CERCI

Presentación del libro “Influencia del Trotskismo en la Universidad Boliviana. Poder Estudiantil y Cogobierno Paritario”, de Ariel Román

La reforma universitaria boliviana, ha seguido un sinuoso camino, pero, tal como reconocen no pocos analistas y estudiosos, esta se distingue de sus similares del Continente, por su extrema radicalidad que se concreta en la presencia estudiantil del 50% en los órganos de gobierno universitario, y el surgimiento del fenómeno del poder estudiantil, que llegó incluso a la vigencia de la calificación decisiva de los estudiantes en los exámenes de competencia docente y al veto estudiantil ejercido por la asamblea contra aquellos individuos que hubiesen atentado física y materialmente contra la autonomía y el cogobierno paritario docente estudiantil. Es indudable, que hoy, con referencia al nivel de radicalidad alcanzado en la década de los 70 y el 80, la reforma universitaria boliviana ha retrocedido, sus conquistas democráticas han cedido lugar a un cada vez mayor avance de la dictadura y el despotismo de las autoridades de turno, en desmedro de la libertad de expresión de docentes, trabajadores y estudiantes, y para beneficio del potenciamiento de la mediocridad académica y la corrupción.

Este peculiar desarrollo de la reforma universitaria boliviana, ni los acontecimientos vividos a lo largo de este último periodo en la Universidad Mayor de San Simón, y en el conjunto de la Universidad Boliviana, pueden explicarse, ni comprenderse al margen de la influencia del trotskismo, como ideología política del proletariado, al interior de las casas superiores de estudio en Bolivia. Es indudable que el trotskismo, encarnado principalmente en su organización estudiantil URUS, que actúa al interior de una buena parte de las Universidades públicas bolivianas, y en algún momento incluso al interior de la Universidad Católica (privada), ha influido en el curso de la reforma universitaria y la vida institucional de manera que su presencia, no puede ser ignorada. Sus acciones y planteamientos radicales de respuesta a los problemas derivados de la crisis universitaria y del país, polarizan las opiniones y las acciones de autoridades, dirigentes, docentes, trabajadores, estudiantes y la población en general. Los gobiernos de turno no pueden ignorar la presencia de dicha influencia, y junto a los grupos de poder de las autoridades universitaria se esfuerzan por evitar su ensanchamiento  y tratar de aislar la misma en base a diversos mecanismos que van desde la polémica que busca descalificar, deformar y desvalorizar los planteamientos trotskistas, pasando a la calumnia descarada, y terminando en la persecución política, jurídica y policial, el encarcelamiento, las golpizas, la contratación de sicarios  y hasta los intentos de asesinato.

Las Universidades y los problemas de la reforma universitaria, reflejan los problemas de la sociedad en la que se desarrollan, no existen aisladas, son un producto histórico determinado por el desarrollo de la sociedad, pero esta cuestión general adquiere una concreción diaria a través de la política implementada por autoridades, dirigentes, gobiernos nacionales, locales y organizaciones empresariales, gremiales, obreras y populares de la sociedad, todos ellos interesados en que la universidad sirva a sus fines inmediatos e históricos.

El actual nivel del desarrollo de las fuerzas productivas ha puesto en cuestión a la vieja universidad y reclama la reorganización del proceso educativo para que escuelas y universidades respondan de mejor manera a las necesidades sociales. Pero el problema es que esta transformación se la pretende ejecutar sobre las bases de la vieja sociedad capitalista en crisis y los resultados, opuestos a los esperados, terminan acentuando la crisis y los rasgos más odiosos y negativos de la vieja educación.

La crisis universitaria no es un fenómeno que pueda ser comprendido como un hecho puramente nacional, circunscrito a las fronteras del país y a circunstancias episódicas, como por ejemplo el grado de presencia estudiantil en los órganos del gobierno universitario, y si los dirigentes son buenos o malos alumnos, o que los docentes den o no examen para acceder a la titularidad de la cátedra, etc. Estamos frente a una crisis mundial de la educación en general y de la educación superior en particular que es reflejo de la crisis económica estructural que sacude al capitalismo en decadencia.

 

(nota del Boletín nº35 del CERCI)

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