Ante el debate sobre aumento de suma fija o paritarias, exigimos ya salario mínimo igual al costo de la canasta familiar ($184.000)
Un sector del gobierno impulsa el pago de una suma fija de $30.000 para todos los trabajadores, para hacer frente al grave deterioro salarial y recuperar una parte de lo perdido con la inflación. Pretenden así que el sector de más bajos ingresos recupere un porcentaje mayor de sus ingresos que los que perciben salarios más elevados. Se ha constatado que en los últimos 4 años los salarios más bajos crecen menos que los más elevados. El promedio del salario real sigue por debajo de los últimos meses de Macri.
La pérdida de poder adquisitivo de los salarios afecta el consumo, que es 6,7% menor que el que se registraba en 2018, aunque el producto bruto ha aumentado.
El salario mínimo de ley es de $47.850 y $239.30 la hora. El 1° de septiembre será de $51.200, y $256 por hora. Una cuarta parte de lo que cuesta la canasta familiar. Un ajuste de $30.000 es significativo pero sigue muy lejos de lo que cuesta vivir.
La realidad es que no alcanza con tener un trabajo registrado bajo convenio, la gran mayoría percibe como salario mucho menos que lo que se necesita para vivir. Mucho peor para los trabajadores que siguen en la informalidad, 4 de cada 10.
El debate que se debe realizar es cuánto es el mínimo que corresponde y cómo se lucha de conjunto para imponerlo. La amplia dispersión de los salarios que se perciben en parte se debe a la nula disposición de las burocracias a pelear por el salario y organizar a los trabajadores y fundamentalmente por la ausencia de una lucha de conjunto de la clase obrera para unificar los reclamos de manera tal que los más avanzados puedan ayudar al resto a conseguir el mejor nivel salarial.
La burocracia ha roto todo principio de solidaridad con los trabajadores de más bajos ingresos, aquellos que están precarizados y en negro, o desocupados.
La posición de un sector de la burocracia que rechaza el aumento como suma fija es reaccionaria. Lo que debería decir es que el ajuste sea tanto como para que todos lleguen como mínimo a cobrar lo que cuesta la canasta familiar. Y mantener las negociaciones paritarias.
A su vez Moyano habría pedido que si la suma fija está resuelta, se demore la firma unas tres semanas, para que cierren 17 paritarias, así el decreto no les come a esos sindicatos un pedazo de la negociación. No le preocupa que millones de trabajadores necesitan con urgencia por lo menos un alivio.
Hay quienes argumentan que muchas empresas pequeñas no podrían pagar el ajuste. Es posible que sea cierto. Pero esto merece otra reflexión: si los patrones no pueden garantizar a los trabajadores el salario que alcance para vivir entonces no tienen derecho a existir como clase. La realidad es que el 90% de los trabajadores no alcanzan a percibir lo que cuesta la canasta. El salario mínimo vital está establecido en la Constitución sin embargo los gobiernos miran para otro lado, y la Justicia no obliga a los gobiernos y las empresas a cumplir con esa Ley. El único derecho que garantizan a rajatabla es el de la gran propiedad capitalista.
El salario mínimo igual al costo de la canasta familiar para todos los trabajadores solo puede ser impuesto por la acción conjunta, solidaria, de toda la clase obrera, con sus propios métodos de lucha, la huelga general, los piquetes, las marchas, cortes y ocupaciones. No será el resultado de negociaciones en alguna mesa de conciliación.
(nota de MASAS nº421)