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Perú: Qué expresa la destitución de Castillo

La oposición parlamentaria, golpista, armó un nuevo proceso de destitución del mandatario por “incapacidad moral permanente”, que se debía ver este miércoles 7. Antes que se pronunciara, Castillo cerró el Congreso. Antes le habían abierto un caso por “traición a la patria” por expresar su simpatía con la demanda de Bolivia por una salida al mar. El cierre del Congreso fue caracterizado como golpe de Estado por parte del Congreso, las instituciones y la mayoría de los medios de comunicación. El Congreso lo ha destituido, lo han detenido y enviado a la cárcel donde estará alojado con Fujimori. Será reemplazado por su vicepresidenta Dina Boluarte.

En su último acto de impotencia anunció que iniciaría un “gobierno de emergencia excepcional”, declaró en “reorganización” el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación y anunció la convocatoria a una Asamblea Constituyente en un plazo de nueve meses. Hasta que se instalara la Asamblea Constituyente gobernaría por decretos leyes. Y decretó un toque de queda. Acusó en su discurso a la derecha de querer instalar una dictadura parlamentaria. Ante este acto desesperado sus ministros renunciaron y lo dejaron solo.

Fue apenas un año y medio de gobierno del maestro rural y sindicalista Pedro Castillo, que encabezó la larga huelga del magisterio en 2017. De origen campesino y andino. Fue candidato de Perú Libre (PL).

Demuestra que es imposible la democracia burguesa en las semicolonias. Todos los gobiernos deben subordinarse a los dictámenes del gran capital y del imperialismo. Esta es la base de la inestabilidad política de las últimas décadas.

La agudización de la crisis económica mundial, viene acelerando el desgaste político de todos los gobiernos burgueses latinoamericanos que, independientemente de su filiación política, se muestran incapaces de impedir que sus desastrosas consecuencias recaigan sobre los explotados. Las masas pierden la confianza, se agotan rápidamente las ilusiones depositadas en la víspera e irremediablemente terminan chocando con los recién electos gobiernos sirvientes de la burguesía y del capital financiero imperialista.

Es el fracaso de la ilusión de un movimiento y un partido que reivindicaban al “Socialismo del Siglo XXI”. Los oprimidos se identificaron con él, al que veían como uno de los suyos que llegaba por primera vez a la presidencia.  Se sumaron a un Frente con otros sectores denominados de izquierda y que se rompió en pocos meses, además Castillo fue separado del PL. Numerosos sectores de izquierda en todo el continente apoyaron al nuevo gobierno, contribuyendo a la ilusión de que podría realizar alguna transformación, incluida la izquierda centrista que en la segunda vuelta llamó a votarlo “críticamente”.

Prometía un “cambio del modelo económico neoliberal” y la “reivindicación de los sectores marginados”. Y convocar una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución neoliberal heredada de la dictadura fujimorista (como la ilusión de cambiar la Constitución de Pinochet en Chile por medio de una Constituyente).

Solo el POR y su internacional, el CERCI, advirtió sin ambigüedades que estaríamos frente a un nuevo gobierno burgués, no de los oprimidos. En junio del 2021 decíamos: “Castillo comenzó su campaña con un discurso radicalizado: propuso abolir el Tribunal Constitucional, aprobar una nueva ley de comunicaciones, nacionalizar la industria del petróleo y el gas, aumentar los salarios e impulsar una reforma agraria «radical y definitiva». Así forjó su ascendencia electoral entre los oprimidos. Esto le permitió, en la primera vuelta, situarse como el candidato más votado. En la campaña de segunda vuelta… adoptó un discurso francamente conciliador. Señaló a la burguesía y al imperialismo que, de hecho, no tenía intención de ejercer un gobierno estatista. Sin embargo, no abandonó la retórica reformista, que le dio una ascendencia electoral entre las masas. Para llevar adelante una política antiimperialista es necesario tomar el poder por medio de una revolución social, dirigida por la clase obrera, que termine con el poder de las multinacionales y los grandes capitalistas locales” (Perú, un nuevo gobierno burgués: los oprimidos deben luchar por su propio gobierno, obrero y campesino. POR Brasil, Massas n°639).

No hay vías pacíficas, electorales, constitucionales para transformar la sociedad, para poner todos los recursos de la economía al servicio de la mayoría oprimida. Abandonó todas las promesas de transformación social en la esperanza de poder cogobernar con el Congreso, con la derecha. Generó así una fuerte desilusión en sus seguidores, de los que se fue aislando.

Hubo cuatro intentos de la derecha parlamentaria para sacarlo de la presidencia con las excusas de corrupción e inoperancia, de cuestionarle sus ministros por sus antecedentes políticos. En el inicio la derecha intentó desconocer su triunfo electoral para impedir que asumiera. Desde el primer momento trabajaron para tirar abajo su gobierno.

Desde el comienzo de su gobierno denunciamos su sometimiento a la derecha: “Lo cierto es que la renuncia de Castillo a defender a sus ministros, en lugar de sofocar la ofensiva de la reacción burguesa y terrateniente, la intensificó. La derecha pretende convertir su gobierno en un rehén del Parlamento, y ponerlo rápidamente en contra de las masas, recurriendo al control de la burguesía y los terratenientes sobre la economía nacionalEl gobierno recién elegido se ha mostrado rehén del Congreso oligárquico antes incluso de dar sus primeros pasos. Está condenada a chocar con las necesidades elementales de la mayoría oprimida” (POR Brasil, Massas n°646).

Es mentira que el Congreso sea una institución democrática. Es un nido de golpistas, totalmente desacreditado. Es una de las instituciones de la dictadura del capital. Que Castillo haya decidido cerrarlo no cambia su carácter.

¿Dina Boluarte expulsada hace pocos meses de Perú Libre (PL), podrá gobernar? Hizo una convocatoria a una “amplia unidad de todas y todos los peruanos”. Dice: “Nos corresponde conversar, dialogar, ponernos de acuerdo, algo tan sencillo como tan impracticable en los últimos meses”. “Convoco a un amplio proceso de diálogo entre todas las fuerzas políticas representadas o no en el Congreso”. “Solicito una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional”. No es posible gobernar para todos, o se gobierna para la minoría dueña de los medios de producción y los bancos o se gobierna para la mayoría. Los intereses son antagónicos. Como no está dispuesta a llamar a la movilización de las masas contra el gran capital, sólo sobrevivirá si se somete completamente a las imposiciones de la derecha.

La principal lección que debemos sacar es que aún el más limitado de los programas democráticos solo puede imponerse por la vía revolucionaria, con la clase obrera a la cabeza, nunca por medios electorales sin tocar la propiedad, que es la base material del poder de las clases dominantes.

No se puede descartar que ante este fracaso aparezcan los “nuevos políticos” con discursos de ultraderecha para capitalizar el descontento popular con todos los partidos. Los oprimidos no tienen otra alternativa que trabajar por su propia salida política, por su propio gobierno, que será obrero-campesino, que expropiará los grandes medios de producción y se apoyará en sus organismos directos de representación. Para eso deberán construir su dirección revolucionaria haciendo un duro balance de esta y todas las experiencias vividas.

8 diciembre 2022

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