¡Ni un arma para la OTAN! ¡Fuera la OTAN de Argentina! ¡Fuera de América Latina!

La OTAN presiona a los países de América latina para enviar armas a Ucrania, especialmente si son de fabricación rusa, ya que estiman que los sistemas de armas de origen ruso que se utilizan actualmente en América Central y del Sur podrían ser utilizados por el ejército ucraniano casi de inmediato.

La Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, el 19 de enero, admitió en una conferencia del Atlantic Council que el Pentágono estaba en negociaciones con seis gobiernos latinoamericanos para la transferencia de armas. (Habría siete gobiernos con reservas de armamento soviético o de fabricación rusa: Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, México, Uruguay y Argentina). El presidente Gustavo Petro no aceptó la propuesta y afirmó que “ningún arma rusa, aun inservible en nuestra tierra, será usada en el conflicto ruso”. Aparentemente ha habido otras respuestas negativas.

La reciente gira del canciller alemán Scholz por varios países de América Latina tuvo el mismo mensaje: tratar de involucrar a la región en el apoyo a la guerra de la OTAN.

EE.UU. y la OTAN buscan prolongar la guerra para provocar el mayor daño a Rusia y Europa y terminar de destrozar a Ucrania que es utilizada como carne de cañón. Biden ha dicho con todo cinismo que “lucharemos hasta el último soldado de Ucrania”. El enfrentamiento de la OTAN sufre una nueva escalada de importantes proporciones con la promesa de envío a territorio ucraniano de tanques Leopard II, de origen alemán, y, M1 Abrams, de fabricación estadounidense.

La jugada de la OTAN pretende abastecer con armamento a Ucrania, desplazar a Rusia del mercado de armas regional y al mismo tiempo provocar una división y conflictos entre nuestros países. Para aislar más a Rusia y para fortalecer el cerco internacional.

La maniobra es ofrecer a determinados gobiernos un negocio: desprenderse de ese material bélico para reemplazarlo por armas y vehículos militares fabricados en los Estados Unidos, en una política de compensación que, justamente, apunta a desplazar la presencia militar rusa en la región. Negocio para EE.UU. y los consorcios militares.

Nunca olvidaremos el papel de la OTAN para sostener la intervención de Inglaterra en la guerra de Malvinas. Son responsables de la muerte de nuestros soldados. Son los enemigos declarados e irreconciliables de nuestro país y de toda Latinoamérica.

Rechazamos su presencia militar en Malvinas y en el Atlántico Sur. No queremos sus armas y sus mercenarios en nuestro territorio. No queremos que ni un arma ni una munición salga de estas tierras para alimentar su guerra.

 

(nota de MASAS nº430)

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