Evo Morales, ¿el artífice de las movilizaciones indígenas en el Perú?

En el Perú, como ocurre en Bolivia, está presente el problema no resuelto de la opresión nacional sobre los pueblos originarios, particularmente sobre las naciones indígenas aymara, alrededor de Lago Titicaca, y quechua en todo lo que fue el imperio incaico.

La oligarquía peruana, profundamente conservadora, reaccionaria y vendepatria, nostálgica de la Lima Virreinal, que canta valsecitos como “no hay nada mejor que ser que un señor de aquellos que vieron mis abuelos” o, “fina estampa, caballero, caballero de fina estampa …”, políticamente agotada se retuerce en una terrible crisis política que se traduce en una descomunal inestabilidad política. Ese parlamento compuesto por infinidad de pequeños partidos políticos cambia presidentes como camisetas en medio de una corruptela que corroe los órganos de gobierno. Tan alejada de ese sur peruano sumido en el atraso, donde las transnacionales saquean las riquezas minerales del Perú a placer.

En medio de esa crisis surge la figura de Pedro Castillo, un profesor rural que adquirió notoriedad dirigiendo la huelga de maestros del año 2017 contra la administración de Pedro Pablo Kuczynsk,.en demanda del incremento de los sueldos de los maestros, la derogación de la Ley de la Carrera Pública Magisterial y el incremento del presupuesto en el sector educación, entre otros. Luego Castillo desarrolla una campaña política con un discurso reformista reivindicativo de los derechos indígenas planteando la necesidad del cambio de la Constitución Política del Perú y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

El 11 de abril de 2021, en la primera vuelta, Castillo obtuvo el 19% de los votos, colocándose en el primer lugar de los candidatos para enfrentarse en la segunda vuelta a la corriente reaccionaria representada por Keiko Fujimori, en la que gana por un escasísimo margen.

La conservadora oligarquía peruana se propone derrocar a Castillo desde el primer día. El gobierno de Castillo debuta envuelto en medio de graves denuncias de corrupción y una tremenda crisis interna, pero las masas indígenas del sur del Perú que se ilusionaron con Castillo no tuvieron el tiempo suficiente para desencantarse y tras su destitución por el Congreso peruano, estallan en la rebelión que sacude al Perú.

La oligarquía y el gobierno de Dina Boluarte tratan de ahogar en sangre la rebelión sureña y sus políticos; como ocurre siempre, presentan el hecho político como obra de algunos agitadores. Han llegado al absurdo de culpar a Evo Morales como el instigador y propugnador de una división del Perú y a los Ponchos Rojos de Bolivia de entregar armas a los campesinos peruanos.

En Bolivia politiqueros de la vieja derecha hacen eco de las absurdas denuncias de sus homólogos peruanos. Y la impostura masista pretende sembrar la idea de que Evo Morales, que se considera líder indígena internacional, y sus colaboradores que han estado viajando activamente metiendo sus narices, al vecino país en los últimos meses, son los inspiradores y organizadores de la monumental rebelión, principalmente campesina, en el sur del Perú. A esta falacia se suma la decisión del parlamento peruano de condenar la intervención de Morales en la política interna violando la soberanía del Perú y, consecuentemente, lo declara persona no grata y prohíbe su ingreso al país en el futuro.

Todo lo dicho, tanto por los impostores masistas como por los parlamentarios derechistas del vecino país, significa ignorar la centenaria lucha de los indígenas peruanos, primero contra la colonización españolas y, después, contra el Estado oligárquico vende-patria y opresor. No olvidar que desde la localidad de Tinta bajo la dirección de José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru) se inspiraron y dirigieron las movilizaciones indígenas en el Alto Perú y otras regiones del continente en la segunda mitad del siglo XVIII; posteriormente, durante la República, no paró la resistencia de los indígenas que influyeron poderosamente en los políticos y pensadores de diferentes épocas, como Carlos Mariátegui. La movilización indígena, contra la opresión imperialista asentada en la actividad minera y contra la oligarquía levantó la bandera de su autodeterminación y, ahora, vuelven a enarbolar la consigna de una nueva nación indígena del sur del Perú.

Frente a esa rica experiencia de los explotados indígenas del Perú ¿qué importancia puede tener la presencia y la prédica posmodernista de Evo Morales? No olvidar que el posmodernismo es enemigo jurado de la autodeterminación de los pueblos oprimidos, perspectiva que sólo puede materializarse con el gobierno obrero campesino.

(POR Bolivia – Masas nº2729)

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *