionaria posible.

Esto abre un campo de intervención gigantesco para el Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional. Nuestra obligación es intervenir con todas nuestras conquistas programáticas a fin de mostrar la única posibilidad de triunfo para la clase obrera internacional en el escenario actual marcado por guerras, revoluciones y contrarrevoluciones.

 

(nota de MASAS nº415)

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