104 años de los asesinatos de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo (15 de enero de 1919)
Homenaje a los revolucionarios
En estos momentos en que la guerra en Ucrania y la escalada militar impulsada por Estados Unidos y aliados en Europa y Asia reflejan la descomposición del capitalismo y, en consecuencia, el avance de la barbarie, recordamos la lucha revolucionaria de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, asesinados por el gobierno socialdemócrata alemán, por expresar la posición marxista frente a la Primera Guerra Mundial, es decir, la guerra imperialista. Em los hechos, seguimos reconociendo el lugar de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo en la historia del marxismo y de la lucha de clases mundial. En el periódico Masas nº626 y 655, rendimos homenaje a los dos revolucionarios. Dedicamos a Liebknecht y Luxemburgo el libro «Socialismo o barbarie», publicado en enero de 2016.
Es imposible hablar de la vida y obra de estos dos marxistas sin vincularlos principalmente a Lenin. Nada mejor que el líder del Partido Bolchevique y de la Revolución Rusa para dimensionar el crimen histórico de la socialdemocracia alemana que se materializó en la eliminación física de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo.
A continuación publicamos datos biográficos y dos extractos de Lenin. Los títulos fueron: » Defensa de Liebknecht por Lenin frente a las críticas del centrista R. Grimm» y «El significado histórico del asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo».
¡Memoria eterna a los revolucionarios Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo!
(POR Brasil – MASAS nº681)
Rasgos biográficos
Karl Liebknecht
Fue un destacado militante del movimiento obrero alemán e internacional. Comenzó su vida política en el movimiento socialista como estudiante y luchó activamente contra el oportunismo y el militarismo. En el periodo de la primera Revolución Rusa (1905-1907), hizo un llamamiento a los obreros alemanes para que siguieran el ejemplo ruso. En 1912 fue elegido diputado al Reichstag. Al estallar la Primera Guerra Mundial se opuso firmemente a apoyar al gobierno alemán en la guerra imperialista y fue el único que votó en el Reiechstag contra los créditos de guerra (2 de diciembre de 1914). Fue uno de los fundadores y dirigentes de la organización revolucionaria «Unión Espartaquista». En 1916 fue condenado a prisión. Durante la Revolución de Noviembre en Alemania, junto con Rosa Luxemburgo, encabezó la vanguardia revolucionaria de los obreros alemanes. Dirigió el periódico Die Rote Fahne (La Bandera Roja) y se destacó en la organización del Partido Comunista de Alemania. Fue uno de los líderes del levantamiento obrero de Berlín en enero de 1919. El levantamiento fue aplastado y Liebknecht asesinado salvajemente por las bandas de Noske.
Valorando la lucha de Karl Liebknecht, Lenin escribió: «Este nombre es el símbolo de la lealtad de un dirigente a los intereses del proletariado y de la lealtad a la revolución socialista (…) Es el símbolo de una lucha irreconciliable contra el imperialismo no de palabra, sino de hecho…».
Rosa Luxemburgo
Fue una destacada activista del movimiento obrero internacional. Fue una de las líderes del ala izquierda de la Segunda Internacional. Comenzó su vida política revolucionaria en la segunda mitad de la década de 1880 y fue una de las fundadoras del movimiento socialdemócrata polaco, en cuyas filas luchó contra el nacionalismo. Desde 1897 militó en el movimiento socialdemócrata alemán y luchó contra el bernsteinismo y el millerismo. Participó en la primera revolución rusa. En 1907 asistió al V Congreso (Londres) del POSDR, donde apoyó a los bolcheviques. Desde el comienzo de la guerra imperialista ocupó una posición internacionalista. Fue una de las fundadoras del grupo «Internacional», que entonces se llamaba «Espartaco» y más tarde «Union Espartaco». Escribió (en prisión), bajo el seudónimo de «Junius», el panfleto «La crisis de la socialdemocracia», que Lenin comentó en su artículo «El panfleto de Junius» (julio de 1916). Tras la Revolución de Noviembre de 1918 en Alemania, participó como dirigente en el Congreso Constituyente del Partido Comunista Alemán. En enero de 1919 fue detenida y asesinada por orden del gobierno de Scheidemann.
Lenin, que la valoraba mucho, criticó más de una vez sus errores, en particular su falta de comprensión del problema nacional y de la autodeterminación. Las diferencias de opinión dieron la razón a Lenin. Lo que no disminuyó la importancia de Rosa Luxemburgo para el marxismo. El propio Lenin llegó a esta valoración del lugar de Rosa Luxemburgo en el internacionalismo proletario.
La defensa de Liebknecht por Lenin ante las críticas del centrista R. Grimm
¡Grimm apela a la claridad, la franqueza, la honestidad! ¡Muy bien! ¿Pero esas virtuosas cualidades no exigen hacer una distinción clara, franca y honesta entre las opiniones y la táctica de Liebknecht y las del centro que no deben meterse en una misma bolsa?
Estar con Liebknecht significa: 1) atacar al principal enemigo dentro del propio país; 2) desenmascarar a los socialpatriotas del propio país, y no solamente a los de otros países (…)combatirlos y no unirse a ellos, como usted lo hace, contra los radicales de izquierda; 3) criticar abiertamente, no sólo a los socialpatriotas, sino también a los socialpacifistas y a los centristas del propio país, y denunciar sus debilidades; 4) utilizar la tribuna parlamentaria para llamar al proletariado a la lucha revolucionaria, instándolo a volver sus armas contra su enemigo; 5) difundir publicaciones ilegales y organizar reuniones ilegales; 6) organizar manifestaciones proletarias como, por ejemplo, la de Potsdamer Plaiz en Berlín, donde Liebknecht fue arrestado; 7) llamar a los obreros de las fábricas militares a declararse en huelga como lo hizo el grupo Internacional con sus volantes ilegales; 8) demostrar abiertamente la necesidad de una “renovación” completa de los actuales partidos, que se limitan a una actividad reformista, y obrar como obró Liebknecht; 9) rechazar categóricamente la defensa de la patria en una guerra imperialista; 10) combatir el reformismo y el oportunismo en toda la línea, dentro del movimiento sociaídemócrata; 11) combatir en forma igualmente implacable a los dirigentes sindicales que, en todos los países, especialmente en Alemania, Inglaterra y Suiza, son la vanguardia del socialpatriotismo y del oportunismo, etc.
(Extraído das Obras Completas, Lênin, tomo XXIV, Akal Editor)
El significado histórico del Asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo
El siguiente pasaje fue extraído de la “Intervención en el II Congreso de los Sindicatos», pronunciada por Lenin el 21 de enero de 1919.
La referencia al asesinato de Liebknecht y Luxemburgo sirvió para demostrar que la democracia burguesa funciona como régimen político de la dictadura de clase de los capitalistas sobre la mayoría oprimida. Aunque Lenin hace una breve mención de la revolucionarios, tiene el valor de reflejar el significado histórico de la asesinato.
“Camaradas, el último suceso de Alemania, el brutal y traicionero asesinato de Liebknecht y Luxemburgo, no es sólo el más dramático y trágico de la revolución que comienza en Alemania. Proyecta, además, vivísima luz sobre el planteamiento de los problemas de la lucha contemporánea en las actuales tendencias de las diversas convicciones políticas y en los diversos sistemas teóricos de nuestros días. En Alemania es precisamente donde más se ha hablado, aunque sólo sea, por ejemplo, de la famosa democracia, de las consignas de democracia en general y de las consignas de independencia de la clase obrera respecto al poder del Estado. Estas consignas, que tal vez parezcan desligadas a primera vista, guardan en realidad muy estrecha conexión. Están estrechamente vinculadas porque evidencian que hasta ahora, pese a la inmensa experiencia que el proletariado ha reunido en su lucha de clase, los prejuicios pequeñoburgueses son aún muy fuertes; porque evidencian que hasta hoy la lucha de clases sólo se admite a cada paso de boca para afuera, según la expresión alemana, sin penetrar ni en la mente ni en el corazón de quienes la mencionan. En efecto, si recordamos, aunque sólo sea, el abecé de la economía política que aprendimos en El Capital de Marx, la teoría de la lucha de clases que todos aceptamos sin reservas, ¿cómo se puede hablar de democracia en general o de independencia cuando hoy se ha exacerbado y extendido tanto la lucha, cuando está claro que la revolución socialista se ha puesto al orden del día en todo el mundo y cuando eso resalta con evidencia en la práctica de los países más democráticos? Quienes piensen así demuestran que, en cuanto a la teoría de la economía política, no han comprendido una sola página de El Capital de Marx, hoy acatado sin excepción por todos los socialistas de todos los países.
Pero, en realidad, aunque acatan esa obra, ahora que casi han llegado a la lucha principal a la que condujo El Capital de Marx, abandonan esta lucha de clases y se imaginan que puede haber una democracia extraclasista o supraclasista, que la democracia en la sociedad contemporánea, mientras los capitalistas conserven su propiedad, puede ser otra, una democracia no burguesa, es decir, una dictadura burguesa disfrazada con falsos e hipócritas rótulos democráticos. Ha sido desde esa misma Alemania desde donde nos han llegado hace poco voces diciendo que allí es posible, e incluso tal vez probable, que la dictadura del proletariado no rebase el mareo de la democracia, que allí se pondrá en práctica la democracia. Ha sido allí precisamente, donde personas que tienen la pretensión de ser maestros del marxismo, personas que como Kautsky desde 1889 hasta 914 fueron los ideólogos de toda la II Internacional, han enarbolado la bandera de la democracia sin comprender que mientras la propiedad esté en manos de los capitalistas la democracia no será más que una pantalla falaz por completo de la dictadura de la burguesía; sin comprender que no puede hablarse en serio de emancipar el trabajo del yugo del capital mientras no se arranque esa falaz pantalla, mientras no planteemos el problema como siempre nos enseñó Marx, como nos han enseñado plantearlo la lucha cotidiana del proletariado, cada huelga y cada enconamiento de la lucha sindical: que mientras la propiedad siga estando en manos de los capitalistas, toda democracia será sólo una pantalla falaz de la dictadura de la burguesía. Todo lo que se diga del sufragio universal, de la voluntad de todo el pueblo, de la igualdad de los electores será un burdo engaño, porque no puede haber igualdad entre los explotadores y los explotados, entre los dueños del capital y la propiedad y los modernos esclavos asalariados.
(Extraído das Obras Completas, Lênin, Progreso Editorial)