La burocracia entregadora, de espalda a los trabajadores
Los actos que tuvieron lugar el 17 de octubre desnudaron de cuerpo entero la entrega de la burocracia al plan fondomonetarista del Gobierno. Como señala la nota correspondiente, las tribunas y los palcos desde donde hablaron los burócratas fue utilizada no para rechazar el ajuste en curso sino para exigir candidaturas electorales. Así mostró su grado de servilismo y descomposición de manera brutal.
Fue nula la respuesta ante el recrudecimiento del ataque del Gobierno al movimiento obrero. Solo unos días después el “Súper-Ministro” Sergio Massa formalizó el intento de cerrar acuerdos de precios y salarios. Pero el plan de “Precios Justos” que promete congelar los precios de productos, solo buscan servir como señuelo para lograr el acuerdo de congelar las paritarias, que en su gran mayoría reabren en diciembre 2022-enero 2023. La burocracia se comprometerá nuevamente a apuntalar al Gobierno de Fernández-Fernández.
Aún más cínico fue su silencio o las respuestas evasivas ante las declaraciones de la nueva Ministra de Trabajo, cuando afirmó que la inflación es culpa de las paritarias. Sostuvo “Kelly” Olmos que en lugar de reclamos paritarios que alcancen la inflación debería haber mayor “solidaridad con los que están atrás”.
Los grandes gremios de la UOM, Comercio o la UOCRA buscan cerrar acuerdos paritarios en torno al 90 y 100%, lo que no solo implica una nueva pérdida de poder adquisitivo para el movimiento obrero, sino que se ignora las pérdidas anteriores. Recientemente un informe de ATE reveló que entre 2018 a 2022 la inflación se ubicó en un 283.4%, mientras que las paritarias fueron del 223.84%… es decir 60 puntos menos en tan solo 4 años (representa una pérdida del 20% del poder adquisitivo).
La amarga realidad indica que la inflación del 100% anual del 2022 encontrará escasos sectores que pueden siquiera empardarla. Descontando que la inflación de los artículos y productos esenciales es aún mayor, golpeando todavía más los bolsillos de las masas. Las sumas fijas exigidas, en detrimento de la reapertura de paritarias, buscan desviar la atención y achicar la pirámide salarial, tal y como sucede con los jubilados.
En ese contexto se destacan algunos sectores que, aunque pudiendo estar identificados con el Gobierno (como el caso de Camioneros o Bancarios), expresan en sus reclamos paritarios, el malestar de las bases con la política oficialista. Las luchas defensivas que se están desarrollando se ubican en el mismo marco de una fuerte presión de los trabajadores del sector: el paro en los trabajadores de la Carne y la lucha de Residentes y Concurrentes de la salud porteña, son ejemplos de ello.
Los trabajadores debemos dirigir nuestras energías en romper el techo de las paritarias y derrotar todo intento de destruir aún más el poder adquisitivo, tal y como sucedió en la formidable lucha de los trabajadores del Neumático. Esa referencia ineludible se convirtió en una presión extra para toda la burocracia sindical-Gobierno-patronales que intentó liquidarla de una y mil maneras, pero que terminó demostrando la fuerza inquebrantable de la clase obrera cuando se organiza y sale a luchar decididamente.
Los $232.000 que reclaman los Aceiteros muestran la bandera que unifica al movimiento obrero en torno a un salario mínimo igual al costo actual de la canasta familiar. Y la lucha por paritarias que le ganen a la inflación mes a mes. Para ello es indispensable derrotar a la burocracia sindical, barrerla de cada uno de los sindicatos mediante un paciente y ordenado trabajo de estructuración de agrupaciones revolucionarias en cada fábrica y en cada lugar de trabajo.
Una victoria sobre la burocracia sindical, apoyo fundamental del Gobierno y las patronales, solo podrá ser posible conquistando la independencia política del proletariado, organizándonos y tomando en nuestras manos los métodos y la estrategia política de nuestra clase.