Para el gobierno y la burocracia sindical los trabajadores no registrados no son trabajadores, ni personas

En todos sus discursos hablan de que los trabajadores empatan la inflación, se acercan bastante o la superan por algún puntito. Como si el gran objetivo de los trabajadores fuera apenas mantener el poder adquisitivo, que no se siga deteriorando, aunque sea en un nivel miserable.

Los trabajadores registrados lograron un alza nominal del 95,8% en el año, que se acercó a la inflación anual, pero no a la inflación de alimentos que subió mucho más.

Ninguno se atreve a hablar y publicar qué salarios se acuerdan en cada actividad, porque la gran mayoría de los convenios quedan cada vez más lejos de lo que cuesta la canasta familiar, que hoy no baja de $320.000. Siempre hablan de porcentajes.

Ninguno menciona cuánto ha retrocedido el salario desde el 2016 y cuánto retrocedió en los últimos 3 años.

Ninguno se atreve a convocar a asambleas en sus gremios para debatir qué salario mínimo hay que exigir, cómo defendemos las condiciones de trabajo, para aprobar los convenios que se firman.

Y menos que menos hacen referencia a los millones de trabajadores precarizados, no registrados, monotributistas, en negro, como si no existieran.

Ese sector privado, no registrado, que abarca a más de un tercio de los trabajadores, tuvo un ajuste salarial del 65,4%, lo que revela una brutal caída de su poder adquisitivo. No sólo sus salarios son menores a los de los trabajadores registrados sino que además es como si hubieran trabajado casi 4 meses en el año gratis. En el año 2021 también los salarios perdieron contra la inflación en más del 10%.

Estos datos surgen de las estadísticas del Gobierno. O sea, todos conocen perfectamente cómo están saqueando los bolsillos de los más empobrecidos.

Cuando nos dicen que se ha creado empleo, que estamos en “el nivel más elevado de empleo desde 2009”, no se atreven a decir que el empleo que se crea es precario, de la peor calidad, con salarios de pobreza.

El salario mínimo igual a la canasta familiar para la totalidad de los trabajadores sólo puede ser impuesto por medio de una lucha generalizada de la clase obrera contra el gobierno patronal y las patronales. Por medio de un plan de lucha que desemboque en una huelga general. No hay otro camino. Los pactos de la burocracia con las patronales y el gobierno, con sus mesas de negociación son para destruir los salarios. Son mesas de traición, dónde se entregan nuestros derechos más vitales.

La burocracia ha desnaturalizado completamente el papel de los sindicatos, la necesidad de incorporar a los trabajadores desocupados a la lucha, la necesidad de ser solidarios con los sectores más débiles de la economía, o menos organizados. Su grado de integración a los gobiernos, al Estado, ha avanzado al mismo paso que la descomposición capitalista. Todos huelen a podrido. En la lucha por defender los salarios y las condiciones de trabajo, por terminar con todas las formas de precarización, barreremos con toda esa inmundicia y podremos a los mejores activistas, a los mejores luchadores, a los mejores organizadores, que representen nuestros intereses de clase, así iremos forjando la nueva dirección que necesita el movimiento obrero.

La clase obrera necesita independizarse políticamente de los gobiernos, de los partidos patronales, de la burocracia sindical. ¡Basta de garantizarle la gobernabilidad al gobierno fondomontarista! ¡Basta de ajustes y más ajustes contra los oprimidos!

 

(nota de MASAS nº430)

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