CERCI

Rebelión popular en Perú exige la renuncia de Boluarte y repudia toda la politiquería burguesa

La rebelión popular en Perú es parte de un fenómeno internacional de levantamientos contra regímenes que garantizan el asalto a los recursos de los países, ajustan más a los oprimidos cada vez más empobrecidos y los reprimen bestialmente si se resisten. La agudización de la crisis económica mundial, viene acelerando el desgaste político de todos los gobiernos burgueses latinoamericanos.

Cuando las masas desbordan con su intervención todas las instituciones y desafían la legalidad y la represión durante semanas, nos dicen que estamos en una nueva etapa política, de incipientes características revolucionarias.

La base de semejante movilización fueron las organizaciones comunitarias de las poblaciones indígenas campesinas aymara y quechua. Básicamente de sus asambleas han salido las decisiones de bloquear los caminos y marchar sobre Lima pese a la brutal represión. Y ha crecido el movimiento nacional de apoyo a los pueblos andinos del sur. Desde todos lados marcharon las delegaciones a “la toma de Lima”.

Las comunidades aimaras informaron que, mientras sus paisanos se encuentren en Lima, la huelga indefinida con bloqueo de vías continuará. Se irán cuando la presidenta renuncie y el Congreso se cierre.

Los oprimidos se organizan para enfrentar la mayor violencia policial y militar en décadas, desarrollan también sus propias acciones ofensivas sobre los edificios públicos, aeropuertos, organizaron colectas de dinero y de víveres para que los marchistas puedan sostenerse. Las medidas de acción directa se replican por todo el país.

La Central Única Nacional de Rondas Campesinas llamaron a la realización movilizaciones y bloqueos de vías.

Fue convocado el paro general para el jueves 19 y de hecho el país ya estaba paralizado desde dos semanas antes. La Asamblea Nacional de los Pueblos (ANP) aprobó el paro nacional y movilización para el jueves 19 de enero, en acuerdo con la Confederación General de Trabajadores del Perú. En la sede de la CGTP, representantes de las delegaciones de provincias se reafirmaron en el reclamo de dimisión de la presidenta y demandaron que no se produzca ni un muerto más.

La Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas informaba que el día 19 había 144 puntos bloqueados en las vías nacionales de 19 regiones del país, debido a bloqueos humanos o con piedras y palos que han colocado en las pistas. Cientos de camiones quedaron bloqueados en las fronteras.

Los jóvenes se sumaron a la movilización: estudiantes de la Universidad Nacional San Antonio Abad (UNSAAC) del Cusco, agrupados en la Federación Universitaria del Cusco y la Asamblea Regional del Cusco, los alumnos que tomaron de forma simbólica la puerta 3 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Grupos de estudiantes que llegaron a Lima permanecerán en las instalaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Decenas de estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano dejaron Puno y en la Capital se unieron a las otras universidades y al bloque aimara.

El gobierno prolongó el estado de emergencia en varios departamentos. Utiliza masivamente gases lacrimógenos y mete bala. Han desplegado helicópteros y aviones y desplegado el máximo de uniformados. Hay cientos de detenidos y heridos, además de los más de 50 asesinados. Culpa a la injerencia de Colombia y Bolivia, al terrorismo y al narcotráfico, para tratar de ocultar que la base de la protesta está en el empobrecimiento generalizado de la población frente al enriquecimiento de una minoría, generando aún más rechazo.

El contenido de la movilización es político, la consigna principal es la exigencia de que Dina Boluarte renuncie ya. Fue rechazado su anticipo de elecciones para 2024. Y también el rechazo al Congreso que es controlado por la derecha golpista, que se disuelva. Las masas no quieren que Boluarte sea reemplazada por las autoridades del Congreso, porque es lo mismo. Piden la renuncia de la Mesa Directiva del Congreso que preside José Williams.

Una parte de los manifestantes reclama por el expresidente que fue destituido, por la libertad de Castillo. Gran parte de los pueblos indígenas, campesinos se identifican con ese presidente que era uno de ellos, un dirigente docente de origen campesino, que ha sido boicoteado todo el tiempo por la derecha que no aceptaba su triunfo electoral y que apenas ejerció un año y medio. No se terminó de procesar políticamente el fracaso de su proyecto político que reivindicaba el “Socialismo del Siglo XXI”.

Como parte de los reclamos populares aparece en algunos sectores la Asamblea Constituyente, para derogar la Constitución que dejó Fujimori. Era parte de la plataforma con que fue elegido Castillo y fue su convocatoria a realizarla en nueve meses su último acto de gobierno.

Todos los sectores manifiestan que no existe democracia en el país y que no los van a poder acallar. Es necesario politizar esa idea, para ayudar a terminar con las ilusiones democráticas y evitar que se recreen. Lo que se está procesando es un agotamiento de las formas democrático burguesas que apenas podían encubrir una verdadera dictadura civil.

El movimiento con sus acciones se está enfrentando a esa dictadura civil que se apoya en la Constitución de 1993, en el Congreso, en los medios de comunicación, y en el aparato represivo.

* Es necesario intervenir en los movimientos para ayudarlos a entender que la única posibilidad de democratizar el país es tomando el poder político, disolviendo el Congreso y la Justicia burguesa. Que las organizaciones populares que están a la cabeza de este levantamiento deben tener como perspectiva convertirse en poder obrero y campesino. Dirigirse especialmente al proletariado minero para que intervenga activamente en esa línea. Y en este sentido es fundamental el trabajo para dividir y paralizar a las fuerzas represivas, para eliminar su poder de fuego. Es una de las enseñanzas de estas semanas de choques violentos con la represión.

Solo un gobierno que nace y se apoya en esa poderosa movilización podrá expropiar a las multinacionales, para terminar con el saqueo, expropiar los bancos y los grandes medios de producción. Esa es la única forma de garantizar la derogación de la Constitución y todos los pactos internacionales que atan al Perú y redactar una nueva, que garantice que será el nuevo Estado quien terminará con el poder de las multinacionales, con su gran propiedad, con su saqueo. La extraordinaria riqueza minera en cobre, plata, zinc, oro, estaño etc. se encuentra en la misma región andina donde se extiende la mayor pobreza.

* No puede haber una Constituyente democrática con los fusiles de las fuerzas represivas apuntando. No puede haber una Constituyente democrática mientras el poder esté en manos de un pequeño sector enriquecido que es dueño de los grandes medios de producción y de comunicación. No puede haber una Constitución democrática con este sistema de partidos que garantizan la dictadura civil.

La burguesía acorralada, con las masas enfrentado su Estado, su Congreso, su Justicia, su represión, puede adelantar las elecciones, hacer renunciar a Boluarte y convocar a una Asamblea Constituyente, para ganar tiempo, para desmovilizar, para dividir, para aislar a los sectores más radicalizados, como ocurrió en Chile. Castillo-Boluarte llegaron al gobierno con el reclamo de una nueva Constitución que reforme el Estado, democratice la política y nacionalice sectores clave de la economía, lo que es inviable en los marcos de la descomposición capitalista, de ahí su fracaso.

Insistimos es muy importante alertar sobre este peligro. En qué condiciones se puede imponer una Asamblea Constituyente, que sólo podrá realizarse con el poder obrero-campesino. Un sector de la vanguardia que protagonizó las enormes luchas de 2019 en Chile se ilusionó con la Constituyente, se frustró y desmoralizó. La Constitución Plurinacional de Bolivia también fue un engaño para preservar el Estado burgués tal como existía, con algunos maquillajes.

Los sectores de izquierda que acompañaron la experiencia de Castillo-Boluarte con su participación en el gobierno o con su voto, desde Perú y desde toda Latinoamérica, sembraron la ilusión de que podría haber transformaciones desde ese gobierno, que se podía “cambiar el modelo neoliberal”. Deben sacar todas las conclusiones de esta experiencia que se fracturó a poco de andar y terminó con la vicepresidenta al servicio directo de la derecha. No hay vías pacíficas, democráticas, institucionales, constitucionales, para resolver las demandas sociales, democráticas, políticas de la mayoría oprimida.

Hoy la burguesía en plena crisis se orienta por la respuesta represiva, endurecer la mano contra los manifestantes, impedir que lleguen a Lima, pero ¿cuánto tiempo podrá soportar el país parado?. ¿Cuánto tiempo podrá sostenerse con un Congreso impopular y con abierta intervención de las fuerzas armadas?

La clase obrera debe intervenir, tiene una extraordinaria responsabilidad histórica, no puede dejar solos a sus aliados naturales, a sus hermanos los campesinos, los indígenas. Se debe superar la desorganización, la baja sindicalización, organizarse fuertemente desde las bases, aprovechar este momento de convulsión social. Es una oportunidad de terminar con el poder oligárquico y de las transnacionales. Las masas están poniendo el ojo en las enormes riquezas que se extraen para su exclusivo beneficio. La crisis política que ya lleva varios años muestra la incapacidad de la burguesía para salir de su podredumbre, de su corrupción y entrega.

La vanguardia más consciente que interviene en estos movimientos debe ayudar a comprender que se trata de única salida, una única lucha, que debe ir hasta el final, contra la minoría que detenta el poder, contra su propiedad, para poder alcanzar la victoria. Hoy la lucha tiene un componente democrático determinante. Se debe trabajar para procesar el resquebrajamiento de las fuerzas represivas que pertenecen mayoritariamente a los pueblos originarios y se pueda ganar a un amplio sector de sus bases hacia el movimiento popular.

El POR y el Cerci pueden opinar con autoridad. No llamamos a votar por Castillo en ninguna vuelta, señalamos que su programa de conciliación con las instituciones del Estado burgués sería impracticable y terminaría en la impotencia y en manos de la derecha. Terminó rompiendo con su propio partido. El CERCI, advirtió sin ambigüedades que estaríamos frente a un nuevo gobierno burgués, no de los oprimidos, en junio del 2021. La clase obrera tiene que construir su partido revolucionario basado en la estrategia de la revolución social que instaure un gobierno obrero-campesino, de la mayoría oprimida, para poder transformar la economía poniéndola a su servicio.

Declaración del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional – CERCI

22 de Enero 2022

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